El modelo de Iglesia que algunos quieren ya existe, pero no en el catolicismo
Como ya ocurrió cuando murió Juan Pablo II, el progresismo eclesial aprovecha el interim entre un Papa y el siguiente para repetir las consignas que llevan proponiendo para la Iglesia desde el post-concilio. Al mismo tiempo, indican quién o quiénes de entre los cardenales es su favorito para ocupar la Sede Apostólica, la Cátedra de San Pedro. Pero, curiosamente, quieren como Papa a una persona que vaciaría de sentido el papado. En realidad lo que piden es una especie de “papa” a la ortodoxa. Un “primus inter pares” que hiciera de notario de la voluntad democrática del resto de la Iglesia. Y cuando digo del resto de la Iglesia, no me refiero solo al resto de obispos, sino también a la totalidad de los fieles.
Es decir, quieren una Iglesia que sea una especie de copia de los sistemas democráticos liberales, donde prácticamente todo sea votable, discutible, reformable, etc. Por supuesto, los pogre-eclesiales se creen representativos del sentir mayoritario de los fieles. Un ejemplo notable lo tenemos en el director de Religión Digital y columnista habitual de asuntos religiosos de El Mundo, José Manuel Vidal. En su último artículo leemos: