No le parece mal ser madre sin casarse
Una periodista y un portero de fútbol españoles están esperando su primer hijo. Bonita noticia, sin duda. Un nuevo ser está ya en este mundo, esperando a crecer cómodamente en el seno de su madre hasta que llegue el día en que pueda ver la luz. El caso es que tanto su madre como su padre llevan viviendo unos cuantos años juntos pero han decidido que eso de casarse no va, al menos por ahora, con ellos.
Según se puede leer en un periódico de difusión nacional en España, la periodista llevaba un tiempo comentando a su círculo más cercano que no le parecía mal la idea de ser madre sin estar casada: “Esta de moda en la sociedad de hoy en día tener hijos sin que las parejas estén previamente casadas“, afirma.
Y ciertamente, en esta sociedad paganizada y apóstata, que ha renunciado mayoritariamente a las raíces cristianas de sus antepasados -y no me refiero a los de hace varias generaciones sino incluso a los que todavía viven-, lo de tener hijos sin casarse es “lo más normal del mundo“.
Algunos, mayormente católicos, pensamos que es cosa buena que los niños nazcan en familias asentadas, con unos padres unidos con la sana intención de no separarse hasta que la muerte les separe. Lo creemos porque nuestro Señor Jesucristo reveló que esa, y no otra, es la voluntad de Dios. Y además, es evidente que la estabilidad es buena para la salud psicológica de los pequeños, que son siempre las únicas víctimas realmente inocentes en caso de separación de sus progenitores. Con esto no digo que dichos progenitores, sea uno o el otro, no lleguen a ser víctimas igual de inocentes. Al fin y al cabo, la ley de divorcio en España no es otra cosa que una ley de repudio, en la cual uno de los cónyuges puede decidir dejar al otro simplemente porque le da la gana.