A los que nos dedicamos a defender públicamente la fe de la Iglesia, sea en blogs, artículos en prensa, redes sociales, etc, nos es de mucha ayuda la iniciativa llevada a cabo por la Conferencia Episcopal Española, consistente en publicar en su web una colección de textos -algunos magisteriales- sobre la cuestión de los divorciados vueltos a casar.
Ruego se me disculpe por esta digresión personal, pero aunque muchos de esos documentos los he citado con anterioridad en mis numerosos posts sobre esa materia, otros los desconocía por completo. Con lo cual, los obispos españoles han puesto en mis manos más material para poder ser testigo público de la enseñanza de la Iglesia. Se lo agradezco de corazón.
En InfoCatólica hemos podido saber que la idea partió de Roma (*). Concretamente de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Fue dicho dicasterio quien sugirió a la CEE la posibilidad de hacer algo así. Y en Añastro tomaron nota rápidamente y se pusieron manos a la obra. Les ha quedado perfecto.
A mí me parece altamente significativo que Doctrina de la Fe sea quien esté detrás de la iniciativa. Aunque, en realidad, no tendría por qué tener nada de particular que el dicasterio que se encarga de velar y promover la fe pida a una conferencia episcopal contribuya a esa labor en el país al que pertenece. Estamos ante un tema, el de los divorciados vueltos a casar, sobre el que el magisterio se ha pronunciado de manera unánime e inequívoca en los últimos pontificados, en conformidad con la Escritura y la Tradición. Dado que hay un debate sobre la posibilidad de que esos fieles puedan acceder a la comunión, no se me ocurre una manera mejor de contribuir al mismo que indicando cuál es la fe de la Iglesia sobre ese asunto. Cualquier hijo de la Iglesia sabe que en dicho magisterio hay una guía segura para la formación de su conciencia y que marca los lindes de cualquier acción pastoral.
Aun así, sería injusto reducir la cuestión de los divorciados vueltos a casar a saber si pueden o no comulgar. En los textos ofrecidos hay mucha caridad pastoral hacia ellos. Se les pide que acudan a Misa, recen y busquen la voluntad de Dios para sus vidas. La Iglesia ha de procurar siempre el bien espiritual de sus hijos. Y no hay mayor bien que la salvación, de la cual están excluidos los que mueren en pecado mortal. Por eso, nunca será mucho todo lo que desde la Iglesia se pueda hacer para iluminar las conciencias de quienes objetivamente viven en una situación de adulterio -así lo llama Cristo, no se me enfade nadie-, de cara a que puedan arrepentirse y recibir el perdón de Dios.
Luis Fernando Pérez Bustamante
(*) No tenemos mérito alguno en saber eso. Resulta que así se está publicando en varias webs de diócesis españolas. Por ejemplo:
http://www.pastoralsantiago.org/2014/04/cuestion-de-los-fieles-divorciados-y.html
Y
http://www.obispadoalcala.org/pastoraldivorciados.html