18.03.15

De burras parlantes y reyes paganos al servicio de Dios

El capítulo 22 del libro de Números nos cuenta una historia la mar de curiosa -ya me perdonarán los bultmanianos, pero yo me la creo-, cuyos protagonistas son Balaam y su burra. Un tal Balac había visto lo que los israelitas habían hecho a los amorreos y no se le ocurrió mejor cosa, para evitar que a su gente le ocurriera lo mismo, que enviar a Balaam a maldecir a Israel. Se supone que el tal Balaam era considerado una especie de profeta y hete aquí que Dios mismo se le apareció para decirle que no osara hacer lo que se le había pedido.

Camino iba Balaam de visitar a los reyes de Moab, cuando ocurrió esto:

Se encendió la ira de Dios por su marcha, y un ángel del Señor se plantó en su camino en actitud hostil. Él cabalgaba sobre su burra, e iban con él dos muchachos. La burra vio al ángel del Señor firme en el camino con una espada desenvainada en su mano. La burra se apartó del camino y tiró por el campo. Balaam golpeó a la burra para que volviera al camino.

El ángel del Señor estaba firme en el sendero entre viñas con una cerca a cada lado. La burra vio al ángel del Señor y se arrimó a la tapia, y apretó la pierna de Balaam contra la tapia, y éste volvió a golpearla.

El ángel del Señor se interpuso de nuevo situándose en un sitio estrecho que no dejaba lugar ni a derecha ni a izquierda. La burra vio al ángel del Señor y se echó al suelo debajo de Balaam. Se encendió la ira de Balaam y golpeó a la burra con el bastón.
El Señor abrió la boca de la burra que dijo a Balaam:

-¿Qué te he hecho para que me hayas golpeado ya tres veces?

Balaam replicó a la burra:

-Porque te estás burlando de mí; ¡ojalá tuviera una espada en mi mano; ahora mismo te mataría!.

Pero la burra contestó a Balaam:

-¿No soy yo tu burra, sobre la que has montado siempre hasta el día de hoy? ¿Solía portarme así?

Y él dijo:

-No.

El Señor abrió los ojos a Balaam que vio al ángel del Señor plantado en el camino con su espada desenvainada en la mano; Balaam se inclinó y se postró sobre su rostro. El ángel del Señor le dijo:

-¿Por qué ya le has pegado a tu burra tres veces? He salido para hacerte frente porque vas por mal camino oponiéndote a mí.

La burra me ha visto y ya se ha apartado de mí tres veces. Si no se hubiera apartado de mí yo ya te habría matado, mientras que a ella la habría dejado vivir.

Balaam replicó al ángel del Señor:

-He pecado, pero no sabía que tú estabas dispuesto para hacerme frente en el camino; sin embargo, puesto que te parece mal, ahora me volveré.

El ángel del Señor dijo a Balaam:

-Vete con estos hombres, pero dirás sólo las palabras que yo te diga. Y marchó Balaam con los príncipes de Balac.

(Num 22,22-34)

Como ven ustedes, el Señor es capaz incluso de hacer hablar a una burra con tal de que se cumpla su voluntad. Algunos habrán que dirán que el pasaje es mitológico, que eso no hay quien se lo crea, etc. Yo más bien pienso que quien crea la materia de la nada, devuelve la vista a los ciegos, hace levantarse a los paralíticos y resucitar a los muertos, puede hacer hablar incluso a un oso hormiguero.

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17.03.15

El PP y la estrategia del cuco

Existe una especie de ave, cuculus canorus, conocida como cuco común, que tiene la peculiar costumbre de poner sus huevos en los nidos ajenos de otras especies. Cito de la web Animaletes:

El huevo del cuco será sino igual, muy parecido en color, tamaño y forma a los huevos del ave huésped (imagen). A veces son tan iguales que ni los más expertos ornitólogos saben diferenciarlos. Luego, como todos los huevos son iguales, los pájaros huésped, encubarán y cuidarán del estado del huevo que no es el suyo, sino el del cuco.

Pero el plan del cuco no acaba ahí, una vez los huevos eclosionan (normalmente el del cuco es el primero) el pollito del cuco no para hasta deshacerse de todos los demás huevos, ya sea empujándolos hasta tirarlos del nido o dando picotazos hasta que acaba con ellos. De esa manera consigue que el alimento que traen los padres, los pájaros huéspedes, sea únicamente para él. Engañados, los pájaros huéspedes alimentan al único que no es su hijo sino el del cuco, y además, es el asesino de los hijos muertos.

En esta otra imagen se puede ver como el cuco, mucho más grande que sus padres adoptivos, sigue siendo alimentados por estos.

Esa es exactamente la estrategia del Partido Popular en muchas áreas de su acción política. Deberían cambiar el símbolo de la gaviota por el cuco, que refleja mucho mejor su naturaleza. Por ejemplo, siendo de naturaleza abiertamente abortista, es capaz de colocar algunos de sus huevos en el movimiento provida. A pesar de que han engañado a su electorado no retirando la ley que consagra el aborto como un derecho, y a pesar de que han asumido el “matrimonio” homosexual, tienen la desvergüenza de asomar en una manifestación provida y decir, ante los micrófonos de 13TV, ese canal de la CEE al servicio de Génova, que hay que votarles porque ellos son los que defienden la familia y la vida. Eso afirmó el alcalde pepero de Boadilla el pasado sábado, en la retransmisión que la televisión de los obipos hizo de la Marcha por la vida. Una manifestación en la que participó también Esperanza Aguirre, esa mujer que siendo presidenta de la comunidad autónoma de Madrid consintió que se financiara con dinero público decenas de miles de abortos.

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11.03.15

El síndrome de Herodías

San Juan Bautista, el mayor profeta del Antiguo pacto, no era un hombre que se dejara impresionar por los poderosos. Si tenía que decirle a un rey que era pecador, se lo decía claramente. Eso fue lo que le costó la vida. Leemos el evangelio de Marcos:

En efecto, el propio Herodes había mandado apresar a Juan y le había encadenado en la cárcel a causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo; porque se había casado con ella y Juan le decía a Herodes: «No te es lícito tener a la mujer de tu hermano».
Herodías le odiaba y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes tenía miedo de Juan, ya que se daba cuenta de que era un hombre justo y santo. Y le protegía y al oírlo le entraban muchas dudas; y le escuchaba con gusto.

Mc 6,17-21

Vemos al profeta señalando el pecado de Herodes sin rodeos. Vemos a Herodías odiando al profeta por decir la verdad. Y vemos al rey que, aunque le detuvo, reconocía la santidad de san Juan y admitía en cierta manera que le señalara su condición pecaminosa, aunque sin intención real de arrepentirse

Como demuestran las reacciones a la campaña de los obispos polacos contra el amancebamiento, veinte siglos después todo sigue igual. La Iglesia tiene el deber de señalar lo que es pecado. Es más, por mucho que a los buenistas les desagrade, Jesucristo dejó bien claro que esa es la primera tarea del Espíritu Santo:

Y cuando venga Él, acusará al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

Jn 16,8

¿Qué ocurre cuando la Iglesia hace tal cosa? Que muchos reaccionan como Herodías y otros como Herodes. Los primeros odian a aquellos pastores -también seglares- que osen recordar que es pecado aquello que lo es. Los segundos reconocen que hay verdad en esa “acusación” pero siguen viviendo alejados de Dios. Hay un tercer tipo de personas que rizan el rizo, negando que es pecado aquello que lo es, a las que cabe aplicar las siguientes palabras de Cristo:

Si fuerais ciegos no tendríais pecado, pero ahora decís: «Nosotros vemos»; por eso vuestro pecado permanece. 

Jn 9,41

¿Cómo acabó la cosa entre Herodes, Herodías y el profeta?:

Cuando llegó un día propicio, en el que Herodes por su cumpleaños dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea, entró la hija de la propia Herodías, bailó y gustó a Herodes y a los que con él estaban a la mesa. Le dijo el rey a la muchacha: -Pídeme lo que quieras y te lo daré. Y le juró varias veces: -Cualquier cosa que me pidas te daré, aunque sea la mitad de mi reino.
Y, saliendo, le dijo a su madre: -¿Qué le pido? -La cabeza de Juan el Bautista -contestó ella. Y al instante, entrando deprisa donde estaba el rey, le pidió: -Quiero que enseguida me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.
El rey se entristeció, pero por el juramento y por los comensales no quiso contrariarla. Y enseguida el rey envió a un verdugo con la orden de traer su cabeza. Éste se marchó, lo decapitó en la cárcel  y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha y la muchacha la entregó a su madre.

Mc 6,21-28

Como ven ustedes, a pesar de saber que el profeta era santo, Herodes acabó cediendo y entregando su cabeza en una bandeja. Eso también ocurre hoy. Antes o después, se produce un pacto entre los Herodes y las Herodías modernos, y buscan decapitar a los cristianos fieles al Señor. Una decapitación que no tiene por qué ser física sino social, política… e incluso, hay que decirlo, eclesial en no pocas ocasiones.

¿Ejemplos de la decapitación sociopolítica? Lo vemos en el tema del aborto, el “matrimonio” homosexual, la eutanasia, etc. Quienes alzan la voz diciendo “eso es un pecado” e incluso “un crimen", son presentados como enemigos de la sociedad, como fundamentalistas a los que hay que tratar como apestados. Durante un tiempo se tolera más o menos su existencia. Pero antes o después, se usa contra ellos la guillotina ilustrada de los medios de comunicación laicistas y acaban apareciendo leyes que buscan criminalizarlos en nombre de una falsa tolerancia.

En todo caso, no cabe esperar otra actuación del mundo que rechaza el evangelio. Mucho más grave, y condenable, es el proceder de quienes dicen ser de Cristo y actúan como el rey y su amante asesinos. Si hoy alguien osa decir que el adulterio y la fornicación son pecado, que el uso de anticonceptivos también lo es, que no acudir a Misa dominical idem, etc, se encontrará dentro de la propia Iglesia con paladines del odio y cruzados de la tibieza. Los primeros actúan como el Sanedrín ante las palabras de San Esteban, primer mártir cristiano.

Al oír esto ardían de ira en sus corazones y rechinaban los dientes contra él.

Hech 7,54

Otros, como Félix, prefecto romano:

Al hablar Pablo de la justicia, la continencia y el juicio futuro, Félix le respondió aterrorizado: -Por ahora puedes retirarte. Te haré llamar cuando surja una ocasión propicia.

Hech 24,25

Y si no fuera porque Cristo ha prometido que las puertas del Hades no prevalecerán, den ustedes por seguro que paladines de la apostasía y cruzados de la falsa misericordia, esa que deja al pecador en sus pecados, se aliarían y decapitarían a quienes profesan verdaderamente la fe católica. Derrotarían, si les fuera posible, a los que, aunque pecadores, se ponen en manos de la gracia divina para caminar el sendero de la santidad, a quienes aman tanto las almas que no están dispuestos a dejar de ser testigos eficaces del evangelio y del Dios que los ha sacado de las tinieblas a su luz admirable.

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10.03.15

La Iglesia en Polonia vuelve a dar una lección

Ante la tibieza generalizada de buena parte de las iglesias en Europa, por no hablar de las que están en pleno proceso de apostasía -p.e, diócesis alemanas-, la Conferencia Episcopal de Polonia ha decidido que va a ser fiel a todo lo que representó San Juan Pablo II, gran papa santo polaco. 

Y para ello ha lanzado una campaña en vallas publicitarias en las que aparecen tres palabras prohibidas por la dictadura del laicismo y el lenguaje políticamente correcto que hoy impera en Europa Occidental: concubinato, adulterio, pecado. Es posible que el adulterio no aparezca tal cual pero sin duda es también objeto de la campaña.

La Iglesia en Polonia se limita a recordar que amancebarse sin casarse es pecado. Y que el adultero también lo es. A partir de ahí, que cada cual decida cómo viveComo bien explica Juanjo Romero, la reacción de los que odian la verdad ha sido la esperada. No les ha gustado que se llame a las cosas por su nombre.

Lo más cercano que hemos tenido en España fue la campaña “propóntelo, propónselo” de la Conferencia Episcopal, en respuesta a la campaña institucional “póntelo, pónselo". Lo que había que ponerse era el preservativo para evitar el Sida. En todo, caso, no recuerdo que en aquella campaña los obispos españoles usaran la palabra pecado.

Es curioso que quienes niegan la validez de la moral evangélica reaccionen tan mal cuando la misma se expone públicamente. Yo no creo en la reencarnación ni en el carácter sagrado de las vacas, pero me importa un pimiento que alguien haga campaña a favor de semejantes ideas y seguiré comiendo filetes de ternera cada vez que me los pongan en la mesa.

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8.03.15

De la abundancia del corazón, habla la boca

El hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el malo de su mal saca lo malo: porque de la abundancia del corazón habla su boca.

Lucas 6,45

Ese principio establecido por Cristo es una realidad fácilmente comprobable en la vida diaria. Es imposible que una persona llena de maldad tenga un discurso bueno. Y a su vez, quienes tienen el alma llena del amor de Dios, hablarán las cosas del Señor para mayor gloria suya. Entre ambos extremos hay un amplio rango de situaciones y comportamientos. 

En la primera lectura de la Misa de hoy se nos dan lo Diez Mandamientos, guía segura para el pueblo de Dios, que Cristo resumió en dos: amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. El mismo Dios que liberó a Israel de la esclavitud de Egipto es quien hoy quiere conceder a su pueblo la liberación de la esclavitud del pecado y del sometimiento al espíritu de un mundo que sigue sirviendo a Satanás. 

Si somos liberados del espíritu mundano, necesariamente deberemos hablar el lenguaje de Dios y no el del mundo. Pero tal cosa no la podremos hacer si el Espíritu Santo no empapa nuestras almas de la gracia divina. Solo de esa manera podremos cumplir los mandamientos de Dios -y de paso los de la Iglesia- de corazón, no de forma meramente externa. La diferencia entre el hijo y el esclavo es que aquel sirve al padre por amor y el último lo hace por imposición. Si cumplimos los preceptos divinos por mera inercia, porque nos viene impuesto, no alcanzamos la esencia de aquello que Dios quiere para nosotros. Y aun así, es mejor cumplir los mandamientos y preceptos de la ley de Dios que rebelarse contra ellos. Antes o después, quien por gracia es fiel a la ley por ser ley -poquísimos hoy-, recibirá la gracia de ser fiel a la ley por puro amor al Autor de la ley. Y, por supuesto, se engaña quien dice que ama a Dios y no cumple sus mandamientos.

Para saber cuál es el estado de salud espiritual del pueblo de Dios hay dos termómetros imprescindibles: su forma de rendir culto al Señor y su forma de servir a los más necesitados. Y por ese orden, además. 

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