España solo necesita una cosa
Bruno escribió ayer un magnífico post en el que relata la situación catastrófica del matrimonio en España y las consecuencias que ha traído esa plaga a la sociedad. Se podría escribir otro artículo parecido sobre el aborto, sobre la crisis de la educación, sobre la corrupción política, sobre etc.
La clave para entender lo que está pasando es analizar la raíz del problema. Y vale tanto para esta nación como para otras naciones de nuestro entorno o de cualquier otro lugar del mundo donde pase algo parecido. Lo explica muy bien la Escritura. Por ejemplo, San Pablo:
Pues, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como Dios ni le dieron gracias; todo lo contrario, se ofuscaron en sus razonamientos, de tal modo que su corazón insensato quedó envuelto en tinieblas. Alardeando de sabios, resultaron ser necios
Rom 1,21-22
¿Qué consecuencias tiene ese abandono de Dios?:
Y, como no juzgaron conveniente prestar reconocimiento a Dios, los entregó Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene: llenos de toda clase de injusticia, maldad, codicia, malignidad; henchidos de envidias, de homicidios, discordias, fraudes, perversiones; difamadores, calumniadores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, crueles, despiadados; los cuales, aunque conocían el veredicto de Dios según el cual los que hacen estas cosas son dignos de muerte, no solo las practican sino que incluso aprueban a los que las hacen.
Rom 1,28-32
Obviamente no todos los españoles merecen esos calificativos. Ni siquiera los que han tirado la fe que heredaron de sus padres al cubo de la basura. Pero sin duda todas esas maldades están hoy mucho más presentes que hace tan solo 50 años.