Vamos a prender fuego España
Llevamos unos días en que la izquierda política y eclesial está revolucionada. El presidente de los alcaldes españoles, Pedro Castro, que ya era alcalde de mi queridísimo Getafe cuando yo no me tenía que afeitar cada mañana -y tengo 40 años-, llamó “tonto los cojones” a todo aquel que vota a la derecha en este país. Un diputado de ERC va pidiendo por ahí la muerte del Borbón, aunque luego ha aclarado que se refería a un Borbón ya muerto, lo cual, sinceramente, no deja de ser una giliflautez ya que sólo puede desearse la muerte de quien está vivo. Como prueba de que el mal no es sólo cuestión de políticos, señalaré el caso de un blogger inane, afiliado de UPyD -ojo Rosa, con lo que se te mete en el partido- y pretendidamente católico, que ha afirmado no extrañarse de que se queme alguna iglesia porque “durante la legislatura anterior de Zapatero, e incluso la de Aznar, se pudo ver como algunos obispos se dedicaron expresamente a insultar a múltiples sectores sociales". Este argumento me recuerda mucho al que tiene lugar dentro de ese lugar podrido llamado “conciencia de un batasuno", que cuando se encuentra ante el asesinato de un vecino responde con un “algo habrá hecho". De hecho, cuando los republicanos quemaron iglesias el siglo pasado, seguramente usaron un razonamiento muy similar.
A Dios gracias en España no ha asomado todavía una extrema derecha que dé cumplida respuesta a tanta provocación absurda. La legislatura pasada fue una demostración constante de que la derecha social sabe movilizarse de forma absolutamente pacífica. Y cuando lo hicieron los cristianos, que les guste o no a muchos, son la mayor parte de esa derecha social, su comportamiento fue si cabe aún más ejemplar. Pero precisamente eso es lo que preocupa tanto a los enemigos de la fe como a los tibios, que no tienen otra cosa que hacer que llamar talibanes a los que buscamos que la Iglesia cumpla su papel profético de anuncio del evangelio, con denuncia del mal y ofrecimiento del bien en Cristo. El mero hecho de que el cardenal Rouco haya vuelto a convocar a las familias cristianas, les altera los nervios. Ya me dirán ustedes en qué puede molestar a nadie que los católicos celebren una misa multitudinaria en Madrid el próximo 28 de diciembre. No se romperá ningún cristal, no se quemará ninguna tienda, no se producirá ninguna estampida para tomar por la fuerza el Parlamento. Todo lo que allá ocurrirá será un acto de adoración a Dios en el que muy probablemente se denunciará el Holocausto del aborto y se reivindicará la vida y la familia natural contra la cultura de la muerte y su correspondiente ingeniería social.
El único incendio que los cristianos podemos provocar es el que se produce por el fuego del Espíritu Santo. Contra Él, no hay bombero que pueda hacer nada. Ojalá el país entero se incendiara de arriba abajo con un nuevo Pentecostés. Si de mí dependiera, el día 28 pediría exactamente eso: “Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor". España se dirige hacia una crisis económica espantosa que va a ser reflejo vivo de su horrenda crisis moral, y ahora más que nunca será necesario que los cristianos sean antorchas vivas que iluminen a los alejados para que puedan retornar, o llegar por primera vez, al evangelio. Hace falta un derramamiento de dones en corazones dispuestos a dar testimonio de la fe, a ser testigos de Cristo en medio de un pueblo que, mayoritariamente, ha dado la espalda a Dios. Ojalá el próximo 28 de diciembre sea el principio de un cambio auténtico en nuestro país. Un cambio que no puede llegar de una clase política aburguesada y alejada de la base social que todavía la vota. Nosotros, los cristianos, somos la única levadura santa que puede leudar positivamente la masa de España. Pero hace falta que nos lo creamos y que nos pongamos manos a la obra. Orad en el Espíritu para que así sea.
Luis Fernando Pérez Bustamante
11 comentarios
No se podria celebrar, en todas las ciudades de España, una Santa Misa por las mismas intenciones, en alguna parroquia significativa, ese mismo dia ?
Hay que hacer presente a Dios en nuestra vida de fe a través de los sacramentos, en nuestra familia, con nuestros amigos y en nuestro trabajo, donde nuestros silencios y nuestro trabajo es tan increíblemente sonoro.
¡Vamos!
Vamos a vivir nuestra vida de fe con alegría. Que la alegría que procede del nacimiento de Dios se extienda por allí donde pasemos.
Tenemos que ser los solucionalotodo silenciosos. Da igual si usamos cianocrilato para pegar el juguete de un niño, si recomendamos eupeptina para acabar con el estreñimiento del bebé del vecino, si recomendamos un portátil en oferta, si llevamos a casa a ese familiar para que no tenga que tomar el autobús, o si le regalamos un frasco de colonia -o unas flores, o un quilo de panceta- a un ser amado.
El caso es mostrar a los hijos de Dios que su Padre les ama.
¡Vamos! ¡No hay tiempo que perder!
Un saludo.
Muy de acuerdo con tu comentario. Y como no voy a poder estar el día 28 en Madrid por encontrarme en la Ciudad Eterna, elevaré mis oraciones frente a la tumba de Pedro por todas las familias del mundo, base indiscutible de la sociedad.
Sin embargo hay una frase con la que, a falta de contar con datos estadísticos correctos, puedo decir que es parcialmente inexacta o incompleta. Dices que la derecha social es en su mayoría cristiana. Cierto. Pero no podemos olvidar que hay mucha gente que se declara católica, pero luego vota al PSOE. Más de los que pensamos.
Esa tibieza en la vida, derivada de la cultura de la subvención característica de España, es uno de los problemas por los cuales la sociedad no termina de alzar su voz contra, por ejemplo, el crimen del aborto.
San Josemaría nos pidió que en todos los aspectos de nuestra vida (trabajo, ammigos, familia, etc.) mostrasemos que somos la llama viva de Cristo. Alcemos nuestra voz y hagámonos notar.
+ Que Dios te bendiga
Pero vayamos al fondo del asunto: El centro de gravedad que ilumina la vida de las personas ha sido desplazado por la Modernidad desde la fe y la salvación a las regiones del interés y del placer. En otras palabras, el Mundo ha sacado a Dios de la pista a coces. Pero, claro, la cosa no acaba ahí: muerto Dios, vienen después las cavilaciones para matar al hombre y hasta al mismo mundo mataremos. Y en ésas estamos, en este inquietante proceso dirigido a la aniquilación del hombre del que no debe quedar ni memoria siquiera; pero ni memoria de que, en otros tiempos, fue levantado ese mismo hombre en su dignidad más alta.
Sin embargo creo que a Dios le debemos todavía cierto respeto. Y, como se pregunta cierto personaje de Dostoievski, "Si Dios no existe ¿soy yo capitán?", es decir, ¿soy algo? en términos ontológicos. Pues el peso del hombre es nada si Dios no gravita sobre su centro.
¿Y qué haremos? Pues seguiremos adelante, entre la niebla y el humo de mil batallas, cociendo el pan de cada día, y esto todas las mañanas. "Mortuus et sepultus est" se dice en el Credo a propósito del Viernes Santo. Y esto es, como dice Tillich, algo muy serio. Y luego vendrá el "Resurrexit tertia die". Pero todavía no es el tercer día, todavía no, y, al cabo, lo que tiene que hacer el creyente es acompañar al hombre de hoy, agnóstico o ateo. Y acompañar sólo quiere decir acompañar, pero nada menos que acompañar: en el mismo camino, en la misma nave, bajo la misma noche.
"...buscaban... apoderarse de Él con engaño y darle muerte, porque decían: No en la fiesta, no sea que se alborote el pueblo".
Pero no deja de ser un halago. De alguna forma lo comparas con el histórico ABC que, incluso con Zarzalejos en la dirección, siempre ha sido incomparablemente más ecuánime.
De la celebración de la Sagrada Familia del año pasado a la de este año mi familia ha aumentado de dos a tres miembros, por lo cual doy gracias al Señor.
Ya han echao a Schuster. Juande no me mola. Yo soy mu blanco mu blanco, LF, pero espero que les metais cinco al Olympique.
El proceso que aquí se ha descrito, (eliminar a Dios para alcanzar la muerte del hombre) tiene una sola cabeza pensante: Satanás. El que luego haya muchos destructores solo es un reflejo de la cantidad de gente que ha caido en su trampa. Esperemos que el testimonio de los que nos queremos llamar cristianos saque de esa trampa a muchos, y que puedan, también ellos, sí, alcanzar la salvación. No buscamos condenar, sino abrir el cielo a quienes rechazan al único Salvador.
Shalom
Dios no es amigo de casualidades, cuando elige fechas lo hace a conciencia. Nos está llamando a luchar por la familia y por la vida de los inocentes de hoy al mismo tiempo. El lema de la celebración muy bien podría ser: Por la familia, contra el aborto.
Seguramente por eso están tan enrabietados los nazis de hoy en día (de Gallardón a Tardá, pasando por ZP, Pedro Castro y compañía). Porque si se acaba el negocio del aborto y similares (llámese sexo seguro, planificación familiar, píldora del día después, del día antes, de todos los días, gomitas, etc), a ver de que comen (políticamente hablando, claro)
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