San Juan Crisóstomo y la Eucaristía
Sobre el sacerdocio
L6 c.4 (Colombo,257-261; MG46,680s; Real, 113 ss)
Si tocamos el punto de que el sacerdote es el que invoca al Espíritu Santo, el que celebra aquel sacrificio tan tremendo, el que continuamente toca a Dios con sus manos y el que tiene las llaves del cielo, ¿dime, por tu vida, dónde podremos colocar a este hombre? Reflexiona tú ahora un poco cómo deben ser aquellas manos que tocan cosas tan santas; cómo debe ser aquella lengua que pronuncia tales palabras y qué alma puede haber ni más pura ni más santa que aquella que he recibir a tal Espíritu: los ángeles en este acto asisten al sacerdote; las potestades celestiales llena el santuario, cercan el altar sagrado y contemplan extasiadas la sublimidad y grandeza del Señor; tal es el asombro que a todos nos deben causar también las cosas que allí se celebran.
Sobre la traición de Judas
Homilía 1n.5s, 6 (MG 49,379-382)
Que no haya en adelante ningún Judas, ningún malo, ninguno infestado con veneno, o hablando con la boca de otras cosas o reteniendo en la mente otros pensamientos. Cristo está presente, y el mismo que preparó la mesa, ahora la adorna. Porque no es el hombre el que hace que las ofrendas lleguen a ser el cuerpo y la sangre de Cristo, sino el mismo Cristo, cruficicado por nosotros. El sacerdote asiste llenando la figura de Cristo, pronunciando aquellas palabras; pero la virtud y la gracia es de Dios. Este es mi cuerpo, dice. Esta palabra transforma las cosas ofrecidas, como aquella palabra: Creced y multiplicaos y llenad la tierra (Gen 1,28), aunque se dijo una sola vez, llena nuestra naturaleza de fuerza para procrear hijos, así esta palabra, habiendo sido dicha una sola vez, desde aquel tiempo hasta hoy y hasta la venida del Señor, obra en cada mesa en las iglesias el sacrificio perfecto.
Carta a Inocencio, obispo de Roma
(Nota histórica explicativa: San Juan Cristóstomo apela al Papa contra el conciliábulo que le había inicuamente condenado. El santo describe cómo en la tarde del 14 de abril del 404, Sábado Santo, un turba de soldados penetró violentamente en la basílica donde se estaban celebrando las solemnidades de aquel día.)
N.3s (MG 52,768ss)
…. Ni fue esto lo peor; sino que habiendo entrado los soldados donde estaban reservadas las cosas santas (algunos de los cuales, como pudimos comprobarlo, no estaban iniciados en los misterios), vieron todas las cosas que había dentro y, como sucede en estos tumultos, derramaron la santísima sangre de Cristo hasta salpicar los mantos de dichos soldados.
Homilías sobre San Juan
Homilía 47,2 (MG 59,261.267.268)
.. Muchos, pues, de los discípulos, que lo oyeron, dijeron: Duro es este lenguaje (Jn 6,60). ¿Qué quiere decir: Es duro? Aspero, difícil, trabajoso. Y, por cierto, nada de esto dijo, porque no hablaba del modo de vida, sino de la doctrina, queriendo dirigir repetidamente su fe hacia Él. ¿Que es, pues, duro este lenguaje? ¿Porque promete la vida y la resurrección? ¿Porque decía que Él bajó del cielo? ¿Porque nadie puede salvarse, si no come su sangre? ¿Esto, pregunto, es duro? ¿Quién dirá esto? ¿Luego qué puede significar: Es duro? Es difícil de entenderse, supera la flaqueza de aquéllos, es terrorífico. Pues pensaban que decía cosas muy por encima de su dignidad y de sus posibilidades. Por eso decían: ¿Quién puede oírle?; quizá como excusa propia, pues estaban ya para separarse de él…..
…. Con esto nos dio otra solución, al decir: El Espíritu es el que vivifica; las carne de nada aprovecha; esto es: conviene oír espiritualmente lo que de dice acerca de Mí, porque quien oyó carnalmente, nada gana, nada aprovecha….
… ¿Pues qúe? ¿Su carne no es carne? Sí lo es, por cierto. Entonces, ¿cómo dijo: La carne no aprovecha para nada? No lo dice por su carne, ni mucho menos, sino por los que entendieron carnalmente lo dicho. ¿Pero qué es entenderlo carnalmente? Simplemente ver lo propuesto y no pensar más. Esto es “carnalmente". Pero no conviene juzgar así lo que se ve, sino hay que ver todos los misterios con los ojos interiores. Esto es, “espiritualmente". ¿Acaso el que no come su carne y bebe su sangre tiene en sí mismo vida) ¿Pues cómo no es de ningún provecho la carne, siendo así que no podemos vivir sin ella? Ves que lo de la carne no aprovecha nada no lo dijo de su propia carne, sino del modo carnal de oír.
Tengo muchas más citas de San Juan Crisóstomo sobre la Eucaristía, pero valgan esas para que quede claro que cualquier intento de usar a ese santo para oponerse a la doctrina católica sobre esta cuestión, se da de bruces contra la realidad.
San Juan Crisóstomo creía firmemente que:
1- En la misa el pan y el vino se convierten tras las palabras del sacerdote en el cuerpo y la sangre de Cristo
2- Una vez consagrado el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo, ambos permanecen como tales aun después de la celebración del culto.
3- La misa es verdadero sacrificio. Y lo que se ofrece como sacrificio es precisamente el cuerpo y la sangre de Cristo.
Y ya de paso, respondiendo a las dudas que puedan surgir sobre la literalidad de las palabras de Cristo en Juan 6, el Crisóstomo ofrece la interpretación que la Iglesia enseñaba acerca de esos versículos.
Pax, bonum et veritas
Luis Fernando Pérez Bustamante
31 comentarios
Está tan claro, que ¿quién puede decir nada en contra?
Bendito sea Cristo que se nos da en el santísimo sacramento del altar.
¿Y si realmente Cristo nos ha dado su precioso cuerpo para unirnos místicamente a su Ser?
¿En qué quedan quienes lo rechazan sobre la base de su propia infalibilidad?
Horrible perspectiva la de rechazar airados la dádiva del Dios Vivo!!
Señor ten piedad.
Saludos fraternales en este día del amor fraterno.
No se que esperas que digamos. Cuando intervenimos se efada el sr. Caso-Rosendi. Cuando no intervenimos es que se supone que no tenemos nada que decir. Por nuestra parte ya te hemos reiterado muchas veces que las citas de los padres no son autoridad para nosotros ni normas de fe. A menudo se contradicen entre ellos, y por tanto, no son válidas para establecer doctrinas.
Además, en todo caso, las citas que transcribes, si las examinas cuidadosamente, se aproximan más a la consubstanciación que a la transubstanciación. Ni la teología luterana ni la ortodoxa enseñan la transubstanciación.
Creo que estas citas ya te las puse el otro día y no las comentaste, ni siquiera las armonizaste con las que traes ahora:
San Crisóstomo, en su “Epistola ad Cesarium”, dice: “El pan después de la consagración es digno de ser llamado el cuerpo de Cristo, aun cuando la naturaleza del pan permanece igual”.
Teodoreto, en su diálogo con Eutiques, dice: “Después de la consagración, el símbolo místico no cambia su propia naturaleza, pues permanece en su primitiva sustancia, figura y forma”.
Eusebio (Dimostr. 1: 1), dijo: “Hemos sido enseñados a celebrar sobre la mesa, de conformidad con la Ley del Nuevo Testamento, con los símbolos del cuerpo y la sangre de Cristo, la memoria de aquel sacrificio”.
Escribe Tertuliano (Cont. Mar. 4: 40), “Cristo, habiendo tomado el pan y habiéndolo distribuido a sus discípulos, dijo: Éste es mi cuerpo, a saber, la figura de mi cuerpo”.
Una cosa es creer en la presencia real y otra la transubstanciación. La doctrina de la transubstanciación fue básicamente formulada en el medievo, pero el problema es que el dogma católico no es tajante:
“Si alguno dijere que en el sacrosanto sacramento de la Eucaristía permanece la sustancia del pan y del vino juntamente con el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y negare aquella maravillosa y singular conversión de toda la substancia del pan en el cuerpo y de toda la substancia del vino en la sangre, permaneciendo sólo las especies de pan y vino; conversión que la Iglesia Católica llama aptísimamente transubstanciación, sea anatema.” (Concilio de Trento, Canon 2 sobre el santísimo sacramento de la Eucaristía; Denzinger 884).
Lo que resulta claro es que para los padres apostólicos, la eucaristía como “actualización” del sacrificio de Cristo, nada de nada; de la transubstanciación, ¡menos!
Ahora bien, el problema se plantea con citas del Concilio de Trento como estas:
«Si alguien dice que en el santo sacramento de la Eucaristía, Cristo el unigénito Hijo de Dios, no ha de ser adorado con el culto de latría, también externamente manifestado, y que consecuentemente no ha de ser venerado en festividad solemne extraordinaria, ni ha de ser cargado solemnemente en procesión según los laudables y universales ritos y costumbres de la santa Iglesia, ni ha de ser exhibido públicamente ante el pueblo para que lo adoren, y que por lo tanto los adoradores son idólatras, sea anatema» (canon 6).
Ahora bien, ¿dónde mencionan las citas patrísticas la prácticas acerca del culto de latría a los elementos consagrados, externamente manifestados, cargados solemnemente en procesión y exhibido públicamente para su adoración? Esto sí que podría resultar verdaderamente interesante.
Por otro lado, aquí dejo una aclaración que se me olvidó el otro día. Admito, tal y como explica el sr. Caso-Rosendi, que los que escuchaban a Jesús se fueron porque interpretaron sus palabras literalmente: "comer su carne" y "beber su sangre". Lo que pasa es que Jesús aclara a continuación que el problema con aquellos que se habían marchado es que no creían, volviendo a unir "comer su carne" y "beber su sangre" con creer en él:
63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
64 Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.
Jesús no les dice: "Pero hay algunos entre vosotros que no están dispuestos a comer mi carne y beber mi sangre", sino que que el problema era que no creían.
Se que el sr. Caso-Rosendi seguirá sin convencerse, pero la cuestión es esta: comer su carne y beber su sangre ¿es de interpretación literal?
Comparemos con otros textos:
Isa 58:14 entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado.
¿A qué se refiere comer aquí?
Jer 15:16 Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.
Jeremías se comió unas palabras ¿Es posible eso?
Eze 3:1 Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel.
Eze 3:2 Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.
Eze 3:3 Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.
Ezequiel se comió un rolllo ¿Cómo puede ser posible esto?
Juan 4:34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
¿La comida de Jesucristo es hacer la voluntad del padre?
Rom 14:17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
El reino de Dios no es comida ni bebida ¿entoces como es que tenemos que comernos a Cristo, si el reino no consiste en eso?
Por cierto, dime dónde hay que firmar para que todos los protestantes acepten la doctrina luterana sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Doctrina que se queda corta, obviamente, pues niega el carácter sacrificial de la misa (presente en los padres) que sí aceptan los ortodoxos.
Me preguntas:
¿dónde mencionan las citas patrísticas la prácticas acerca del culto de latría a los elementos consagrados, externamente manifestados, cargados solemnemente en procesión y exhibido públicamente para su adoración? Esto sí que podría resultar verdaderamente interesante.
Te respondo:
El culto de latría es resultado de la consideración de las especies consagrados como verdadero cuerpo y sangre de Cristo. Los ortodoxos (y los católicos bizantinos) no sacan las especies en procesión pero las dan culto de latría. El dogma es esencialmente el mismo. Las consecuencias "litúrgicas" del mismo varían según las diferentes tradiciones eclesiales.
Esa no me parece una respuesta válida. Me dices que el culto de latría es el resultado de la consideración de la transubstanciación, ya que ya no se trata de las epecies de pan y vino. Pero esto es lo que se está cuestionando, que la transubstanciacíón es un desarrollo tardío.
Como para la Biblia el culto de latría a la Eucaristía es desconcido, la pregunta acerca de citas de los padres al respecto es oportuna. Si ellos no tenían esas prácticas pues...
Sobre las citas lo tendré en cuenta, pero la mayoría ya las puse el otro día.
Respecto dónde hay que firmar para que haya unidad en los protestantes, no se qué quieres te diga. Ya puestos, la ICR podía levantar el anatema a todo aquel que no acepte el culto de látría a los elementos consagrados ¿no?
La transubstanciación es un desarrollo tan tardío sobre la doctrina eucarística como lo puedo ser la doctrina trinitaria sobre la naturaleza de Dios. Es decir, un arriano del siglo VI diría sobre el dogma trinitario exactamente lo mismo que tú sobre el dogma eucarístico: es un dogma tardío.
Por cierto, ¿quién te ha dicho que los ortodoxos creen lo mismo que los luteranos sobre la Eucaristía y la permanencia de las especies tras la consagración?
Ellos lo llaman metousiosis, término que esencialmente indica lo mismo que transubstanciación. De hecho, católicos y ortodoxos no discuten sobre el dogma eucarístico. La única diferencia relativamente importante entre católicos y ortodoxos reside en si la transubstanciación (o metousiosis) se produce tras la epíclesis (ortodoxos) o tras pronunciar el sacerdote la oracón consecratoria (católicos).
Ahora explícanos cómo es posible que la Cristiandad entera (católicos y ortodoxos) estuviera equivocada respecto a la Eucaristía, parte esencial del culto cristiano, durante siglos y siglos hasta que apareció la Reforma. Eso no sólo no tiene sentido. Es que se da de tortas sobre lo que la Biblia afirma acerca de la propia Iglesia.
Todavía estoy esperando la cita en la que Santa Teresa de Jesús declara pertenecer a una secta... ¿será verdad?
Es muy triste tomar la Cena del Señor pensando que en el pan no hay nada,sólo un símbolo,como si fuera una bandera o algo puramente humano. Creo que Jesús como Dios que era (les pese a los protestantes que niegan su divinidad) podía hacer mucho más que dejarnos un mero símbolo sin más. Pablo dice que el que tomare este pan indignamente reo es de haber hecho una grave profanación,haber mancillado su cuerpo. Lutero hizo bien en combatir a los sacramentarios,como él llamaba a los que negaban la presencia real de Xto. en el pan y en el vino. Creo que en España todos los protestantes son sacramentarios o seguidores de Zwinglio que llevó el más puro racionalismo ante el misterio de la fe. Desde luego he comprobado que es mucho más espiritual recibir la comunión católica que cualquiera de las varias protestantes,aunque ,por cierto son incapaces de celebrar y participar JUNTOS en la Cena del Señor. Las lecturas del tema en las obras del reformador alemán fueron un principio para ver que tenía que reconsiderar mi fe. No quise más ser sacramentario y el proceso posterior me llevó a ver claro este asunto.
Reductio ad absurdum
"a menos que comáis mi carne... etc."
"la carne para nada aprovecha"
O sea que si la carne de estas tres expresiones es la misma, concluímos que la carne de Cristo para nada aprovecha, para nada sirve.
"sacrificio y ofrenda no quisiste [Dios], pero me preparaste un cuerpo"
Dios entonces, le preparó a Cristo un cuerpo que no sirve para nada.
"no permitirás que mi cuerpo se corrompa..."
Dios está preocupado por que el cuerpo de Cristo no se corrompa en la tumba, aunque de hecho, no sirve para nada.
Forzar la conclusión contra lo entendido por todos los cristianos desde el principio nos lleva a estas horribles contradicciones.
Ya puse un post explicando brevemente el cap. 6 de Juan. De acuerdo conmigo: San Agustín y San Juan Crisóstomo, obispos de la Iglesia primitiva. En desacuerdo conmigo, Alberto M. autodenominado intérprete infalible por sola lectura de la Biblia (perdona la franqueza, no es enfado, es lo que transparenta)
Como yo, Crisóstomo y Agustín ni siquiera son originales en este asunto ya que re-elaboran cosas que otros dijeran antes que ellos.
Agustín vivió 300 años después de los apóstoles (menos distancia que la que nos separa de Cervantes). Sería interesante que un noruego que lee el Quijote traducido concluyera que los molinos de la Mancha son en realidad simbólicos y sanseacabó sin importar que Salamanca entera opine lo contrario. Al imaginario noruego lo juzgaríamos tonto pero aun así nuestro noruego no se juega el eterno destino de su alma como otros teoristas con más obcecación que razones.
Basta de perder el tiempo, esto ya da ternura, hombre.
Seguro que de esto sabes tú mucho más, pero desde luego, yo no he leido nunca de los ortodoxos siquiera ese término. Según he podido leer, ellos lo explican de una manera confusa, afirmando la presencia real como símbolo y misterio. El pan es pan y el vino es vino, y una vez ingeridos entra en juego el misterio de la Eucaristía que opera sin leyes de la materia terrestre, según lo explican ellos mismos (en una web ortodoxa):
"Y de alli llegamos a todos los callejones sin salida de Ias explicaciones de Ia Eucaristía. "Las dos partes" [es decir, Ia protestante y la católica], continúa Khomiakov, "o bien sólo niegan o bien sólo afirman la modificación milagrosa de elementos terrestres, sin comprender que el elemento esencial de cada sacramento es la Iglesia y que, en el fondo, es sólo para ella que operan los sacramentos, sin ninguna relación con las leyes de la materia terrestre. El que descuidó el deber del amor perdió también Ia mamaria de su potencia y de lo que es la realidad en el mundo de Ia fe".
Es de notar que hay múltiples posiciones protestantes sobre este asunto, lo cual lo hace mucho más absurdo pues al parecer debemos aceptar el entendimiento de X porque simplemente la idea pasó por la cabeza de X, mientras que las cabezas de Crisóstomo y Agustín, et ergo de toda la Iglesia primitiva... estarían equivocadas.
Mmm... me parece que NO.
Ahora le pregunto. Me pareción entender que usted mantenía comunión con algunos evangélicos en California, a los que tildó de buenos amigos (Colson, etc.). ¿Es posible entonces que la discrepancia en puntos como éste de la Eucaristía no sea un muro para la comunión entre católicos y evangélicos?
¿Por qué dices que los protestantes niegan la divinidad de Jesús?
Yo soy amigo de muchos protestantes como el Dr. Colson. Eso no es lo mismo que estar "en comunión". Trabajamos en proyectos comunes p.e. en contra del aborto, en defensa del matrimonio entre un hombre y una mujer, en defensa de la familia asediada por impuestos y leyes injustas, en defensa por el derecho a adorar a Dios en paz, en defensa de los pobres. Esto lo hacemos poniendo a un lado diferencias doctrinales. Tenemos lecturas de la Biblia en las que buscamos el consuelo de la Palabra de Dios para nutrirnos en estas causas. Muchos de estos amigos, cuando han visto p.e. lo efectivo que es el Rosario para disminuir el tráfico de madres a las clínicas abortivas, se han unido a nosotros en esta oración. No son docenas pero algunos lo han hecho y algunos han tomado un momento para considerar seriamente la doctrina católica y la han hallado verdadera. Tenemos el caso de un pastor pentecostal de color que fué recibido en la Iglesia con 40 personas de su propia congregación (hoy es diácono). Podría darle varios casos por el estilo pero ya me he extendido demasiado.
El tono paternalista, Alberto, es tuyo no mío. Te imaginas que estoy enfadado o que me siento superior a tí pero eso es solo el reflejo de lo que sientes y NO lo que yo siento.
No soy yo el que viene contra viento y marea a declarar un Evangelio distinto del recibido y practicado por veinte siglos y diciendo "yo lo interpreto así y todos están equivocados". Esa sensación que tienes de que soy duro contigo está toda en tu imaginación. Claro está que te trato como hombre de Dios y no como un petimetre a quien no se le puede decir "pipi" sin ofenderlo.
Lo único que lamento es el tiempo que se gasta en leer doctrinas de hombres imposibles de creer, pero a eso nos ha comisionado Jesús porque El te quiere y te tiene paciencia.
Respétalo a El. No sea que resulte ser verdad lo que millones de cristianos han creído por dosmil años y tu interpretación resulte ser incorrecta. En tal caso estarías enfrentando a Cristo y eso es algo que solamente puede tener un horrible final si perseveras en tu actitud.
Te lo digo en el tono más amigables. No imagines tonos que no están ahí y afloja la ira que no ayuda a nadie a acercarse a Dios.
Respecto a tu pregunta, la respuesta es sencilla. Nosotros acudimos a la Biblia como normal final de fe y práctica. En ella encontramos una sencilla celebración conmemorativa de la muerte de Cristo:
Haced esto en memoria de mi
Carlos, no entiendo que digas que guardo ira o rencor, de verdad que nada más lejos de la realidad. Preguntaba acerca de la comunión porque los evangélicos podemos estar dispuestos a conceder el beneficio de la duda, pero al revés no hay margen: quedamos en el anatema (al menos los que venimos del catolicismo).
Que el Señor os bendiga.
- El pan que se parte es la comunión con el cuerpo de Cristo. Por tanto, el cuerpo de Cristo está presente.
- El cáliz es la comunión con la sangre de Cristo. Por tanto, la sangre de Cristo está presente.
- Por supuesto, Cristo dice "haced esto en memoria de mí". Ahora bien, ¿qué es esto?
Pues precisamente la comunión con su cuerpo y con su sangre, que es entregada como sacrificio redentor
- ¿Y cuál es el castigo por participar indignamente de la Eucaristía? Se es reo del cuerpo y la sangre de Cristo.
San Cirilo de Jerusalén lo dice muy claramente:
Declarando, pues, y diciendo Él sobre el pan: “Esto es mi cuerpo", ¿quién se atreverá a dudar ya? Y afirmándolo Él y diciendo: “Esta es mi sangre", ¿quién dudará jamás, sosteniendo que no es su sangre?". Por esta razón, plenamente convencidos, recibámoslo como Cuerpo y Sangre de Cristo.
(S. Cirilo de Jerusalén, Catequesis mistagógicas, 4, 1; SC 126-134; CJC 327-328)
¿Quién dudará, preguntaba el santo obispo de Jerusalén?
Pues los protestantes diez siglos después, estimado Cirilo. Bueno, no es que duden. Es que NIEGAN.
Por cierto, Alberto, el amatema del que hablas no es un capricho. San Ignacio de Antioquía, que recibió el evangelio y la ordenación para el episcopado de boca y manos de los mismísimos apóstoles, deja bien claro en qué lugar estaban los que a finales del siglo I negaban que la Eucaristía era la carne del Salvador:
De la Eucaristía y de la oración se apartan, porque no confiesan que la Eucaristía es la carne de nuestro Salvador Jesucristo, la que padeció por nuestros pecados, la que por bondad resucitó el Padre. Por tanto, los que contradicen el don de Dios litigando, se van muriendo.
(S Ignacio de Antioquía, Carta a los esmirneanos, C7, n1; Funk-Bihlmeyer, 108,5-9; Ruiz-Bueno 492; MG 5,713 A)
Nosotros, católicos y ortodoxos, tenemos la misma fe eucarística que los cristianos de finales del siglo I. Vosotros, los protestantes, no. Y no estamos hablando de un tema menor sino de aquello que es lo más esencial del culto cristiano. De aquello que es el punto fundamental del Nuevo Pacto. Ni siquiera la duda es admisible.
El unitariano era Thomas Jefferson, redactor del Acta de Libertad de Religión de Virginia y del Preámbulo de la Constitución americana.
El evangelismo protestante debe cesar de ser una negación del catolicismo para volverse una afirmación de Cristo
La historia es innegable: la Iglesia Católica tiene su origen en Cristo y los apóstoles. Si no quieres adorar al Señor según sus ordenanzas, es tu decisión. Nunca la probarás errada usando las Escrituras que recibiste de ella.
Hay mucho mal en el mundo: aborto, eutanasia, depravación de la sociedad, etc.
¿Por qué no hacer como dice Chuck Colson, practicar la beligerancia común y luchar juntos todos los cristianos para mejorar el mundo en vez de destruir nuestra propia casa dividiéndola?
La propuesta de Colson no me parece descabellada. Todo lo contrario. Es un mínimo común denominador pero es algo mejor que andar a los golpes de Biblia con todo el mundo.
El libro reciente de Deal Hudson, Onward Christian Soldiers! (Adelante Soldados Cristianos!) es un muy buen resumen de cómo esta alianza ha llegado a influir en el movimiento conservador y en la política americana.
En verdad el nombre de protestante sólo deberíamos apropiárselo a los luteranos. Pues ahí nació el nombre dado cuando protestaron por el acuerdo imperial.
Y los luteranos se denominaron Iglesia evangélica (Lutero no quería que llevara su nombre). Si hubiera habido registro de propiedad, como hoy día, nadie más podría haber usado hoy ese nombre. En Alemania el nombre oficial es Iglesia Evangélica,sin más.Y me parece que en los países escandinavos donde es Iglesia oficial del Estado. O sea Estado confesional.Parece que el laicismo que nos invade en España y que siempre nos invita a mirar a Europa ante estos hechos no dice ni pum.Lo mismo en Inglaterra. En los demás lugares se tiene que poner otro adjetivo (Iglesia evangélica luterana) .Y este segundo adjetivo se tiene que usar para distinguir unas de otras (bautista,metodista,pentecostal,de Hermanos,.... ). La Reforma de Calvino,que absorbió la de Zwinglio después de su muerte, se llamó Iglesia reformada. Aquí están los dos grandes partidos, más tarde saldría la Iglesia anglicana (aunque ésta fue un cisma al principio y luego la "vía media").
Los radicales,que aparecen en todos los movimientos,fueron los anabaptistas,hoy bautistas y sus derivados que aumentaron al amparo de la libertad religiosa de los EE. UU. Aquí principalmente han nacido y siguen naciendo la mayoría de las sectas, que por cierto atacan con el mismo furor y entusiasmo a la Iglesia católica que los primeros reformadores. Y también a las históricas de la Reforma por haberse moderado en los antiguos ataques y tener talante (ahora que está de moda esta palabra). A Babilonia y sus hijas.
Los jehovinos son ejemplo de ello. No son hijos de la Reforma, pero sí quizá nietos o biznietos. La Iglesia Universal de Dios de Filadelfia (no confundir con la de los gitanos) está haciendo un proselitismo en España fuerte,conozco ya a algún miembro y es tan fanática como los jehovinos. Niegan la Trinidad,pero no la divinidad de Xto. O sea creen en una dualidad. Gracias al libre examen vemos cosas muy curiosas. El catalogarlas y clasficarlas es un trabajo entretenido...y triste al fin.
Si un ciego recupera la vista podemos buscarle mil causas, pero no negar que ahora ve. Y para comprobarlo lo someteremos a alguna prueba. Pondremos ante él algunos objetos y le pediremos que nos los describa o que nos indique los colores. Si responde bien no podremos negar que ve, aunque no entendamos cómo es posible que sea así si antes era ciego.
Con el sacramento de la Eucaristía pasa algo semejante. La Iglesia nos dice que allí está realmente presente Jesús. Pero no lo dice por revelarte un secreto que has de llevarte a la tumba, sino para que lo compruebes. Es más, lo dice explícitamente porque quiere que lo hagas. Si fuera falso estaríamos ante uno de los mayores enigmas de la historia, porque millones de personas se arrodillan ante Jesús sacramentado y aún muchos pasan horas ante él. Y aún habríamos de considerar los no escasos testimonios de personas que han entregado la vida para evitar su profanación. Como además todo eso sucede en lugares muy distantes unos de otros, la perplejidad de un observador imparcial, aumenta.
Si además consideráramos cómo esas personas han llegado a esa convicción veríamos que, en la mayor parte de los casos, a parte de darles noticia del hecho se invirtió muy poco tiempo en persuadirlos. Es decir, no cabe la posibilidad ni de autosugestión ni de encantamiento. Es algo que está ahí y que, a cualquier escéptico que aún distinga entre las acelgas y el solomillo, le movería a experimentar. Claro que tendría que hacer alguna pregunta del tipo, “¿cómo saludo?” o algo así, pero ya está.
Juan Pablo II recordó que la Iglesia vive de la Eucaristía. Por tanto se trata de algo que no sólo creemos sino que se nos manifiesta de alguna manera. Por eso podemos comulgar y orar ante el sagrario.
P. David Amado
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