San Josemaría Escrivá, ora pro nobis
Situémonos en una parroquia barcelonesa pastoreada por un mosén carismático de mediana edad, de esos que se criaron a los pechos del Concilio Vaticano II. Dicha parroquia, como ocurre con tantas otras de las diócesis catalanas, no pasa por sus mejores momentos en cuanto a asistencia de fieles a misa y número de bodas y comuniones. El mosén rector de la parroquia, aun no estando ni de lejos próximo al carisma del Opus Dei, aceptó el año pasado los servicios como catequista de una señora de la Obra que se ofreció "graciosamente" a dar catequesis a los nenes, misión que ella realizó adecuadamente y sin mayores problemas. Pero hete aquí que este año, al empezar la nueva temporada de catequesis, no aparecieron ni los niños ni la catequista de los niños.
¿Qué había ocurrido? Como siempre ocurre en estos casos, la verdad no llegó de boca de la interesada sino de uno de los nenes. Resulta que la señora no ha tenido mejor idea que intentar llevarse a todos los muchachos, y algunos de sus padres, a otra parroquia y a la Obra. Por supuesto, sin decir nada al párroco que confió en ella ni mucho menos al arcipreste encargado de esas parroquias. Oigan ustedes, igualito a lo que hacen algunas sectas.
Ante lo cual, yo me pregunto: ¿Conoce el Opus Dei este comportamiento? ¿se da en otros lugares? ¿lo aprueba? ¿le parece ético? ¿es esa la forma de servir a la Iglesia? ¿la manera que tiene el Opus Dei de cumplir el llamamiento a ser pescadores de hombres, consiste en robar "pezqueñiñes" de su ámbito natural para engordar sus caladeros espirituales?
Me han dicho que el responsable del Opus Dei en Cataluña es un buen sacerdote, amable y atento. Pues oiga, haga usted el favor de intervenir en este asunto para reparar lo que sea menester y, sobre todo, para decirle a esa señora que esto no se hace, que esto daña la imagen de la Obra, que esto va en contra de la necesaria comunión eclesial. Dígale que ese no es el CAMINO. Y si no sabe quién ha sido, escríbame que con gusto se lo digo. Estoy convencido de que usted entiende mejor que nadie el problema que tendría la bendita obra a la que pertenece, si corriera por ahí la idea de que algunos de sus miembros se dedican a robar niños de catequesis a parroquias que confían en ellos. El Opus Dei, bendición para la Iglesia por muchas cosas, no se merece eso.
Pido a Dios que, por la intercesión de San Josemaría Escrivá de Balaguer, no vuelva a repetirse algo así en un futuro. San Josemaría, ora pro nobis.
Luis Fernando Pérez Bustamante
22 comentarios
Yo no seré quien niegue las cosas buenas que salgan del Opus Dei. Pero ojo con casos como el que cuento, que no deben repetirse.
En primer lugar, los que cambiarían de parroquia sería por decisión de los padres, no de los críos y menos de la catequista. A nadie se le pone una pistola para que cambie de parroquia. Sería positivo conocer la versión de los padres, no solo la del sacerdote.
Sería interesante también saber qué clase de catequesis se daban allí y si su formación era acorde con las enseñanzas de la Iglesia.
Y otra cosa: A los centros del Opus Dei se va a recibir formación cristiana y dirección espiritual. A nadie se le obliga a ir, y se le da a el que lo pide, sea miembro o no. Pueden existir algún exceso, pero la mayoría de las veces los conflictos surgen por los prejuicios de los padres hacia una institución que ni conocen ni entienden. Todo es mucho más natural y más normal que todo eso.
El párroco, que doctrinalmente es ortodoxo, confió en ella y ahora le sale con estas.
Pues no puede ser.
No todo parroco es bueno por el hecho de serlo. A veces esta bien tomar estas medidas. Y sino, miren a Mons.Martienz, que se ha llevado a los seminaristas granainos de la Cartuja al Seminario porque no se fia de los progres.
¿Vosotros conocéis a muchos progres y nacionalistas que dejen que alguien del Opus dé catequesis?
Lo que pasa es que lo que cuentas suena raro: en medio del curso, de repente, se van a otra parroquia varias familias. Y el otro párroco les acepta sin más. Lo que está claro es que una mujer, por muy superwoman que sea, no logra convencer a varias familias a la vez sin argumentos. Sean ciertos o no.
Lo que es raro es que una señora del Opus dé catequesis en una parroquia. Los que yo conozco (algunos excelentes personas, aunque "cuadriculados")sólo colaboran con la obra, sirven a la obra, van a lo que organice la obra y llevan a sus niños a colegios de la obra, a los pisos de la obra...etc.
Aunque es posible que en un momento dado se hayan planteado "pescar" niños, igual que toda la vida se planteaban "pescar" para la obra a fulanito o menganito que parecen inteligentes y trabajadores. Todo es posible. Y sobre todo justificable (y si no véanse comentarios adjuntos -los de tus amigos.)
Pero lo de este caso es sangrante. Así no se hacen las cosas. Y lo comento para que no vuelva a pasar algo parecido.
Soy partidario de que la catequesis la haga el propio cura o una persona de su máxima confianza y así no pasarían estas cosas. En mi antigua Parroquia era el cura el que se encargaba de la catequesis, tanto la de niños como la de adultos.
Yo no conozco un cura progre y nacionalista que deje a alguien del Opus hacer la cataquesis, aunque sí conozco a uno de Església Plural que tuvo que recurrir a ellos para que dieran en su Parroquia la Misa de día laborable de la mañana.
Esto es lo que dice Jesucristo a los que proclaman, basados en las "Sagradas" Escrituras, que fuera de la Iglesia no hay salvación.
Y el resultado es que cada secta, cada iglesia grande y pequeña se posesionan, como si fuera en propiedad, de todos los feligreses y prosélitos que puedan. Y se los roban a otras señoras tan ilustres como ellas mismas.
Jesucristo, sin embargo, no quiere templos llenos, sino Él dentro de cada corazón, y éste dentro de cada hombre, y éste en su propia casa y en su propia vida: piedras vivas, es decir, sin iglesias.
a) Pluralismo en el apostolado. Libertad y responsabilidad personales. Secularidad
El Opus Dei inculca un gran amor a la libertad personal en las cuestiones temporales y en las cuestiones teológicas opinables; sus fieles gozan de la misma libertad que los demás católicos, dentro de los límites que imponen el dogma y la moral de la Iglesia.
El espíritu que Dios ha dado a la Obra es espíritu de servicio a la Iglesia y a todas las almas. Nosotros amaremos, por consiguiente, la unidad y la variedad maravillosa que hay en la Iglesia; veneraremos y contribuiremos a hacer que se veneren los instrumentos de esa unidad; comprenderemos las manifestaciones de catolicidad y de de riqueza interior, que se ponen de manifiesto en la diversidad de espiritualidades, de asociaciones, de familias y de actividades [170] que, en todo tiempo y en todo lugar, d...
Esta unidad, sin embargo, no puede ser uniformidad. Todos los cristianos, y especialmente los que hacen una dedicación personal y total de su vida al servicio de Dios, están unidos en la misión corredentora de la Iglesia (...), pero cooperan en ella de forma distinta, según su vocación específica.
La unidad nos pide, por tanto, amar la llamada divina que hemos recibido y ser fieles a esa llamada: porque es el modo de trabajar, de ser útiles a toda la Iglesia, que quiere para nosotros la Voluntad de Dios; y porque es el modo de dar a entender, en la práctica, que se aman y se comprenden todas las vocaciones, los diversísimos dones que el Espíritu de Dios comunica a los cristianos (Carta 31-V-1943, nn. 30 y 57).
Ésa es también la honda razón por la que en la Obra nunca se ha aceptado la pretensión de quienes quisieran tener el monopolio del apostolado...
Las actividades apostólicas realizadas a través de las obras de San Rafael y de San Gabriel, como es natural, no dependen de las parroquias ni de otros organismos ajenos a la Prelatura.
De ordinario, los fieles laicos de la Obra no suelen tener tiempo para formar parte de los Consejos parroquiales o diocesanos ‑que, con diversa nomenclatura, se organizan en las Iglesias particulares‑ , porque, después de cumplir con sus exigentes deberes familiares, profesionales y sociales se dedican plenamente a desarrollar su apostolado específico; así contribuyen también a mejorar la vida espiritual de los fieles, que repercute en bien de la vida parroquial y diocesan...
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