Querido cardenal: No tenemos derecho a no predicarles el evangelio
He leído la carta que el Emmo. y Rvmo. Cardenal Arzobispo de Sevilla, Don Carlos Amigo Vallejo, ha escrito con motivo de la próxima Jornada Mundial de las Migraciones del 14 de este mes. La misma se puede leer íntegra en la web de la archidiócesis sevillana.
Estimado don Carlos, desde el mayor respeto a su persona y a su condición de pastor y príncipe de nuestra amada Iglesia, quiero hacerle algunas observaciones sobre dicha carta.
Primero de todo, decirle que estoy totalmente de acuerdo con usted en sus palabras sobre la dignidad humana de todos y cada uno de los inmigrantes que llegan a nuestra tierra. De la misma manera que para Dios no hay personas "con papeles" y "sin papeles", los cristianos no podemos distinguir entre hombres, mujeres y niños con papeles o sin los mismos.
El inmigrante es un ser humano creado a imagen y semejanza de Dios, lo cual le da una dignidad que ninguna ley humana puede anular. El inmigrante es nuestro prójimo y por tanto objeto de nuestro amor, pues se engaña a sí mismo el que dice amar a Dios y no ama al prójimo, especialmente si el mismo es extranjero como nos hace entender Cristo con la parábola del buen samaritano.También concuerdo con usted en que el inmigrante, como norma general, viene a buscar trabajo y no a delinquir. Con eso no hacen sino aquello que muchos españoles hicieron en el siglo XX cuando emigraron a Hispanoamérica o a Alemania en busca de un futuro mejor. Es por ello que a España se le puede aplicar aquello que el Señor dijo a Israel:
"Cuando el extranjero morare con vosotros en vuestra tierra, no le oprimiréis. Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Yo Yavé vuestro Dios."(Lv 19,33-34)
Y por último, también me parece innegable que acierta usted en apuntar a la necesidad de una adecuada pastoral de inmigración en nuestras parroquias. Pero, estimado cardenal, aun coincidiendo con usted en que hay que dar un trato diferenciado a los inmigrantes católicos, ortodoxos (¿porqué se olvida de los protestantes evangélicos, que son muchos entre los hispanos?) y musulmanes, no entiendo porqué limita el trato con estos al ámbito del diálogo inter-religioso.
Monseñor Amigo, nosotros no tenemos derecho a no predicarles el evangelio a los inmigrantes no cristianos. Es nuestro deber. Y como dice San Pablo "¡ay de mí si no anunciare el evangelio!" (1 Cor 9,16). Por supuesto, debemos hacerlo desde el respeto y la tolerancia a sus actuales convinciones religiosas. Por supuesto debemos hacerlo no solo de palabra sino con nuestras obras, pues, como dice Santiago en su epístola: "muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras" (Stg 2,18); pero no podemos dejar que sólo sean nuestras obras las que hablen de la fe que tenemos en Cristo. Debemos presentarle como quien es, es decir, sabiendo que "no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos" (Hch 4,12). La fe viene por el oir, y por oir la palabra de Dios (Rom 10,17). Por tanto, al mismo tiempo que les procuramos atenciones para sus cuerpos, démosle el alimento para la salvación de sus almas. Pues si no lo hacemos, Dios nos pedirá cuentas por ello.
Piense usted, querido cardenal, en la oportunidad que se le presenta a la Iglesia en España. Una de las mayores glorias de la Iglesia en este país, y de la nación como tal, son sus misioneros, que han llevado el evangelio a los demás continentes a lo largo de los siglos. Pues entonces, ¿cómo no ser misioneros en nuestra propia patria hacia aquellos que nos vienen de fuera sin conocer a nuestro Señor y Salvador Jesucristo? Con todos los respetos hacia el diálogo inter-religioso, que creo neceario para la convivencia con los no cristianos y para la paz en el mundo, Cristo no nos envió a dialogar con los no cristianos sino a predicarles el evangelio. Y aunque sin diálogo no parece posible la predicación, la falta de ésta es una traición a la misión que hemos recibido de nuestro Señor. Pues "todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?;¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!"(Rom 10,14-15). Don Carlos, envíenos usted, junto con sus compañeros de episcopado, a predicarles el evangelio para que sean salvos. Aunque eso sea difícil. Aunque sepamos que para un musulmán, su conversión al cristianismo puede suponerle peligro de muerte. Aunque la mayoría no quieran escuchar. Debemos hacerlo.
Acaba usted diciendo que los inmigrantes son una "carta de Cristo" para nosotros. Pues bien, escribamos en esa carta los pasajes del evangelio para que pasen de ser una "carta de Cristo" a ser una "carta sobre Cristo", para mayor gloria del Padre.
Suyo siempre en Cristo y en su bendita Iglesia,
Luis Fernando Pérez Bustamante
40 comentarios
Pues entonces debemos serlo.
Fíjate que digo que "debemos hacerlo desde el respeto y la tolerancia a sus actuales convinciones religiosas" y "no solo de palabra sino con nuestras obras"
La apologética, aunque puede ser una herramienta para la predicación, es distinta de la misma. Tiene más que ver con lo que se nos dice en Judas 3 " exhortándoos a combatir por la fe, que, una vez para siempre, ha sido dada a los santos" o en 1ª P 3,15 "y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere"
El discurso lo tienes en la web, sección Cardenal arzobispo, sección documentos. Su carta me gusta, pero creo que falta eso.
Y sabemos que España es uno de los países más ricos del mundo. Es normal que nos vengan unos cuántos Lázaros a la mesa. No podemos despacharles sin más, aunque obviamente no podemos recoger a todos los pobres que hay en el mundo.
Dicho eso, la política de inmigración de este gobierno me parece penosa. El efecto llamada ha provocado demasiados muertos en el Atlántico y en el Estrecho.
En realidad los límites no los pone Amigo, sino tu interpretación de sus palabras.
"A cada cual habrá que ofrecerle ayuda religiosa de forma diferente. Para unos, la de una integración plena en nuestras parroquias. Para otros, el ofrecimiento y la cooperación en un diálogo interreligioso."
A mí me parece el planteamiento correcto. Sólo puedes evangelizar con obras y palabras (normalmente en ese orden) a quienes tienes cerca. Mientras que pertenezca a otra religión, el diálogo será interreligioso, lógicamente. Necesariamente ese es el punto de partida, y la única posibilidad de que haya alguna posibilidad de avanzar. En muchos casos se quedará en eso. No dejará de ser positivo.
Comprendo que tú temes que el respeto excesivo impida la evangelización, pero es el único camino.
N...
Quería añadir que no me gusta la expresión "tolerancia a las convicciones" porque no me parece respetuosa. No hace falta compartir las convicciones para respetarlas, por respeto a la persona.
Pues no podemos quedarnos en ese punto.
El diálogo interreligioso ya es evangelización. Si dialogo tendré que exponer el punto de vista cristiano, digo yo. No comprendo exactamente que es lo que tú crees que se debería hacer: ¿Echarles un sermón el primer día eplicándoles que todas sus convicciones están equivocadas?Se gún S.Pablo hay que hacerse todo a todos para ganar a algunos.
En cuanto a la tolerancia, comprendo lo que quieres decir. Pero no creo que esa actitud de rechazo nos ayude a evangelizar.
Aunque tal vez tú tienes otras experiencias. Me gustaría que explicaras cómo se puede hacer, con más detalles. Pero es muy tarde ya.
Buenas noches.
El diálogo interreligioso ya es evangelización
Si eres capaz de decirme de un solo fruto o caso de conversión al cristianismo que haya partido del diálogo interreligioso, a lo mejor empiezo a considerar que hay algo de verdad en esa afirmación.
Me preguntas cómo hay que hacerlo y que si al primer día ya hay que presentarles el mensaje de salvación. Pues mira, yo no tengo el plan perfecto. Lo que sí tengo es la certeza de que si no les predicamos el evangelio estamos incumpliendo nuestro deber y traicionando el llamado que nos hizo Cristo.
No hace falta atacar directamente las creencias ajenas. San Pablo se basó en lo de bueno que podía tener la religiosidad de los atenienses para predicarles a Cristo. El evangelio, por sí mismo, es capaz de iluminar el alma para que toda creencia errónea sea aparcada.
Porque todos nos salvamos ya, por miedo a violar los derechos individuales, porque hay que "proponer" y no "imponer", porque es mejor el testimonio que la palabra, por ecumenismo o diálogo interreligioso, porque en todas las religiones hay "semillas de verdad", porque lo único importante es la justicia del reino... por una cosa o por otra, la realidad es que en muchas partes la evangelización está prácticamente congelada. Los mismos misioneros consideran que convertir paganos es cosa del pasado. Ahora lo que hay que hacer es únicamente, "compartir su cultura y sus sufrimientos".
En cuanto a las opiniones de otros, y en en concreto en cuanto a eso de 'evangelizar'... creo que hay que explicar lo que entiende cada cual.
Como aportación propongo considerar que los primeros evangelizadores de los no-cristianos son los cristianos que estén o entren en contacto con ellos. Los primeros evangelizadores de una o un inmigrante no cristian@ no es el párroco ni los catequistas del lugar, sino que son (y están llamados a ser) la empresaria que la contrata, quien le alquila o no alquila una vivienda, los vecinos que lo miran de esta o de aquella manera, etc. El cristianismo o la contradicción con el cristianismo tal y como se manifiesta en esas personas son "el mensaje", y son lo que más pesa e influye en eso que llamamos evangelización.
Juan Pablo II el Magno, también hizo lo mismo cuando fue a Cuba, siempre en atención a Cristo, a salvar lo más posible, y con la presencia del Papa en esos países, el número de católicos atiende al crecimiento, aunque a muchos le faltan constancia, porque si no oran, no se van a convertir. Y todos necesitamos auténtica conversión en nuestro propio corazón.
Europa, no renuncie a tus raices cristianas, a los valores cristianos, por eso, el emigrante, que aunque no sea católico, tiene derecho a conocer el camino de Cristo enseñado por la Iglesia Católica, para llegar a la salvación eterna.
Cualquier cristiano está de acuerdo en que debe hacer aspotolado (proselitismo queda más feo, pero se trata de eso). El mismo Cristo nos lo ordenó: "id y evangelizad a las naciones de la tierra". La forma de hacerlo es lo que tal vez genere algo de discusión. Yo estoy de acuerdo en que con las obras también se da testimonio de Cristo, pero los católicos españoles de hoy en día renunciamos muchas veces a hablar abiertamente de Cristo a los no cristianos (sean de otras religiones o ateos), por un falso sentimiento de vergüenza, o de parecer poco tolerantes. Eso es un error, porque no tenemos el derecho de negar la Palabra de Cristo a nadie.
Yo no tengo ningún problema en manifestar mis creencias cada vez que vienen al caso. Pero con prudencia, para no obtener el resultado contrario.
Busco el acuerdo, y manifiesto razonadamente la diferencia. No creo que convenza de nada a nadie, pero sí que en ocasiones, al menos, desaparecen malentendidos y prejuicios, y la otra persona abre un poco la mente a otras posibles visiones de la vida. Mi propia experiencia me dice que la conversión de una persona llega cuando tiene que llegar. Procuremos quitar obstáculos, en vez de ponerlos, amoldándonos un poco a la psicología de la otra persona. Y tampoco está mal revisar nuestras propias actitudes, porque evangelizar no es proclamar "verdades" sino vivirlas.
Es obvio que cuanto mejor acompañemos de un buen testimonio la predicación, más existosa será la misma. Pero la palabra de Dios, por sí misma, nunca vuelve vacía ya que como dice el Señor "así será mi palabra que sale de mi boca. No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié." (Is 55)
Así, en el AT encontramos el caso del profeta Elías (1 Reyes 18, 20-40). Su reunión con nada menos que 450 profetas de Baal terminó de forma ciertamente desconcertante para la irénica mentalidad contemporánea. Con todo, algo se puede salvar de tan tremendo pasaje: los Profetas de Baal dieron una anticipada muestra de danza litúrgica (versículo 26 in fine) que, sin duda, habría hecho las delicias de algunos liturgistas postconciliares y de más de algún adepto de cierto nuevo movimiento...
No menos irritante es la actitud, poco proclive al referido diálogo, del Apóstol Pablo, pues el NT (Hechos 17, 16) nos dice que "su espíritu se enardecía dentro de él al contemplar la ciudad (de Atenas) llena de ídolos"...
Claro que se trata de viejos textos...
Afortunadamente, nosotros a quien seguimos es a Jesucristo. Y el Evangelio es muy claro al respecto.
¿Sabes lo que pasa?
Que mientras nosotros estamos "dialogando" otros se dedican a evangelizar. Y con buenos resultados:
http://salemvoice.org/news117.html
Cito una frase de la misma:
Todo ello ha sido subrayado ampliamente por el Concilio Vaticano II y por el Magisterio posterior, defendiendo siempre que la salvación viene de Cristo y que el diálogo no dispensa de la evangelización.
Pues, salvando las distancias, eso es lo que yo pido.
Me alegro de que en la India se conviertan muchos musulmanes al cristianismo, aunque no sea al catolicismo (me imagino que también se convertirán algunos al catolicismo)
Si en este tiempo que pierdes "dialogando" podías estar produciendo conversiones a "tutiplén", más vale que lo dejemos.
Yo también me he alegrado de que Usoz esté por aquí, es como si fuera un antiguo conocido.
Una persona que hace proselitismo, se mantiene al margen de las enseñanzas de la Iglesia Católica, y enseña todo lo que su imaginación se le ocurra, evitémoslo para no apartarnos del camino de Dios.
«...no he venido aquí con intentos de proselitismo, sino para testimoniar a Cristo junto con todos los cristianos de cada Iglesia y Comunidad eclesial y para invitar a todos los hijos y las hijas de esta noble Tierra a volver la mirada hacia El que ha entregado su vida por la salvación del mundo». (KIEV, 23 Jun. 2001 (ACI)
Noticia completa aquí
* * *
Al parecer significa que el prosélito es alguien que camina al margen de Cristo y de la Iglesia Católica.
Mt. 23, 15: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros!»
«...no he venido aquí con intentos de proselitismo, sino para testimoniar a Cristo junto con todos los cristianos de cada Iglesia y Comunidad eclesial y para invitar a todos los hijos y las hijas de esta noble Tierra a volver la mirada hacia El que ha entregado su vida por la salvación del mundo». (KIEV, 23 Jun. 2001 (ACI)
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Al parecer significa que el prosélito es alguien que camina al margen de Cristo y de la Iglesia Católica.
Mt. 23, 15: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros!»
ECCLESIA IN AMERICA
El desafío de las sectas
73. La acción proselitista, que las sectas y nuevos grupos religiosos desarrollan en no pocas partes de América, es un grave obstáculo para el esfuerzo evangelizador. La palabra « proselitismo » tiene un sentido negativo cuando refleja un modo de ganar adeptos no respetuoso de la libertad de aquellos a quienes se dirige una determinada propaganda religiosa. La Iglesia católica en América censura el proselitismo de las sectas y, por esta misma razón, en su acción evangelizadora excluye el recurso a semejantes métodos. Al proponer el Evangelio de Cristo en toda su integridad, la actividad evangelizadora ha de respetar el santuario de la conciencia de cada individuo, en el que se desarrolla el diálogo decisivo, absolutamente personal, entre la gracia y la libertad del hombre.
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Yo no usé la palabra proselitismo con un matiz peyorativo -que normalmente se le dá. Sino en el sentido estricto de actividad destinada a lograr conversos a una doctrina. Claro está que eso se puede hacer bien o mal.
Evangelización es dar a conocer el Evangelio. Está claro que todo cristiano tiene que evangelizar. Pero hoy día no convencen las palabras, sino los testimonios. Las razones se dan después. Jesús también evangelizaba con obras y palabras.
Supongo que también hay momentos en que lo adecuado pueda ser la predicación directa, pero no es lo normal.
Catecismo de la Iglesia Católica:
863-865, 900, 905, 940, 1324.
Nos conviene conocer estas enseñanzas de la Iglesia Católica, el apostolado y el proselitismo son cosas muy distintas, nada tiene que ver, en el proselitismo no se anuncia a Cristo, más bien, impone una voluntad propia, personal, con cierto fanatismo, como esas sectas…
Meditando el Evangelio, nos damos cuenta que Jesucristo no imponía la fe por la fuerza, incluso, vemos aquella escena en que reprendió a algunos de sus apóstoles… Léase Lc 9, 51, 55. Y es que todavía los Apóstoles no habían recibido el Espíritu Santo, no había llegado todavía Pentecostés. Pero con la ayuda de la gracia. El Apostolado, en cambio, el verdadero, no es superficial, y se necesita vida Eucarística, de oración perseverante y devota, vivir como si viéramos a Cristo visiblemente. Pero aunque invisible debemos compórtanos como cristianos que agradan a Dios.
El apóstol de Cristo debe imitar al mismo Cristo.
Estando de acuerdo con LF en su planteamiento, expongo por qué yo sí creo que el diálogo interreligioso vale la pena:
Tarde o temprano, una vez iniciado el camino, se acaba acudiendo a las fuentes, a los escritos, al origen... se acaba por abrir el Antiguo testamento y los musulmanes se sorprenderán porque - no-hay-tu-tía- el único verdadero es el cristiano-judio, y su Corán y sus tradiciones cuentan multitud de mentiras sin base histórica ni documental.
Idem con el Nuevo testamento, con los padres de la Iglesia etc. En el diálogo "interreligioso" tácticamente bien diseñado se debe llevar al musulmán de la Fe a la Razón primero, a los datos y fuentes. Solo ese primer paso ya es una victoria, pues por ahora son todos creyentes a ciegas, "porque sí".
Bendiciones.
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Eso es una falsedad y un gran error. Las obras, i,e. la Caridad, no es una virtud que dependa de la fe. La Caridad, tanto como la Fe son sólo producto de la Gracia.
Y la Fe no antecede a la Caridad. Junto con la Esperanza se reciben las tres al unísono en el bautismo, las tres proceden directamente de la Gracia, y no "a través" de la Fe. Existen condenas explícitas a esa afirmación. La doctrina está bien clara en el Concilio de Trento y CIC sobre las tres virtudes cardinales.
En verdad eso, "por supuesto", es una herejía.
Bendiciones.
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