Pero qué tío más grande es el presidente de Cantabria

Como más de uno se habrá imaginado por mi segundo apellido, Cantabria es la tierra de mis abuelos maternos. Mi abuelo nació y vivió su infancia en San Salvador, una aldea cercana a Astillero, mientras que mi abuela lo hizo en Somballe, otra aldea no muy lejos de Reinosa. Para que el lector se haga una idea de la “grandeza” de ambas poblaciones, diré que la primera ronda los 200 habitantes y la segunda no debe de sobrepasar los 50, dándose la circunstancia de que la última vez que estuve yo allí, hace 23 veranos, no había luz eléctrica en la calle. Todavía me acuerdo cuando, teniendo yo diez años, mi abuelo me llevó a ver las traineras en Astillero y desde un puente me señaló la casa donde vivió de pequeño. Son de esas cosas que no se te olvidan en la vida.

El caso es que la mitad de mi sangre es cántabra y eso me lleva a tener simpatía e interés por las cosas que ocurren en esa tierra. Desgraciadamente Cantabria ha sido demasiadas veces protagonista en nuestro país por algunos de los presidentes autonómicos que ha tenido. Juan Hormaechea dio la nota tanto dentro del PP como en el partido que se creó para sí mismo, el UPCA. Lo último que sé de él es que fue condenado a 3 años de cárcel y a 13 de inhabilitación por un delito de malversación de fondos públicos y otro de prevaricación. Conmovedor.

Pero Hormaechea no dejaba de ser un aprendiz de bufón si lo comparamos con el actual presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla. Este va por la vida haciéndose el gracioso y el bocazas (que se lo pregunten a don Juan Carlos I). Y la última gracia la ha protagonizado en el programa de otro gracioso, Andreu Buenafuente. Revilla estuvo en dicho programa hace unos días y soltó la parida de rigor: “Yo mojé por primera vez a los 18 años… y pagando". Hale, ¡ahí queda eso, sabueso! ¡Ole mi niño! Qué machote es el presi cántabro. Ahí le vemos presumiendo de haber perdido la virginidad con una prostituta. No es que sea el único que lo ha hecho, pues es sabido que en depende qué sitios, desgraciadamente eso era (no sé si todavía es) demasiado habitual. Pero, ¡qué necesidad tiene el que representa a todos los cántabros de sacar pecho por un acto tan degradante como es el de pagar por disfrutar de la carne ajena!

Lo peor no es que haya un tipo de esa calaña. No, lo peor es que haya muchos ciudadanos de esa región que le sigan votando. O que haya un partido nacional, el PSOE, que le sostenga en el poder con tal de que el otro partido, el PP, no gobierne. La clase política española tiene en este personaje al típico bufón paleto ensoberbecido por poder reinar en su corral. Dicho sea con todo el respeto a los auténticos bufones, que sin duda ejercían su profesión mucho más dignamente que lo que Miguel Ángel Revilla ejerce la suya. Nunca un bocazas pudo llegar a tanto y nunca el gobierno de Cantabria pudo llegar a menos. Lástima que una tierra tan linda tenga al frente a un personaje tan patético y oscuro.

Luis Fernando Pérez Bustamante