No conviene que coincidan ambas elecciones
En la entrevista que Federico Jiménez Losantos hizo al cardenal Cañizares el viernes pasado, se abordó la cuestión de la coincidencia en las fechas de las próximas elecciones generales y las de la Conferencia Episcopal. El primado dijo que sería bueno buscar la forma de que no coincidan en el tiempo. Yo soy partidario de que las de la CEE vayan después de las generales. A estas alturas de la película no creo que nadie crea que da lo mismo quién sea el próximo presidente de gobierno a la hora de decidir quién ha de ser el presidente de los obispos españoles.
Si Zapatero sigue de presidente, cosa bastante probable, es obvio que se va a pisar el acelerador en la dinámica de ingeniería social a la que nos hemos visto abocados en esta legislatura. Y entonces los obispos tendrán que pensar si conviene que siga Monseñor Blázquez, moderado y poco dado a la polémica, o que le sustituya un prelado más incómodo para el pensamiento políticamente correcto. Si es Rajoy el que llega a la Moncloa, los obispos apenas tendrán que pensar en cómo puede afectar el perfil de su presidente, a las relaciones entre la Iglesia y el Estado.
Es bastante probable que en la permanente que está teniendo lugar esta semana, se empiecen ya a mover los hilos de cara a lo que haya de ocurrir en marzo. No parece probable que Roma haga algún movimiento de cara a reforzar la figura de Monseñor Blázquez. Erraron quienes pensaban que por el hecho de haber sido elegido presidente de la CEE, don Ricardo iba a pasar a ocupar alguno de los arzobispados que estaban próximos a quedar vacantes. Y si eso no ha ocurrido en estos tres años, raro es que Roma mueva ficha precisamente ahora. Desde luego si lo hiciera, y Valencia podría ser la elegida, se interpretaría como un apoyo explícito de la Santa Sede a la persona del actual obispo de Bilbao.
La vuelta de Rouco o la llegada de Cañizares, aunque él mismo pareció descartarse en la entrevista citada al reconocer que da la imagen de muy radical, son una opción que muchos creen posible pero no tengo nada claro que sea la elegida por nuestros obispos. Si se me pregunta quién creo que será el próximo presidente de la CEE, diré que las posibilidades están muy repartidas entre la reelección de Monseñor Blázquez por un lado, regreso del cardenal Rouco o llegada de Monseñor Cañizares por otro o, quizá para lograr un mayor consenso, elección de un tercer candidato que bien podría ser Monseñor Osoro o el cardenal Amigo. Sea quien sea, necesitará el apoyo y las oraciones de todos nosotros. Sobre todo si los ciudadanos de este país, o lo que queda del mismo, deciden seguir siendo gobernados por el rojo utópico leonés.
Luis Fernando Pérez Bustamante
PD: Estaré de viaje hasta el viernes así que no podré responder a los comentarios.
4 comentarios
Le diré que cada vez me cuesta más encotrar españoles, no ya que le defiendan , sino que no se mofen de él.
Creo que los españoles somos bastante conscientes de que nos ha tocado el peor presidente de la Democracia, y que va siendo hora de echarlo. El PP actual, que dista mucho de ser el de hace 10 años, no puede hacerlo peor.
Bueno, yo reconozco que, por mí, tumbaría el engendro este de la conferencia episcopal, uno de los peores inventos del CVII. Hay un papa y unos arzobispos, y hasta un cardenal primado, para gobernar la Iglesia en España, y vivimos en la era del teléfono móvil e internet. Cuando haya cuestiones que precisen de la discusión de todos los obispos, se hace un concilio nacional y punto. Seguro que no hacía falta más de uno al año. Ahora lo que tenemos es un parlamentito de obispos que se dedican, en el mejor de los casos, a hacer política.
Al desgaste que ya venía experimentando el Presidente hay que sumar ahora la guerra con el Grupo PRISA, que le puede hacer mucho daño, más que todo el PP junto.
Por otra parte, no creo que el PP lo esté haciendo tan mal, aunque Gallardón podría haberse guardado este verano sus ansias de protagonismo.
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