Monseñor Munilla, gracias

Sí, aunque no soy diocesano de la diócesis palentina, me siento impelido a mostrarle mi agradecimiento por saber ser obispo y explicar lo que es ser obispo. Y con mayor razón si de lo que se trata es, ni más ni menos, de la formación de aquellos que habrán de ser los sacerdotes de su diócesis. Porque, usted lo sabe, los obispos pasan pero los sacerdotes se quedan. Y es necesario que los seminaristas sean formados de la mejor forma posible. Por tanto, si en conciencia considera que sus seminaristas se formarán mejor en la Facultad de San Dámaso de Madrid que en otro lugar, pues a San Dámaso.

Estoy convencido de que cuenta con recibir mil y una críticas tanto por el fondo como por la forma de la decisión. Y también estoy convencido de que eso no va a afectar a su determinación. Usted y otros obispos de, permítaseme el palabrejo, "nuevo cuño" están marcando una senda muy clara por la que, Dios lo quiera, habrán de transitar otros pastores de la Iglesia en España. Incluso aunque puedan equivocarse, es preferible hacer algo que quedarse de brazos cruzados. Si algo va mal, el no hacer nada sólo puede empeorar la situación. Y digo yo que un buen siervo del Señor no acepta el ministerio episcopal para quedarse mirando a las musarañas, mientras pasa el tiempo y su diócesis se convierte en un secarral. Quizás ustedes no cosechen, pero a fe que están sembrando el campo.

Quiera Dios que sus seminaristas acepten de buen grado su decisión. Quiera Dios que todos sus sacerdotes, incluso los que no estén de acuerdo con lo que ha hecho, reciban con espíritu de comunión su carta. Quiera Dios que sus diocesanos sepan apreciar el don que han recibido del Señor a través de su ministerio episcopal, de manera que recen para que se cumpla el bien que usted sin duda desea para la iglesia palentina. Y quiera Dios sanar a aquellos que se sientan heridos o desconcertados por lo ocurrido.

Que el Señor bendiga a su pueblo en esa diócesis castellana.

Luis Fernando Pérez Bustamante