Monseñor Sanz Montes, un obispo multiuso

No es fácil ser imparcial cuando se escribe sobre una persona a la que se aprecia personalmente, pero creo que es de justicia que alguien reivindique la figura de uno de los obispos más “trabajadores” de España. Monseñor Jesús Sanz Montes, OFM, es obispo de Huesca y de Jaca, lo cual implica que gobierna dos diócesis distintas. Tan distintas que pertenecen a diferentes provincias eclesiásticas. Don Jesús tiene dos metropolitanos: el arzobispo de Zaragoza y el de Pamplona-Tudela. También tiene dos presbiterios a los que atender, dos catedrales en las que predicar con sus correspondientes cabildos, dos consejos económicos, etc, etc.

Por si fuera poco tener que vivir a caballo entre dos diócesis vecinas, también es el presidente de la comisión episcopal para la vida consagrada de la Conferencia Episcopal Española. Por tanto, es el encargado de tener que lidiar con los Barrajones de turno. Vamos, una bicoca. Y por voluntad expresa del cardenal Rouco, también es el responsable de una cátedra en San Dámaso. Está claro que él podría haber renunciado a algunas de esas responsabilidades que no le facilitan el gobernar sus dos diócesis, pero por lo que voy conociendo a don Jesús, estamos ante un hombre que no se arruga ante la carga de trabajo. Siempre habrá quien le acuse por ello de buscar “ascensos", pero hay formas mucho más “descansadas” de forjarse una buena carrera episcopal, si es que esa fuera su intención. Tengo muy claro de que en don Jesús se cumple el hecho de que un obispo no sólo tiene responsabilidad sobre la diócesis que pastorea, sino que es también partícipe de la solicitud para todas las Iglesias. Es decir, si algún día le llega ese ascenso, se lo habrá ganado a pulso.

Aun así, parece que en Roma debe de haber alguien que o le quiere demasiado o le quiere mal. No sé con cuál de las dos posibilidades quedarme, pero a día de hoy don Jesús puede decir aquello de “éramos pocos y parió la abuela". Como no tiene trabajo, como no está de acá para allá constantemente, van y le hacen Comisario Pontificio de la Unión Lumen Dei. Pocos marrones tan chungos debe de haber hoy en la Iglesia Católica en todo el orbe como ese. Sabiendo lo que se sabe de Lumen Dei y sus “secuases", sabiendo que a todo un monseñor Sebastián le han hecho la vida imposible, de tal forma que ha optado por renunciar, y sabiendo que ya hubo otro candidato “intermedio” que renunció a encargarse de ese pastel, don Jesús ha decidido decir sí a esa nueva responsabilidad. Yo digo que lo ha hecho por obediencia y por amor a la Iglesia. Y el que no se lo crea, que reviente.

Ahora bien, igual que digo eso afirmo que la primera y fundamental prioridad de un obispo es atender al rebaño que se le ha encomendado. Si tanto trabajo le va a impedir gobernar de forma adecuada las dos diócesis que tiene a su cargo, mal negocio hacemos todos. Y tampoco es plan de que este hombre, todavía joven, se queme con tanto trabajo, tantos viajes y tantas reuniones. Ni se lo merece él ni nos lo merecemos los diocesanos de Huesca y de Jaca. Por mucho que tenga buenos equipos de gobierno en las diócesis oscenses, la presencia del obispo es irremplazable. Él, y no otros, es el sucesor de los apóstoles, el pastor de las almas que acá vivimos.

No tengo la menor intención de entrar ahora a fondo en el asunto Lumen Dei. Si hoy digo lo que pienso sobre lo ocurrido desde que monseñor Sebastián fue nombrado Comisario pontificio, faltaría al respeto al cardenal Bertone, al cardenal Rouco, al arzobispo Osoro y a los obispos Del Hoyo y Rodríguez Magro. Por tanto, prefiero callarme. Además, es seguro que no conozco todos los detalles y por tanto mi juicio no sería ecuánime. Sé que don Jesús es la persona idónea para afrontar este pequeño gran problema que tiene la Iglesia. Digo pequeño, porque los miembros de Lumen Dei no llegan a mil. Y digo grande porque todavía se puede provocar un escándalo de dimensiones considerables, si es que no se ha causado ya. El problema no está en la idoneidad del Comisario. Don Fernando Sebastián era tan adecuado o más que don Jesús. El problema está en que los que le han hecho la puñeta al arzobispo emérito de Pamplona-Tudela decidan hacer lo mismo con el obispo de Huesca y de Jaca. Si eso es así, demostrarán una vez más ser lo que algunos creemos que son. Y no duden ni por un instante que les acusaremos de forma pública, notoria y, llegado el caso, hasta escandalosa. Otros no sé lo que harán, pero yo no me pienso quedar callado. Y si tienen que quedar en evidencia las más altas jerarquías de la Iglesia, salvo excepción del Santo Padre, pues que así sea.

Don Jesús, ánimo y adelante. Cuenta con nuestras oraciones y nuestro cariño y aprecio filial,

Luis Fernando Pérez Bustamante