Luchemos contra esa basura que tanto atrae a esta sociedad enferma
Lo último parece que ha sido el relato pormenorizado, en Interviú, de las relaciones sexuales compulsivas entre un "señor" periodista deportivo y su "ex", la cual a su vez ya había sido "ex" de otro u otros señores. Mañana puede ser la decimocuarta versión de la muerte de una señora cuyo principal mérito era ir de juerga en juerga, de cama en cama y de exclusiva en exclusiva. Y al otro será la ruptura de la pareja que se "conoció" en una casa llenita de cámaras de televisión. O quizás la resurrección amorosa caribeña de Matusalenas con más arrugas por centímetro cuadrado de piel que años en el carnet de identidad. Todo ello aderezado por presentadores que lucen orgullosamente su plumífera personalidad y que, de vez en cuando, se permiten el lujazo de darnos lecciones de dignidad moral. Por no hablar de esa colección de insignes tertulianos y comentaristas de vidas ajenas, que hacen el papel de hooligans o detractores del ganado previamente descrito.
Da lo mismo. Lo cierto es que toda esa basura inmunda lleva siendo consumida durante años por buena parte de la sociedad española. En la televisión nada dura si no hay audiencia que lo sostenga. Y aunque parece que estamos ante una momentáneo hartazgo de dicha audiencia ante determinado tipo de telebasura, no me cabe duda de que las "crónicas de sociedad" seguirán llenando las horas de ocio de millones de españoles. Quizás cambien algo los formatos, posiblemente el modelo tombolero se extinga, pero ya se inventarán algo. Faltaría más.
El caso es que no recuerdo que la Iglesia española se haya manifestado contudentemente -y específicamente- contra esa trata de almas humanas en que se han convertido horas y horas enteras de las parrillas de programación de las televisiones privadas. Es obvio que lo que puedan decir los obispos le importa un pimiento al mundillo ese, pero mucho me temo que una parte no pequeña de los que llevan consumiendo esa telebasura desde hace años, van luego a misa dominical sin sentir el más mínimo sentimiento de remordimiento por haber satisfecho su curiosidad con adulterios ajenos y escándalos sin fin. Y es que, señores, es de lamentar que existan demasiados cristianos que no captan, quizás porque no se les forma adecuadamente, que no es propio ni digno de un hijo de Dios el entretenerse con los pecados ajenos. Escribió el apóstol San Pablo:
Ef 5,3-4
Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos. Ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.
Pues bien, utilícense los púlpitos, las hojas parroquiales, las cartas de los obispos y toda la artillería disponible en la Iglesia, para arremeter contra esa plaga que tanto daña a nuestra sociedad y tanto perjuicio puede causar a la salud espiritual de los fieles.
Luis Fernando Pérez Bustamante
10 comentarios
No hay mas que ver el tropel de vocaciones y la entarada en los actos del culto. A la Iglesia sólo le interesa ahora liquidar a Zapatero. Así les va.
Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos. Ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.
...empiezo por dar gracias por este Papa Benedicto XV, cabeza de la Iglesia, por donde el cuerpo seguirá hacia "prados de hierba fresca, donde me hace reposar, me conduce hacia fuentes tranquilas..."
La fe en Jesucristo es inseparable de la fe en la Iglesia, de la fe de la Iglesia.
Machacar a la Iglesia denota una profunda falta de fe.
No sé quién hablo de un comité para evitar programas no aptos a menores. Pues bien, casi toda la publicidad debiera suprimirse por ese motivo.
Hay programas buenos, pero no se habla de ellos en las clases. Porqué será que sólo se nombran las horteradas
Se puede vivir sin ver la TV, y se la puede sacer del lugar principal de la casa, y en ese lugar poner un oratorio.
Los hijos necesitan hablar con los padres con tranquilidad, y los padres necesitamos hablar con los hijos de igual forma, si está la televisión puesta no es posible entenderse.
Un saludo a todos.
"El caso es que no recuerdo que la Iglesia española se haya manifestado contudentemente -y específicamente- contra esa trata de almas humanas en que se han convertido horas y horas enteras de las parrillas de programación de las televisiones privadas"
Eso llevo años esperando yo, una manifestación clara, ESPECÍFICA Y CONTUNDENTE, de nuestros pastores acerca de la TV y acerca de cuál sería un comportamiento cristiano de unos padres que quieran salvaguardar a sus hijos de tanta inmundicia.¿Para cuándo? Y también:¿por qué tan pocos cometarios de sus habituales seguidores del blog en este tema?
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