Lo que yo le preguntaría a la Congregación para la Doctrina de la Fe
Tras haber leído la reciente - y muy interesante y reveladora- entrevista de Zenit a la teóloga alemana Jutta Burggraf, no he podido resistir la tentación de escribir un post sobre el tema del ecumenismo y algo muy relacionado con él: la salvación de los no católicos.
Aunque acepto de mucho gusto el hecho de la evolución del dogma tal y como lo expuso el gran Henry Cardinal Newman, creo oportuno pedir a teólogos e interesados en el ecumenismo que procuren citar lo menos posible a los padres de la Iglesia, santos y teólogos de siglos pasados. Más que nada porque la unanimidad en todos ellos es sólo superada por su rotundidad a la hora de marcar cuál es el único camino a emprender por todos los que no están en plena comunión con la Iglesia Católica: el regreso a dicha comunión total.
Porque por poner un ejemplo, si la profesora Jutta cita a San Agustín diciendo de los separados de su tiempo que "Son nuestros hermanos y no dejarán de serlo hasta que dejen de decir: Padre nuestro", alguien puede llegar a la conclusión de que el santo obispo de Hipona era un paladín del ecumenismo. Y puede que sí lo fuera, pero en un sentido bastante diferente al actual. San Agustín, en su contraversia contra los donatistas, aun aceptando la validez del bautismo recibido fuera de la Iglesia Católica, enseñaba que:
De Baptismo III,10.13
"Quien recibe el bautismo entre los herejes o en algún cisma fuera de la comunión de la Iglesia, se queda sin percibir fruto alguno en cuanto participa de la perversidad de los herejes y cismáticos."
Aun reconociendo que no era igual de responsable el que empieza un cisma o una herejía que el que nace en un grupo cismático o hereje, el santo obispo norteafricano decía que:
De Baptismo 1,5.6
"Por lo que se refiere a los que por ignorancia se bautizan allí (en un grupo cismático), pensando que aquella es la Iglesia de Cristo, si se les compara con los anteriores (culpables de iniciar el cisma), su pecado es menor, aunque queden malheridos por el pecado del cisma. Y no dejan de pecar gravemente porque los otros pequen todavía más gravemente."
Tan drástico era el gran y santo teólogo que sostenía la teoría, la cual era compartida por otros padres de la Iglesia, de que ni siquiera el martirio (bautismo de sangre) podía salvar a los hermanos separados:
De Baptismo IV,17.24
"Ni este bautismo aprovecha el hereje, aunque haya perdido la vida fuera de la Iglesia confesando a Cristo. Y es una gran verdad: al morir fuera de la Iglesia manifiesta bien claramente que no tiene la caridad de que habla del Apóstol."
Es obvio que San Agustín no era infalible y que su optimismo sobre la posibilidad de la salvación fuera de la Iglesia era más bien nulo, pero precisamente por eso es mejor que no se le cite como autoridad en el contexto del ecumenismo moderno. Sencilla y llanamente no encaja. Y no sólo él. Prácticamente NADIE, ni santos ni teólogos, en toda la historia de la Iglesia ha sido optimista sobre la posibilidad de la salvación de los no católicos. La excepción a ese destino fatal, según el propio magisterio de la Iglesia anterior al CVII, ha venido siempre dada por la llamada "ignorancia invencible".
La ignorancia invencible consiste básicamente en que se considera que los no católicos (y no cristianos en general) pueden salvarse si no tienen culpa alguna en no conocer que la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo (o, siguiendo al concilio, que la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia Católica).
Ahora bien, ¿me puede decir alguien qué protestante u ortodoxo puede alegar hoy ignorancia invencible? ¿acaso la Iglesia Católica no ha dejado ya bien claro quién es en repetidas ocasionas, la última hace unos pocos días? Y si lo ha dejado claro, ¿rechazar voluntariamente esa verdad es compatible con la eximente de ignorancia invencible?
Sigo preguntando: ¿sigue creyendo hoy la Iglesia que los que están fuera de ella voluntariamente pueden salvarse? ¿cree la Iglesia que pueden salvarse los que han abandonado voluntariamente su seno para unirse al protestantismo evangélico o a las sectas? Cuando la Iglesia, en el fondo -y a veces también en la forma-, reconoce que el fin último del ecumenismo es que todos los que están en comunión imperfecta con ella lleguen a la plena comunión, ¿está mostrando sólo el deseo de que se cumpla el "ut unum sint" de nuestro Señor para que el mundo (no cristiano) crea, o hay también un claro intento de facilitar la salvación de los bautizados que están fuera del rebaño de Pedro?
Para mí la pregunta clave sobre el Concilio Vaticano II no es qué significa "subsistit". No, la pregunta que, si me concediera la oportunidad, yo haría a la Congregración para la Doctrina de la Fe o al mismísmo Papa Benedicto XVI es:
¿en qué sentido ha de entenderse la siguiente afirmación del Concilio?
Por lo cual no podrían salvarse quienes, sabiendo que la Iglesia católica fue instituida por Jesucristo como necesaria, rehusaran entrar o no quisieran permanecer en ella.
(Lumen Gentium 14)
No estamos hablando simplemente de eclesiología. Hablamos, habló el Concilio, de salvación o condenación de los que no quieren entrar o permanecer en la Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Hay millones de cristianos no católicos que no quieren ni querrán entrar en la Iglesia Católica aun sabiendo que ella reclama para sí lo que sabemos que reclama. Es más, cuando ella dice ser lo que es, se enfadan. ¿De verdad el camino ecuménico recorrido desde el Concilio Vaticano II hasta ahora es una herramienta para la salvación de esas almas?
Si para llegar a una hipotética y en todo caso futura unidad real hay que esconder, negar o minusvalorar el contenido real de una doctrina -que trata precisamente sobre la salvación de los hermanos separados- que ha sido unánimemente predicada y explicada por Papas y santos a lo largo de los siglos, ….. casi sería preferible volver a la firmeza de la Mortalium Animos. Es preferible que se nos acuse de fundamentalistas en la tierra que de necios en el cielo. En todo caso, al juicio del magisterio vivo de la Iglesia me someto. Ahora y siempre. Y en este asunto, si cabe más que en otros, porque reconozco que mi propia vivencia personal, salida de la Iglesia y regreso a la misma tras pasar años fuera, limita mi objetividad. Es decir, tengo bastante claro que si yo hubiera permanecido fuera de la Iglesia mi salvación estaría en gravísimo peligro, pero cada vida es un mundo, cada conciencia un templo y cada alma responsable únicamente ante Dios. Con todo, es deber de la Iglesia ayudar a todas las conciencias y a todas las almas a tomar la decisión acertada.
Luis Fernando Pérez Bustamante
PD: Por favor, visitad el blog de la hermana Lucía Caram. Hay alguien a quien ayudar.
40 comentarios
Estoy casi de acuerdo con lo que dices.
La Encarnación no era necesaria, pero, una vez que Dios decide encarnarse, es la vía única y necesaria para la salvación de todos.
Los que vivieron antes de Cristo y los que viven ahora pero no le conocen, si se salvan se salvan por Cristo. De alguna manera Dios les dará la gracia del bautismo a los que, por su ejercicio natural de la libertad, no hayan rechazado en la práctica el bien y la verdad. Lo dice la Escritura: "No se nos ha dado otro nombre bajo el cielo que pueda salvarnos". Es también lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica y el Concilio Vaticano II.
Nuestra salvación es siempre un regalo de la misericordia de Dios en Cristo. Sin ese regalo no alcanzaríamos nunca a llegar al cielo. Como tú dices, sin él sería imposible para nosotros expiar nuestros pecados.
Yo no dudo que pueda haber salvación para los que no han conocido a Cristo, pero esa salvación ...
Pero la Redención en cuanto a tal, sí es necesaria, porque ya vemos que el hombre por sí mismo tiene escasas fuerzas. Tiene capacidad para la salvación y necesidad de ella. Pero Dios, en la historia ya ha ido dando fermentos de salvación que completa Cristo inequívocamente.
...pero esa salvación aún no la han recibido, por eso no se puede decir que son cristianos.
Por cierto, totalmente de acuerdo con el último comentario que has hecho sobre la Encarnación.
Un saludo.
Podemos caer en la tentación de pensar que lo importante es cumplir los mandatos de Dios, aunque no se crea en su Hijo. Eso no es cristianismo...
Por otra parte, yo he conocido muchos cristianos indignos, y también he conocido no creyentes bondadosos. Pero jamás he conocido ningún agnóstico que crea y cumpla todos los mandatos de Cristo. Los santos agnósticos no existen.
Incluso el mismo nº 1 de DH termina en su último párrafo manifestando que lo dicho antes (se está refiriendo a la libertad religiosa) "deja íntegra la doctrina tradicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Iglesia de Cristo". Deberes morales de los hombres y las sociedades con la VERDADERA religión y la ÚNICA Iglesia: esa es la letra del CVII y la inmutable doctrina de la Iglesia.
Respecto al dogma, lo que evoluciona es más bien la forma de exponerlo. El dogma en su esencia es inmutable.
Hermenegildo, no tengo ni la menor idea de cómo hacer "oficialmente" una pregunta a la CDF y supongo que tienen demasiadas cosas pendientes como para andar respondiendo a preguntas de particulares, pero si alguien sabe cómo se hace eso, que me lo diga.
Nachet, no sé tú pero yo cada vez tengo más la sensación de que el optimismo sobre la salvación de los no cristianos (y no católicos), es un lastre para la verdadera evangelización. Y por tanto, un lastre para la propia salvación de la humanidad.
También estoy seguro que para otros postuladores, esa hipótesis es una forma cómoda de obviar su obligación evangelizadora, de palabra y de ejemplo.
Dios conoce el corazón de cada uno, y sgún el examne del mismo, juzgará con que intenciones dice cada cristiano lo que dice.
Respecto a lo que dice LF, no creo que en el mundo de hoy se pueda evangelizar metiendo miedo a la gente. Creo que evangelizar es hacer que la gente se encuentre con Jesús en el Evangelio. Si vamos con amenazas por delante, no llegarán jamás a conocer a Jesús.
LF, leí el post de las vacaciones y la fe. Intentaré hacer algo de eso, entre idas y venidas de un sitio a otro.
Hasta otra.
Jn 16,7-11
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya, porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros. Mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.
No se trata de meter miedo a nadie, sino de predicar el evangelio completo, no mutilado. Y en dicho evangelio, la posibilidad real de la condenación es algo que Cristo mismo deja claro de forma bien rotunda.
Ya me dirás, cuando acabes tus vacaciones, si te han resultado útiles mis recomendaciones.
Por cierto, y esto no lo digo como réplica a lo que comentas, si alguien piensa que evangelizar es una molestia, mejor que no evangelice porque no lo va a hacer bien. La evangelización ha de nacer del amor por los hombres, pues si Dios quiere que todos sean salvos, el evangelista también lo quiere. La Iglesia que evangeliza poco y/o mal, ama poco y/o mal.
Sólo por cortesía, te contestarán.
Podéis haceros, no obstante la siguiente reflexión: vuestra tesis, ya abandonada hace años por los teólogos célebres del postconcilio, no la sostienen ni gentes cercanas al opus (o del mismo). ¿No os estáis quedando sin espacio intelectual (del intelectum fidei)? Pocos, severos y condenadores.
Por mí, ojalá todo el mundo fuera salvo así sin más. No me apetece que se condene nadie.
Hoy seguimos igual. Quien de un modo consciente rechaza a Cristo, rechaza su propia salvación.
No hay que despreciar la fuerza de la costumbre en las personas. Alguien educado en el luteranismo tiene que tener una gran sinceridad espiritual para renunciar a su fe y convertirse. Pero sólo Dios sabe la gracia que le ha dado, si con una respuesta normal a su gracia la conversión se hubiera dado o era necesaria, por su circunstancia vital, una virtud heroica.
Quien sabe la trayectoria vital de cada uno. Si fuesemos razón pura, sólo ocn la apologética debería bastar, ya que so puros razonamientos. Pero cuando interviene el corazón y los sentimientos, y las heridas de la vida...
O aquellos que, por no complicarse la vida porque viven muy cómodos, no quieren ni oír hablar de Cristo. Creo que de estos casos el propio Cristo dijo "aquel día será más llevadero para Sodoma"
Tampoco me parece un razonamiento muy válido en una discusión apelar a la "falta de espacio intelectual" del resto. Digo yo que si el espacio intelectual lo tienes tú, entonces te sobrarán argumentos para rebatir, en vez de recurrir, como haces con frecuencia, a la coplilla: "vosotros sois integristas y condenadores, y yo soy bueno porque quiero que todo el mundo se salve". Yo creo que ya ha quedado claro que aquí nadie desea la condenación de nadie, sino la salvación de todos, y que la disensión proviene del camino de esa salvación. Menos apriorismos y más argumentos se te agradecerían. Sobre todo porque la copla no es cierta, y además ya está muy oída. Con todo cariño, rebaja un poco la superioridad moral sin motivo que en ocasiones dejas traslucir. Un saludo.
Respondo: Comprendo que si espontáneamente proyectas tu caso sobre los otros, saques las conclusiones que sacas. Pero creo que eres consciente que el recorrido intelectual y experiencial que tú has podido hacer es algo que no está al alcance de todos, es más, diría que sólo está al alcance de una minoría.
El Vaticano no va a pronunciarse en una cuestión de foro interno (hasta qué punto son o no culpables los que no aceptan la IC).
Yo he dado mis argumentos basados en este principio. Hasta he copiado párrafos de la LG, pues gustan las citas de autoridad aquí. Es, creo, cierto que coincido con los teólogos postconciliares. Y cierto que las frases de Jutta sobre esto coinciden con mi postura. ¿Qué más? Todos sabemos nuestras posturas. Me parece estupendo consultar a CDF. Yo no creo ser en esto (como sí en otros temas) heterodoxo. Vuelvo a lamentar mi tono y he de ejercitar la humildad, está claro. Pero sería bueno para todos, sinceramente.
Que el magisterio esté más cerca del rigorismo que de la corriente mayoritaria en teología, no lo descarto. Por eso es útil la pregunta a CDF. Eso sería contar con el primo de zumosol. Por lo menos hasta el próximo papa.
Dilema: un saco de oro y un saco de migas de pan. Si a uno le dan a elegir, elegirá el de oro, no? Se ve que cuando ante la verdadera Iglesia y la falsa uno elige la falsa, es porque es tonto o malintencionado. Vaya lógica, Blogger. ¿Te crees tú que uno elige lo peor sabiéndolo? Tú también has elegido un mal camino y, evidentemente, no te das cuenta. Si te dieras cuenta, no lo harías. Me refiero al de tu rancia apologética fuera de la lógica humana y del sentido común.
Por otra parte, los que han leído este foro desde hace meses saben que, a Dios gracias, no todo es apologética en mi vida religiosa.
Petrino, sinceramente creo que muchos no tendrán excusa cuando se presenten delante de Dios y se les diga: a aquella que tú llamabas la Gran Ramera es mi Iglesia. Se te dijo y se te dieron argumentos más que sobrados para aceptarlo y te mantuviste en tus trece.
No hay ignorancia invencible cuando la fe católica se enseña abiertamente y con todo tipo de razones. Y tú sabes bien lo que ocurre en determinados foros.
Cruz, de acuerdo.
QUIEN SALVA ES CRISTO, nuestra salvación viene de él y por El. Y mientras El no diga que está restringida solamente a los de la Iglesia católica, no podemos afirmar eso nosotros ni mucho menos monopolizar la salvación COMO UNA FORMA DE EJERCER PODER.
Jesús perdonó Y ACOGIO siempre a todos en una actitud de total APERTURA Y COMPASIóN. Es traicionar esta actitud suya restringir la salvación sólo a unas personas y negársela a otras.
Hay que volver a beber agua de la fuente, allí es pura y cristalina.
Sí, creo que dijo eso.
Pero también perdonó a los publicanos, a todos, Luisfer, no encontrarás una sola exclusión en El. Es magnífica su grandeza.
Y todos nosotros estamos llamados a ser como El, a continuarle en la historia, sin recortes, por muy justificados o merecidos que nos parezcan.
Si no hacemos esto, poco importa lo que digamos, seremos cristianos de pacotilla.
Buenas noches a todos.
¿A quien condenó? según tú.
Porque claro, según tu planteamiento, lo que Cristo hace es pedir que se aparte de la Iglesia a los que no la obedecen ... pero al mismo tiempo los salva.
Y si los va a salvar, ¿para qué pide que no se les considere como miembros de su Iglesia?
Si no quieres releer los evangelios, vale,lo haré yo, para ho hablar de memoria, porque hay que hacerlo con el evangelio en mamo.
Pero como trabajo tendras que esperar al finde.
Si no quieres releer los evangelios, vale, lo haré yo, para ho hablar de memoria, porque hay que hacerlo con el evangelio en la mano.
Pero tendrás que esperar un poquito.
Siento el retraso. Espero no hayas pensado que no iba a volver.
He leído los cuatro evangelios y en ellos Jesús no se cansa de perdonar, Ofrece su perdón incondicional a todos, como explica en la parábola del hijo pródigo y el padre cariñoso, e invita a los pecadores a confiar en su misericordia.
Sí encontré palabras muy duras contra:
* los que siembran cizaña (Mt 13:42)
* los que se escandalizan (Mt 5:29-30)
* los fariseos y saduceos (Mt 23: 13 ss)
* los insensibles de este mundo (Lc 6:24-26)
* el que insulta a su hermano (Mt 5:22)
* la blasfemia contra Espíritu (Mt 12: 31-32, Mr 3:28-30; Lc 12-10), que dicen es el único pecado que no será perdonado.
* quien le va a traicionar (Mt 26:24; Mr 14:21; Lc 22:23)
pero no encontré ni una sola vez una condena directa, o sea que haya condenado directamente a alguien por grave que fuera su pecado, ni siquiera a los que decidieron su muerte ...
Por otra parte, es obvio que Dios no quiere que nadie se condene pero a nadie salva contra su propia voluntad.
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