La importancia de una buena catequesis
Ayer se ha presentado el nuevo catecismo “Jesús es el Señor", dirigido especialmente a los niños que están en proceso de catecumenado previo a su primera comunión. Estamos pues ante una herramienta que debe de ser eficaz para ayudar a nuestros muchachos a comprender los fundamentos de la fe en la que fueron bautizados.
La educación religiosa de los hijos es fundamental para que en el futuro sean hombres y mujeres de fe. La Escritura es muy clara al respecto. Dice el libro de Proverbios que “instruye al niño en su camino, que aun de viejo no se apartará de él” (Prov 22,6). Y leemos en el libro de Deuteronomio el mandato que Dios da los pares para que instruyan a sus hijos en la ley divina:
“Poned estas palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, atadlas a vuestra mano como una señal, y sean como una insignia entre vuestros ojos. Enseñádselas a vuestros hijos, hablando de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado. Las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas, para que vuestros días y los días de vuestros hijos en la tierra que Yavé juró dar a vuestros padres sean tan numerosos como los días del cielo sobre la tierra“. (Deut 11,18-21)
Obviamente un libro de catequesis, por muy bueno que sea, no debería de sustituir a los padres como principales transmisores de la fe y los valores del evangelio. Yo mismo recuerdo que no hubo catequesis mejor en mi infancia que la que recibí de mi propia madre durante los largos paseos que dimos en algunas tardes-noches de verano, cuando apenas contaba 7 ú 8 años. Yo le preguntaba y ella me respondía, a la vez que me preguntaba para ver si comprendía bien lo que me quería transmitir. La mejor garantía para que un crío o una muchacha aprendan a amar a Dios, es que tengan unos padres que les guíen de la mano en la aventura maravillosa del conocimiento de Cristo. Desgraciadamente vivimos en un tiempo en que no abundan los padres así, aunque todavía tenemos una generación de abuelos que suplen, siquiera en parte, el papel que deberían desempeñar los progenitores. Y donde no llega la familia, debe de intentar llegar la Iglesia por medio de sus sacerdotes y catequistas.
Dado que un buen cristiano es SIEMPRE un buen ciudadano, la sociedad debería de agradecer la labor que la Iglesia realiza para formar a nuestros críos en los valores que son garantía de un futuro mejor para este país. Pero, seamos realistas, lo que hoy se plantea desde los poderes fácticos no es una aceptación de catecismos religiosos y valores evangélicos, sino la imposición de contravalores que nacen de una ideología que considera al propio cristianismo como el principal enemigo a batir. En la revolución cultural, moral y social que se nos mete en nuestras casas desde el televisor y los proyectos de ley educativos del socialismo gobernante, no hay lugar para el derecho fundamental de los padres a que sus hijos sean educados conforme a su escala de valores. Nos guste o no, lo queramos aceptar o no, estamos en una batalla en la que lo que se juega es el futuro de nuestros niños y adolescentes. Y si no somos capaces de dar la cara por ellos, ¿quién lo hará?
Deseo que este nuevo catecismo sea algo más que un granito de arena en la tarea de re-evangelización que necesita esta nación llamada España. Como quiera que no lo he leído, no puedo lanzarme a emitir juicios apresurados sobre su contenido, pero confío en que nuestros pastores habrán sabido elaborar un buen texto, que sea capaz de enseñar TODA la fe católica a quienes dentro de pocas décadas tomarán el relevo en la tarea de ser ciudadanos católicos responsables en un país que ha sufrido un grave proceso de descristianización.
Luis Fernando Pérez Bustamante
18 comentarios
Intenta recordar la respuesta a esta pregunta ¿qué es orar?. Pues a mí me viene la frase de catequesis: hablar con Dios, para alabarle, bendecirle y pedirle toda clase de bienes.
Esa es la respuesta de carrerilla que me viene a la cabeza. Luego la podemos explicar con mejor detalle. Pero quedan tres ideas claras: adoración, bendición, petición.
Un saludo
Supongo que este nuevo catecismo infantil, igual que el Catecismo de la Iglesia Católica, celebrará "los frutos espirituales del Concilio Vaticano II, profundizando en sus enseñanzas para una más perfecta adhesión a ellas y promoviendo el conocimiento y aplicación de las mismas", tal y como indica la Constitución apostólica "Fidei Depositium" para la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica.
Supongo que este nuevo catecismo infantil, igual que el Catecismo de la Iglesia Católica, concederá más importancia a los discursos de Pablo VI que a las encíclicas de San Pío X, que no figuran en su índice de textos.
Supongo -finalmente- que las encíclicas del único Papa santo desde el s. XVI ya no tienen cabida "pastoral" en los catecismos de la Iglesia Católica. Aunque ese Papa haya ejercico su papado íntegramente en el s. XX y sea el creador de la Acción Católica. Aunque el contenido dogmático de sus encíclicas ocupe 201 de los 2349 puntos de la edición anterior de "El Magisterio de la Iglesia (Echiridion Symbolorum)" de Enrique Denzinger (Barcelona: Herder, 1963).
Dado que, según la Constitución apostólica "Fidei Depositium" para la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, "Este catecismo no está destinado a sustituir a los catecismos locales debidamente aprobados por las autoridades eclesiásticas, los obispos diocesanos y las Conferencias Episcopales, sobre todo cuando estos catecismos han sido aprobados por la Santa Sede" yo, por mi parte, con mis hijos, seguiré usando el Catecismo Mayor de San Pío X.
¿Que el Catecismo Mayor de San Pío X es anterior al Concilio Vaticano II? No importa, Jesucristo también es anterior al Concilio Vaticano II que, por otra parte, fue convocado por el beato Papa Juan XXIII como un concilio pastoral, no dogmático.
Quizá, como decía Pablo VI, el propio Concilio Vaticano II sea, en sí mismo, un catecismo. Pero quizá también sea un catecismo que ya sólo son capaces de entender aquella generación de sacerdotes jóvenes en mayo de 1968.
"El teólogo Enrique Miret aplaude a los obispos por poner al día la fe .-El teólogo Enrique Miret Magdalena aplaudió hoy a la Conferencia Episcopal Española (CEE) por poner "al día" el catecismo. Miret se refería al catecismo de la Conferencia Episcopal "Jesús es el Señor", presentado ayer y del que se editarán 100.000 ejemplares"
Y claro, no es lo mismo hablar del infierno más como un estado que como un lugar, que negar categóricamente que sea un lugar, lo cual no sé como se puede conciliar con la resurrección de todos alfinal de los tiempos.
Hasta que yo no lo lea, no podré opinar.
Me parece injusto e improcedente que os moféis de Miret Magdalena, ha sido un referente para muchísimos cristianos en momento muy difíciles. Otra cosa es que compartáis su pensamientos, pues no estamos obligados a ello.
Con respecto a lo que entendéis por infierno creo que sería bueno leyerais lo indicado por el Santo Padre Juan Pablo II, puede que os aclare algo.
Sed compasivos como mi Padre es compasivo nos dice el Señor
Y respecto al infierno y la catequesis que Juan Pablo II dio hace años, me he tirado todos esos años demostrando que él no negó que el infierno fuera un lugar, aunque desde luego puso más énfasis en que es un estado.
Admito tu reprimenda. Puede haya interpretado mal tu escrito de replica a Pedro. Perdona mi inoportunidad. Todo es debido a que D. Enrique Miret Magdalena tiene mis mayores respetos por su edad, por su honradez y sapiencia ; esto me hace ser un discípulo y gran admirador suyo.
Luis Fernando, entiendo que el infierno no es un lugar, éste como tal, es un sujeto que pertenece al espacio y al tiempo. Me inclino por el estado, es algo que concierne más a lo espiritual. ¿Crees, que Satanas es espíritu o materia?. Si es espíritu, deduzco que el infierno es un estado espiritual de la persona en el cual carece principalmente de la visión beatífica de Dios. ¿Qué cómo se representa ?. Entiendo que cabe muchas interpretaciones siempre especulativas.
El fuego puede ser la simbolización del ardor, la angustia en que el espíritu se devora al verse desposeído de la vivencia de Dios.
Otra cosa es querido hermano quienes son los que se condenan. Ahí entra exclusivamente nuestro Supremo Juez infalible, pero benévolo, nuestro Señor Jesucristo.
Sería verdaderamente lamentable para una persona, que su ser cristiano como tal, estuviera sólo puesta su mirada a la condenación y no en al Amor a Dios en proyección hacia el hermano; para mí, sería vivir sin sentido la profundidad y la alegría de saberse amado por Dios. Que pobreza como persona , pues, no capta el mensaje de un Padre todo Amor.
Querido hermano Luis Fernando estoy seguro que Dios en su bondad infinita pesará más lo poquito bien realizado, que lo mucho mal realizado. Siempre fijándonos en uno mismo, nunca en lo realizado por prójimo, pues no podemos ser jueces de nadie.
Uniéndonos los dos como hermanos demos alabanza a Dios, por habernos creado para amarlo eternamente.
La respuesta de la Revelación es sí. Ante lo cual, tanto los que resuciten para salvación como los que lo hagan para condenación, tendrán cuerpos (gloriosos en el caso de los salvos) que deberán ocupar algún lugar concreto.
No hay porqué negar eso, que desde luego no anula sino que complementa la idea de que el infierno puede ser más un estado del alma que un lugar para el cuerpo.
Entiendo que el cuerpo glorificado no tiene que ver nada con un cuerpo material. Jesús en la resurrección tuvo un cuerpo diferente, al que tenemos los humanos , aunque se manifestara en las apariciones en la forma que tuvo en la tierra.
Por otro lado si es estado del alma no tiene porque ser lugar de estancia corporal.
Creo que la revelación no hay que tomarla de una forma literal y lineal, sino viendo muchísimas más cosa. Sé que hay una corriente teológica que sólo admite al literalidad. Todo es cuestión de que el Magisterio diga la última palabra. Y entiendo que en esto hay diferentes opiniones.
Insisto hermano Luis Fernando, tengamos juntos una oración de alabanza eso nos une verdaderamente.
Y respecto a los que resucitarán para condenación, pues baste decir que no resucitarán en cuerpos gloriosos, así que....
Yo no admito sólo la literalidad. Pero el Catecismo de la Iglesia Católica es muy clarito al respecto:
115 Según una antigua tradición, se pueden distinguir dos sentidos de la Escritura: el sentido literal y el sentido espiritual; este último se subdivide en sentido alegórico, moral y anagógico. La concordancia profunda de los cuatro sentidos asegura toda su riqueza a la lectura viva de la Escritura en la Iglesia.
116 El sentido literal. Es el sentido significado por las palabras de la Escritura y descubierto por la exégesis que sigue las reglas de la justa interpretación. "Omnes sensus (sc. sacrae Scripturae) fundentur super litteralem" (S. Tomás de Aquino., s.th. 1,1,10, ad 1) Todos los sentidos de la Sagrada Escritura se fundan sobre el sentido literal.
117 El sentido espiritual. Gracias a la unidad del designio de Dios, no solamente el texto de la Escritura, sino también las realidades y los acontecimientos de que habla pueden ser signos.
1. El sentido alegórico. Podemos adquirir una comprensión más profunda de los acontecimientos reconociendo su significación en Cristo; así, el paso del Mar Rojo es un signo de la victoria de Cristo y por ello del Bautismo (cf. 1 Cor 10,2).
2. El sentido moral. Los acontecimientos narrados en la Escritura pueden conducirnos a un obrar justo. Fueron escritos "para nuestra instrucción" (1 Cor 10,11; cf. Hb 3-4,11).
3. El sentido anagógico. Podemos ver realidades y acontecimientos en su significación eterna, que nos conduce (en griego: "anagoge") hacia nuestra Patria. Así, la Iglesia en la tierra es signo de la Jerusalén celeste (cf. Ap 21,1-22,5).
118 Un dístico medieval resume la significación de los cuatro sentidos:
"Littera gesta docet, quid credas allegoria,
Moralis quid agas, quo tendas anagogia"
(Agustín de Dacia, Rotulus pugillaris, I: ed. A. Walz: Angelicum 6 (1929), 256)
No me equivocaba cuando en otro post hacia refería a extensa preparación. Me alegro que tengas dotes para argumentar tus postulados.
Yo soy un simple monje que no llega a tanto. Aporto más por la experiencia de la vida que por mi formación. Sólo pretendo que Dios llene mi espíritu con su luz y así pueda vivir la alegría como un hijo amado.
Gracias Luis Fernando hoy me acuesto en mi celda sabiendo algo más.
Te ruego nos tengamos mutuamente presentes en nuestras oraciones doy por seguro que la tuya será escuchada.
¿Podemos saber a qué orden perteneces?
Querido hermano Luis Fernando en Jesús:
Permíteme si es necesario que siga en el anonimato tanto de mi persona como la nominación en la cual me encuentro.
Los foros tienen ese toque de clandestinidad que nos hace ser más verdaderos, cuando uno por circunstancias muy personales tiene que ponerse la capucha de su hábito.
Puedes estar seguro que no he entrado en este foro como un trop como alguno ha insinuado, sino para dar mis opiniones y aportar mis humilde pensamiento que como tales son criticables. Puede estar seguro que te admiro aunque disiento mucho en tus planteamientos . Siempre cabe pensar que tengo más ventaja con mi anonimato sobre ti que vas a pecho descubierto, pude que así sea, pero tu has obstado libremente por ser una persona pública y tienes que asumir por tu parte esos riesgos. Esto te traerá satisfacciones y malos ratos.
Que el Señor nos guarde a los dos y nos permita poder adquirir una buena amistad por mi parte la tienes.
Yo me apoyo en el Catecismo Mayor de Pío X.Es exhaustivo, claro, y concreto.
Expone la Doctrina pura y dura.
Seremos loa catequistas con la ayuda y supervisión del sacerdote- si este Fuera fiel a la Ortodoxia catolica- adaptamos-nunca manipulemos, la transmisión del contenido a la edad correspondiente
Por supuesto, una guía autorizada es el Catecismo avalado por Jojseph .Ratzinger, el posteriormente Papa Benedicto XVI.
En cualquier caso, he repasado bien el Catecismo para tener un conocimiento completo del mismo y llevarlo conmigo como baluarte de la Fé Católica.
El Catecismo que aquí se nombra lo desconozco .
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LF:
Este artículo fue escrito hace más de diez años... y yo tampoco conozco ya ese catecismo, je je.
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