¿Son los colegios católicos y la catequesis parte del problema?

Aunque creo que en relación al estado actual del catolicismo en España es más útil buscar soluciones de cara al futuro que buscar responsabilidades pasadas, es obvio que el saber en qué se ha fallado puede ayudar en esa búsqueda. Tampoco es que quiera señalar con un dedo acusador a nadie en concreto, pues el fracaso es cosa de todos, aunque no todos tienen la misma responsabilidad.

Soy de la opinión de que los colegios católicos no son precisamente una herramienta de formación de cristianos. La educación que se da en los mismos sigue siendo mejor, en líneas generales, que la que se obtiene en la escuela pública, pero el componente “católico” cada vez está más diluido en el profesorado y en el “alma” de la formación íntegra de los alumnos. Cuando se dice desde la FERE, y desde alguna alta instancia de la jerarquía, que adaptarán la EpC al ideario de los centros, lo que los padres pueden esperar, como mucho, es que sus hijos no reciban lo peor de dicha asignatura, pero desde luego es casi milagroso que se les enseñe el porqué es malo lo que sus coleguis que van a la escuela púbica tienen que estudiar. De una escuela católica donde a los niños se les daba una educación en la ley pero apenas en la gracia, en la que a partir de cierta edad a los muchachos se les decía que si hacían determinada cosa les saldrían espinillas en la cara, hemos pasado a una escuela católica donde Dios Padre es una especie de Papá Noel, Cristo un tío simpatiquísimo y el Espíritu Santo la versión cristiana del “haz el amor y no la guerra". Y digo yo que va siendo hora de que el péndulo se pare en el medio, ¿no?

Respecto a la catequesis, hoy he escrito una carta a mi obispo en la que, entre otras cosas, le decía lo siguiente: “Pero lo que más me desazona es que tengo la impresión de que los muchachos que van a ser catequizados saldrán dentro de tres años sabiendo más o menos lo mismo que ahora sobre los dogmas de la Iglesia. O sea, casi nada. Hemos pasado de memorizar el Astete o el Ripalda a confirmar a jóvenes que, por ejemplo, no saben diferenciar el dogma de la Inmaculada Concepción del de la Encarnación. A veces tengo la sensación de que la catequesis es poco más que transmitir unas nociones piscológicas con cierto contenido cristiano. Hay más buenismo y espiritualidad oenegista que otra cosa. Y así no preparamos a los muchachos a enfrentarse a una sociedad cada vez más hostil al evangelio.

Es obvio que la memorización de doctrinas no es suficiente para ser un buen cristiano, pero el desconocimiento patente del corpus doctrinal católico no puede traer nada bueno. No sé cómo lo verá usted pero en mi opinión, uno de los elementos en los que la Iglesia ha fracasado muy claramente después del Vaticano II es precisamente el de la catequesis
“.

Mucho me temo que mientras no nos tomemos en serio el hecho de que la fe cristiana no es sólo ni principalmente doctrina, pero no puede sostenerse sin un apoyo doctrinalmente sano, estaremos perdiendo el tiempo en la formación de los cada vez menos niños y jóvenes que acuden a nuestros colegios y nuestras catequesis. El problema es que para formar hay que estar primeramente formado. Por eso mismo no soy especialmente optimista ante lo que nos depara el futuro a corto-medio plazo.

Luis Fernando Pérez Bustamante