¿Quién es Blatter para prohibir a un cristiano que dé testimonio de su fe?

Blatter, el presidente de la FIFA, ha prometido que prohibirá toda manifestación religiosa para el próximo Mundial de Fútbol que se realizará en Sudáfrica en 2010. Así, porque le da la real gana. Porque él es el mandamás del fútbol y su palabra es ley. Se ha pasado del “Estado soy yo” a “El fútbol soy yo". Y no está solo en esa batalla antirreligiosa. El presidente de la Federación de Fútbol de Dinamarca ha dicho que “no existe espacio para la religión en el futbol". Y si alguien se piensa que esto es sólo cosa del fútbol, recuérdese que en las pasadas olimpiadas celebradas en Pekín también existía la prohibición de cualquier manifestación política y religiosa. Es decir, el deporte mundial, y sobre todo el fútbol, se ha convertido por obra y gracia de sus dirigentes en un instrumento de opresión de las conciencias de los deportistas, a los que se prohíbe dar testimonio de su fe cuando consiguen un éxito deportivo, ya sea batir un récord, ya sea meter un gol. Como Caamaño tome nota, me veo al Ministerio del Interior multando a los futbolistas que salgan al campo persignándose.

Como argumento para prohibir a los futbolistas que expresen públicamente sus sentimientos religiosos, se aduce que ello puede molestar a otros. O sea, que si Kaká enseña a la cámara su “I belong to Jesus” debajo de su camiseta tras meter un gol por la escuadra, no es descartable que un musulmán turco se tire del pelo indignado o que a Zapatero le entre un ataque de tos que le lleve al otro barrio. El caso es que no conozco a ningún cristiano molesto por ver a un futbolista musulmán mirar al cielo o inclinarse hacia la Meca tras meter gol, ni se sabe de ningún ateo que haya muerto tras un infarto después de ver el nombre de Cristo impreso en una camiseta. Apelar a la molestia de los no creyentes para molestar a los que sí creen es una forma como cualquier otra de totalitarismo facistoide y comunistoide. Más esto último que lo primero, dicho sea de paso.

En relación a la libertad religiosa, la FIFA y el COI no se diferencian nada de la antigua URRSS y la actual China. Son el mismo perro pero en vez de collar, en el cuello llevan medallas. Me pregunto si no hay tribunal alguno que pueda poner coto a semejantes dirigentes deportivos. En todo caso, espero que los deportistas cristianos, y de otras religiones, respondan a la opresión mostrándose libres para manifestar públicamente sus creencias. El señor Blatter no es quién para prohibir a nadie que confiese su pertenencia a Cristo.

Luis Fernando Pérez Bustamante