¿Hay salvación fuera de la Iglesia Católica? ( II )

En el mensaje anterior hemos leído cuál era el pensamiento de lo primeros padres de la Iglesia anteriores a San Agustín de Hipona.
Ahora nos toca ver cuál fue la enseñanza del santo Obispo de Hipona acerca de los que estaban separados de la Iglesia católica. Bien está que recordemos que San Agustín fue el teólogo preferido de Lutero y de Calvino, los cuales pretendieron hacer creer que sus doctrinas sobre la gracia y la predestinación eran iguales a las enseñanzas de aquel gran santo que vivió en el norte de África. Curiosamente no le tuvieron en cuenta cuando él dijo cosas como estas….

Epist 141,5
“Cualquiera, pues, que se haya separado de esra Iglesia Católica, aunque crea que vive virtuosamente, está separado de la unidad de Cristo por ese solo crimen: no alcanzará la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.”

De Baptismo III,16.21
“El amor del que el Apóstol dice: `El amor de Dios ha sido derramado sobre nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado´(Rom5,5), es la caridad que no tienen los que se han desgajado de la comunión de la Iglesia Católica; y, por esto, aunque `hablaran las lenguas de los hombres y de los ángeles´(1ºCor 13,1-3)… en nada les aprovecha. Porque no tienen el amor de Dios, los que no aman la unidad de la Iglesia, por lo cual se dice con razón que el Espíritu Santo no se recibe si no es en la Iglesia Católica”

Epist 185,50
“No será partícipe de la divina caridad quien es enemigo de la unidad. Y así, no tienen el Espíritu Santo los que están fuera de la Iglesia.”

En cuanto a los sacramentos recibidos en una secta cismática o herética, San Agustín era menos drástico que San Cipriano de Cartago, el cual los consideraba nulos de pleno derecho, pero con todo, el santo doctor de la Iglesia no era especialmente “optimista” ante los frutos finales de dichos sacramentos si la persona que los recibía permanecía en la secta:

De Baptismo III,10.13
“Quien recibe el bautismo entre los herejes o en algún cisma fuera de la comunión de la Iglesia, se queda sin percibir fruto alguno en cuanto participa de la perversidad de los herejes y cismáticos.”

Y refiriéndose a un obispo donatista (los donatistas eran los protestantes de aquellos tiempos), San Agustín no se anduvo por las ramas al escribir:

Sermo ad Caesariensis ecclesiae plebem 6
“Fuera de la Iglesia él puede tenerlo todo menos la salvación: puede tener el honor del episcopado, puede tener los sacramentos, puede cantar el `aleluya´, puede responder `amén´, puede tener el Evangelio, puede tener y predicar la fe en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; pero nunca podrá encontrar la salvación sino en la Iglesia Católica”

Aún más, San Agustín, al igual que algunos de sus predecesores, mantenía una opinión igualmente muy drástica acerca de las posibilidad de que el martirio les sirviera a los cismáticos de algo:

De Baptismo IV,17.24
“Ni este bautismo aprovecha el hereje, aunque haya perdido la vida fuera de la Iglesia confesando a Cristo. Y es una gran verdad: al morir fuera de la Iglesia manifiesta bien claramente que no tiene la caridad de que habla del Apóstol.”

Como veis, muy “ecuménico” no era el Obispo de Hipona. No obstante, él sabía diferenciar entre los causantes del cisma y aquellos que nacían y se bautizaban en un grupo cismático:

De Baptismo 1,5.6
“Por lo que se refiere a los que por ignorancia se bautizan allí (en un grupo cismático), pensando que aquella es la Iglesia de Cristo, si se les compara con los anteriores (culpables de iniciar el cisma), su pecado es menor, aunque queden malheridos por el pecado del cisma. Y no dejan de pecar gravemente porque los otros pequen todavía más gravemente.”

Podría añadir algún otro texto pero creo que con esos es más que suficiente para que os deis cuenta de que el más grande teólogo latino de la Antiguedad, tenía las cosas muy claras respecto a la salvación de los que no formaban parte de la Iglesia católica. En los debates apologéticos de católicos con protestantes que sí tienen en gran aprecio a los primeros Padres de la Iglesia, incluído el santo de Hipona, los católicos se encuentran con que ellos siempre usan un argumento al que se agarran como lapas: “la Iglesia católica de aquellos tiempos no tiene nada que ver con la del siglo XVI o la del s XXI"…. NECESITAN ese argumento porque si no tendrían que aceptar que los cristianos de los primeros siglos les acusan con el dedo como cismáticos. El problema es que se puede demostrar fácilmente -eso sería motivo para otro post- que la Iglesia Católica del siglo XVI o de nuestros días, aún con todos los pecados de sus miembros, es la misma Iglesia Católica de los primeros siglos. Y desde luego el protestantismo NO PUDO NUNCA haber sido la fe de Agustín, de Cipriano, de Ireneo y de todos los padres de la Iglesia. Es hasta cierto punto lógicao que los ortodoxos quieran mantener que ellos son herederos de la Iglesia de los primeros siglos. El protestantismo no puede hacer tal cosa. Como dijo Henry Cardinal Newman: “Profundizar en la historia es dejar de ser protestante”

En otro post veremos textos de Santo Tomás de Aquino, de teólogos españoles así como los decretos de diversos papas y concilios.

Luis Fernando Pérez Bustamante.