Gallardoneando
Como la Iglesia Católica no tiene suficiente preocupación con la que le puede caer encima tras la renovación del proyecto zapateril para los próximos cuatro años, ahora se las va a tener que ver también con la versión pepera de dicho proyecto. Respondiendo al portavoz de la todavía existente Izquierda Unida, la concejala de Urbanismo del Ayuntamiento que gobierna Gallardón, ha decidido cambiar el proceso de adjudicación de terrenos públicos para la edificación de centros de culto religioso. A partir de ahora las diferentes confesiones religiosas presentes en la capital de España puede que tengan que competir entre sí para lograr las concesiones municipales.
En principio, y aunque a pesar del crecimiento de la población musulmana y –en menor grado- protestante en Madrid, la Iglesia Católica siendo muy mayoritaria tanto en número de fieles nominales como practicantes, no hay desde la parte católica ninguna oposición a que a las otras confesiones se les puedan conceder terrenos, o cualesquier otro tipo de bienes, para garantizar la libertad religiosa efectiva de sus fieles. Pero no hay razón alguna para que eso se produzca a costa de la retirada de supuestos “privilegios” de la propia Iglesia. Y sobre todo, lo que no tiene ninguna lógica es que para justificar el palo al catolicismo, se apele a un inconstitucional laicismo de Estado. Y eso es lo que doña Pilar Martínez ha hecho. La Constitución sanciona la aconfesionalidad del Estado español, que es muy diferente a la laicidad. Incluso para una concejala del PP debería de ser fácil de entenderlo.
El Partido Popular, tanto si le gusta como si no -que más bien es que no-, es receptor de la mayor parte del voto de católicos practicantes de este país. Que no todos los católicos votan al PP no lo discute nadie. Que el PP nunca volverá al poder sólo con el voto católico, no admite réplica. Pero, aunque quedan cuatro largos años –o no- para las próximas generales, más claro aún es que el PP jamás podrá poner otro presidente de gobierno en La Moncloa si se dedica a espantar a ese sector de votantes que tiene la bendita manía de ir a misa los domingos y fiestas de guardar. Si una parte importante del Partido Popular quiere jugar a ser tan laicista o más que el PSOE o la mismísima Izquierda Undida, apaga y vámonos. El laicismo zapateril, señores míos, no ocupa el espacio del centro político, sino el de la izquierda radical. Pero viendo al Gallardón de la Revista Zero, de la financiación del Día del Orgullo Gay y de la distribución gratuita de la píldora del día después, uno no tiene muy claro –o quizás demasiado claro- si existen fronteras reales entre el PSOE y el PP en este tipo de asuntos, que tan sensibles son para aquellos que somos tan políticamente incorrectos que osamos creer en Cristo y su evangelio.
Luis Fernando Pérez Bustamante
9 comentarios
Por otro lado, no deja de llamarme la atención que a los partidos de católicos alternativos no se les dedique prácticamente ningún espacio en los medios de comunicación católicos, mientras que a los alternativos de izquierdas los hemos tenido hasta en la sopa. ¿No tenemos lo que nos merecemos?
Pero lo más repugnante es que IU, un partido que debería estar estigmatizado, como el partido nazi en Alemania, por albergar en su seno ideológico a un partido (el PCE) que protagonizó el mayor genocidio contra los católicos de la Historia (cualitativamente superior al del Imperio Romano), ahora, sin haber pedido perdón por los crímenes históricos de sus progenitores ideológicos, pretenda una nueva persecución de la Iglesia mediante el ahogamiento económico y la estigmatización de sus fieles.
¿Y qué decir de un ingrato alcalde, cuyo sillón municipal lo debe a un nutrido grupo de votantes católicos de Madrid?
Pero ese no es el mayor problema. Si no los que nos intentan convencer de que en el PP hay puros e impuros. A base de tapar las vergüenzas a unos, y pregonar las de los otros
Contaré una pequeña anécdota. En la pasada campaña electoral, entré en el foro del PP, y me topé con un forista que comparaba la marcha del orgullo gay con la concentración de Colón en favor de la familia. Escribí una réplica, bastante respetuosa a pesar de la comparación, en la que entre otras cosas le decía que ni siquiera la marcha del orgullo gay representaba a los homosexuales, porque les hacía aparecer a ojos de la sociedad como depravados. Pues bien, mi intervención fue borrada (debieron interpretar que era homófoba), mientras que la intervención que comparaba a familias, movimientos eclesiales y obispos con las carrozas del orgullo gay permaneció...y es que el PP se pasa la vida pidiendo perdón por existir a la progresía, mientras que atiza a su base social.
Un abrazo.
obsesión por la cuestión de los homosexuales, nada. Es simplemente un ejemplo como cualquier otro que ilustra muy bien la tibieza de al menos parte del PP. Por cierto, ya existe el Foro de la Familia.
Un saludo.
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