Febrerillo loco, por Monseñor Sanz Montes

Una de las cosas que más se agradece de mi obispo es lo bien que se le entiende. Y otra, que no hay tema alguno sobre el que tenga el mayor problema en dar su opinión.

Esta es su carta de esta semana.

Febrerillo loco

Queridos hermanos y amigos: paz y bien.

Así dice, precisamente, nuestra sabiduría popular. Llega este mes que de pronto anda dudoso entre el invierno que remolón va quedando atrás poco a poco, y la primavera que discreta quiere empezar a apuntar maneras. Y vienen los días de sol paseado y los de niebla con frío de pelar. Febrero loquillo que nos desconcierta si no acertamos a mantener firme el timón del tiempo entre el aquí y el ahora, el antes y el después de un poco más.

Puede sucedernos que asomados a la realidad social y política de estos días, acaso reconozcamos esta extraña inestabilidad de la que nos habla el febrerillo loco. Y a diferencia de lo que sucede en la célebre otra teatral de los hermanos Álvarez Quintero, que se titula así justamente "Febrerillo loco" (1919), no sólo no se cambia la rutina de la vida mediocre de sus personajes, sino que nos podemos sumir perplejos en lo espeso de estos días, llegándonos a habituar a lo que no por repetido cada día deja de estar de más.

Así, tenemos algún despiadado y burlón terrorista que reclama la piedad pública, y quien no dudó en segar la vida ajena y celebrar con sarcasmo el llanto de las víctimas, anda ahora concitando clemencias ante sus dietas ideológicas. ¿Quién lo entiende?

O también el interminado proceso de paz (que así lo llaman), que se utiliza no para erradicar a quienes más manchan de sangre la vida y de cobarde acoso la libertad, sino para desgastar a los adversarios políticos, sociales y mediáticos. ¿Quién lo entiende?

No falta el recurso a la abierta mentira a la hora de presentar la responsabilidad en la cosa pública, confundiendo el noble ejercicio del gobierno justo y prudente, con el chalaneo partidista del apego al poder, a cualquier precio o por seguir controlando el precio. ¿Quién lo entiende?

Propiciar (y hasta subvencionar) todo aquello que aísle, enfrente, confunda y ridiculice la tradición religiosa en general y la cristiano-católica en particular. La sistemática hoja de ruta laicista, sin ahorrar medios ni ocasión, se vale de la provocación o de la buena voluntad para seguir acorralando a la Iglesia, una de las pocas instituciones que no se pliega ni se plegará cuando la vida, la dignidad, la verdad o la libertad están en entredicho por intereses inconfesados.

Así, este febrerillo loco hace de telón de fondo de un momento confuso y ambiguo, que casi pareciera ya un período pre-electoral. Nosotros como cristianos, no podemos estar al margen ni mirar con pasiva indiferencia ante lo que está cayendo. Pero tampoco es nuestra vocación la de ser sin más "leal oposición" ante los desafíos y desmanes que ensombrecen o lastiman nuestra sociedad. Los cristianos que trabajan en política, en la sanidad, en la enseñanza, en los servicios sociales, en los medios de comunicación, deben saber qué y cómo hacer llegar la posición justa, creativa y bella que se deriva del cristianismo. Por eso, junto a la denuncia respetuosa ante lo que es engañoso e inadecuado para el bien común, debemos ejercer el gozoso anuncio de lo que supone apostar por lo que apuestan Dios y la Iglesia cuando hablamos de la vida en todos sus tramos, de la familia verdadera, de la libertad en la enseñanza y en la expresión religiosa, de la justicia y de la paz.

No tenemos prisa en que llegue la primavera templada, no maldecimos al invierno encogedor, sino que queremos vivir las cosas con serena pasión, para no tropezar en este febrero loquillo con su vaivén incomprensible que nos engaña con su "ya", cuando es "todavía no". Así, sin especiales sobresaltos, miramos la realidad y la acertamos a denunciar en lo que tiene de exceso y de defecto, mientras la arrullamos agradecidos para saber también anunciar en ella lo que tiene de más verdadero, de más bello y de más consolador, todo eso que se reconoce cuando se le hace sitio entre nosotros al mismo Dios.

Recibid mi afecto y mi bendición.

+ Jesús Sanz Montes, ofm

Obispo de Huesca y de Jaca

04.02.2007

8 comentarios

  
CC
A este querido Obispo más le valdría estar en su Diócesis y ser menos "vedete", Me han dicho que lleva un mes por ahí y eso que tiene dos diócesis. "Id al mundo entero", nos dijo el Señor, pero a ti, querido Obispo te señaló una parcela que se llama Jaca y Huesca. ¿Que te aburres?, ¿que se te hacen pequeñas las diócesis?, pues recerda el que es fiel en lo pequeño....
Menos Obispos viajantes y más presentes.
04/02/07 8:35 PM
  
Asiduo_silencioso
Pues a mí me parece bien esta forma de comunicar en un obispo. ¡Se le entiende todo! Y no es necesario ir sopesando cada palabra como en los textos doctrinales o magisteriales, en los que hay tanto temor a decir al pan, pan, y al vino, vino.

Enhorabuena, Luis Fernando, por este texto que nos regalas hoy. A seguir remando mar adentro. Cuidate.
04/02/07 8:47 PM
  
Luis Fernando
CC, no veo dónde está el problema en que Monseñor Sanz atienda a algunas peticiones que le hacen de fuera de las diócesis. ¿Acaso deja algo sin hacer en Huesca y Jaca?
No. Pues entonces, que viaje lo que considere necesario.
Hay otros obispos españoles mucho más viajeros. Y los hay que no viajan nada porque no tienen a donde viajar.
Se me entiende esto último, ¿verdad?

04/02/07 9:48 PM
  
cc
Pues sí, deja algo de hacer, estar, acudir el primero a todo lo que se organiza en las Diócesis, estar presente cuando un delegado suyo prepara unas conferencias trae profesores de fuera y el Obispo ni se presenta. Pero en fin, ya veo que eres un "fan" de él y nunca veremos las cosas iguales.
05/02/07 8:50 AM
  
nachet
CC, una curiosidad ¿tú por casualidad no tendrás una relación digamos estrecha con el delegado organizador de conferencias al que dejó plantado el obispo, verdad?

Porque, hombre, si tu experiencia es mala, normal es que estés dolido (un poco más de caridad y comprensión tampoco vendría mal), pero entonces entenderás perfectamente que Luis Fernando, que ha tenido una muy buena experiencia con él, hable maravillas. No es que sea fan: es igual que tú, habla por su experiencia.
05/02/07 2:05 PM
  
juvenal
Aparte de gustarme lo que ha escrito, respecto de las actividades de monseñor Jesús Sanz Montes, hace un tiempo estuvo en Brasil, no por nada, sino para conocer de primera mano como nacía un seminario de la nada. Yo tuve oportunidad de verlo en una misa en Madrid, porque le habían pedido que la celebrara y tuvo la gentileza de hacerse los kilómetros que separan Huesca de Madrid para celebarla y volverse acto seguido a su diócesis.
05/02/07 6:18 PM
  
Luis Fernando
Juvenal, como esas, muchas.

05/02/07 8:47 PM
  
Pilar López
No seré yo quien juzgue las actividades de un obispo. De todas formas, para visitar y conocer seminarios no hace falta ir a Brasil. Y para celebrar una misa en Madrid, pues que la celebre alguno de los obispos de Madrid. Yo creo que en general, los obispos deberían viajar más por sus diócesis y visitar más a sus ovejas, y viajar menos por el resto del mundo.
09/02/07 6:22 PM

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