En conciencia nos resultaría inadmisible
Estaba pensando empezar este post explicando qué significa la Biblia para un protestante evangélico medio, pero creo que un texto del Concilio Vaticano II puede servir para ello:
El amor y la veneración y casi culto a las Sagradas Escrituras conducen a nuestros hermanos separados el estudio constante y solícito de la Biblia, pues el Evangelio "es poder de Dios para la salud de todo el que cree, del judío primero, pero también del griego" (Rom., 1,16).
Invocando al Espíritu Santo, buscan en las Escrituras a Dios, que, en cierto modo, les habla en Cristo, preanunciado por los profetas, Verbo de Dios encarnado por nosotros. En ellas contemplan la vida de Cristo y cuanto el divino Maestro enseñó y realizó para la salvación de los hombres, sobre todo los misterios de su muerte y de su resurrección.
(Unitatits Redintegratio, 21)
No sé quién fue el responsable de ese párrafo, pero sin duda conocía bien a los protestantes evangélicos. Desde luego ese texto sirve para describir al Luis Fernando protestante a la perfección, lo cual puede servir de paso para que se entienda la gran lucha interna que tuve que afrontar para dejar el protestantismo y volver a la Iglesia donde nací, de pequeño, a la fe.
El caso es que al poco tiempo de regresar a la Iglesia, conocí en el foro de Iglesia.net a un buen hombre que participó allá con el nick de "Usoz". Con el tiempo, llegamos a ser todo lo amigos que se puede ser conociéndose sólo por Internet, fenómeno éste digno de ser objeto de otro post. El caso es que cuando conocí a Usoz, él estaba más fuera que dentro de la Iglesia Católica. A su manera era otra de las víctimas del post-concilio y no se encontraba nada cómodo en medio de la permisividad casi total con sacerdotes, religiosos y laicos que en otros tiempos habrían sido desechados como heterodoxos de la Iglesia Católica. Curiosamente, la ausencia de firmeza de la jerarquía contra la heterodoxia le estaba empujando… hacia el heterodoxo protestantismo. Concretamente al heredero de la Reforma radical del XVI: menonitas, utteritas y demás grupos descendientes de los anabaptistas.
Por razones que sólo Dios sabe, Usoz volvió sobre sus pasos cuando me conoció, leyó mi testimonio de reconversión al catolicismo y me vio sudar la gota gorda defendiendo la fe católica, creo que con bastante dignidad, ante un auténtico apologeta evangélico, autor de varios libros y con una preparación teológica e histórica muy superior a la mía.
Aunque Usoz contaba con una biblioteca personal impresionante, no me acuerdo si había leído antes de ese encuentro conmigo en la red algún libro de apologetas católicos yankees, casi todos conversos del protestantismo al catolicismo, pero lo cierto es que desde entonces se devoró unos cuantos. El que parecía que podía convertirse -luego supe que no habría sido así- en otra referencia de la apologética anti-católica seria en la red, pasó a poder ser un auténtico apologeta católico de gran altura. Desde luego, mucho mejor que yo, si hubiera querido. Pero, por razones perfectamente comprensibles -básicamente la constatación de que es una pérdida de tiempo discutir con el 95% de los evangélicos de habla española que hay en los foros- decidió no seguir mis pasos y se limitó a prestarme ayuda cuando yo se la pedía.Sin embargo, la realidad de la Iglesia no había cambiado gran cosa. Usoz seguía detestando el liberalismo teológico con la misma intensidad que antes. En eso éramos almas gemelas. Conocíamos bien cuál había sido la huella que dicho liberalismo había dejado en el protestantismo, al que había herido de muerte en Europa, y éramos conscientes del daño que había causado al catolicismo en el post-concilio. Usoz llevaba muy mal escuchar herejías como la copa de un pino desde los púlpitos, y la verdad es que no tuvo especial suerte con las parroquias que le tocaron en suerte. En una de ellas el párroco era un sacerdote -no me preguntéis quién porque no quiero decirlo- que llegó a ser censurado por Roma. Y aunque yo intenté animarle diciéndole que el hecho de que Roma interviniera era un señal de que las cosas estaban cambiando, él me replicó con el obvio argumento de lo patético que resultaba que el propio arzobispo de su diócesis no se hubiera encargado de la cuestión, habiendo podido hacerlo perfectamente sin intervención de la Santa Sede. Y es que, efectivamente, ese párroco llevaba años inoculando el virus del error en las conciencias de los centenares o miles de parroquianos a su cargo. Y la inmensa mayoría de ellos no contaba con la preparación y los medios de estudio de mi buen amigo. Y no digo más….. porque me cabreo.
Pasó el tiempo y ambos entablamos contacto y cierta amistad con un buen sacerdote gallego, doctor en teología, que hoy es compañero de blog en Religión Digital. Este buen hombre debía de tener algo oscuro en la historia de sus vidas pasadas y para purificar su karma le tocó en suerte tener que aguantarnos a Usoz y a mí, con nuestras preguntas toca-narices, nuestros debates numantinos y nuestras crítica acervas a la realidad presente del catolicismo. Bromas hindu-budistas aparte, lo cierto es que el padre Guillermo Juan Morado hizo gala de una paciencia con nosotros digna de mejores causas. Porque, ¿para qué vamos a negarlo?, éramos un par de elementos ciertamente raros, con inquietudes que apenas tienen el 99.99% de los católicos españoles y con un currículum espiritual a nuestras espaldas que invitaba ser muy cauto a la hora de relacionarse con nosotros. Dicho eso, la verdad es que creo no exagerar gran cosa si digo que en no pocas ocasiones nos lo pasábamos bastante bien charlando los tres por el Messenger. Y precisamente el padre Guillermo es testigo de que lo que voy a decir ahora es literalmente cierto.
Tanto Usoz como yo estábamos, y supongo que seguimos estando, en una línea bastante tradicionalista en lo referente a los estudios bíblicos, la crítica textual, etc. Resumiendo, nos repateaba la Alta Crítica. Con la particularidad de que además habíamos leído material muy interesante donde se desmontaba, o al menos así nos lo parecía, gran parte de los presupuestos de esa "ciencia" hija del protestantismo liberal y que había extendido sus tentáculos en el mundo erudito católico durante el siglo XX, sobre todo en su segunda mitad. Cuando tú tienes una sed profunda de, un respeto reverencial por, y un amor sincero a la Escritura, si algo te enerva, seas protestante o católico, es que creas ver que alguien la trate como si fuera un conejillo de indias o una rata de laboratorio. Y más si ves que los métodos de "experimentación" fueron ideados por personajes que habían hecho trizas la fe de millones de protestantes europeos, al poner en sus púlpitos a una generación entera de pastores pseudo-agnósticos o directamente ateos.
Ahora bien, tanto Usoz como yo éramos conscientes de que el protestantismo, sobre todo en EEUU, había logrado zafarse en buena medida de esa "pestilencia" de la que hablaba Pío X en su Pascendi. Sin embargo observábamos que a pesar de las advertencias del magisterio pontificio anterior al concilio, el veneno de la Alta Crítica corría por las venas de la Iglesia. Veneno sin duda endulzado para que pudiera ser tolerado e incluso asumido por el catolicismo. Mas nos consolábamos con que el magisterio "sólo" dejaba correr el asunto, sin hacerse eco de muchas de las conclusiones que, inevitablemente, se derivan de la hermenéutica bíblica basada en presupuestos de esa ciencia de origen liberal. Pero, ¡ay!, un día Usoz leyó, y me dio a leer a mí, el siguiente párrafo:
En lo que concierne a los evangelios, el fundamentalismo no tiene en cuenta el crecimiento de la tradición evangélica, sino que confunde ingenuamente el estadio final de esta tradición (lo que los evangelistas han escrito) con el estadio inicial (las acciones y las palabras de Jesús en la historia). Descuida por eso mismo un dato importante: el modo como las primeras comunidades cristianas han comprendido el impacto producido por Jesús de Nazaret y su mensaje. Ahora bien, éste es un testimonio de origen apostólico de la fe cristiana y su expresión directa. El fundamentalismo desnaturaliza así la llamada lanzada por el evangelio mismo.
Si eso apareciera en cualquier libro de cualquier teólogo de tres al cuarto, no tendría más importancia. Pero es que formaba, y forma, parte ni más ni menos que del documento "La Interpretación de la Biblia en la Iglesia" de la Pontificia Comisión Bíblica, de 15 de abril de 1993. Y claro, nosotros éramos, y somos, tan ingenuos como para creer que lo que los evangelistas escribieron eran, sobre todo y principalmente, ni más ni menos que las palabras de Jesús en la historia, y no una reelaboración fruto de la comprensión teológica posterior. Es decir, creemos que Cristo dijo verdaderamente "Yo soy la verdad y la vida" y "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna" y no pensamos que esas palabras aparecen en los evangelios porque la primera, segunda o tercera generación de cristianos llegaron al convencimiento de que Jesús era la verdad y la vida, y su carne y su sangre alimento para la salvación del hombre. Es más, éramos, y somos, tan osados como para creer que el evangelio de Marcos, por ejemplo, recoge la predicación oral de San Pedro en Roma. Y que San Pedro no se inventaba discursos y milagros de Cristo para darle un toque homilético y pastoral a su predicación. Tampoco nos parece que Lucas jugara a hacer de teólogo inventor de palabras no dichas, cuando relataba los hechos históricos de la concepción, nacimiento, vida, muerte y resurrección de Cristo, así como de los hechos de los apóstoles. En otras palabras, Usoz y yo, que según el texto de la Comisión de marras éramos unos fundamentalistas ingenuos, sin necesidad de negar absolutamente elaboraciones teológicas en los evangelios (en especial el de Juan), creíamos y creemos de verdad que los mismos reflejan la verdad histórica de lo que ocurrió. Creíamos y creemos que los evangelios son aquello de lo que hablaba San Juan en su primera epístola:
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida -porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó-, lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
Además, ese párrafo del texto de la CBP está inserto entre otros que mezclan afirmaciones objetivamente ciertas sobre el problema del Sola Scriptura y el hiper-literalismo por un lado, y groseras, absurdas y burdas descalificaciones del concepto que tiene sobre las Escrituras el protestantismo conservador (y apenas hay otro hoy). En otras palabras, el texto de la CBP es una muestra de desprecio del mundo erudito católico hacia el mundo erudito protestante evangélico. Y, a pesar de nuestras obvias diferencias con el protestantismo y su "sola Scriptura plus libre examen", en lo referente a la "ciencia bíblica" tanto Usoz como un servidor estábamos, y por mi parte seguiré estando siempre, más cercanos a la postura actual del protestantismo conservador que a lo que se enseña en las cátedras católicas. Entre otras cosas porque, y en esto hablo sólo por mí, es lo que creo en conciencia más conforme al magisterio católico, en especial al pontificio, sin que por ello acuse a quien piense lo contrario de ser heterodoxo. De hecho, y ya voy acabando, si los últimos documentos de la CBP fueran magisterio, que no lo son (el entonces cardenal Ratzinger se encargó de recordarlo en la introducción al documento citado), a Usoz y a este que escribe, como bien sabe el padre Guillermo, nos resultaría casi imposible aceptar en conciencia su contenido. Y en mi caso eso supone abrir la puerta hacia una incertidumbre a la que ojalá no tenga que enfrentarme nunca.
Luis Fernando Pérez Bustamante
40 comentarios
Ay, Anido, es que aún no me he repuesto... ¿Te quieres creer, te lo prometo, que al principio creí que era una especie de parodia? Y no, ¡iba en serio!
Bustamante parece que me ignora...
Un abrazo
Yolanda, antes de responderte a más cosas, ¿has leído "El Documento Q" de César Vidal Manzanares, publicado por Planeta?
Y si lo has leído, ¿qué opinión te merece?
Yo sí lo he leído. Y no hace sino reafirmarme en mis posicionamientos.
Por cierto que citar como autoridad a un señor que defiende que las reliquias de San Pedro no están en Roma, sino en el Cap de Creus, tampoco tiene precio.
Q lo que parece probar, en todo caso, es que se repetían y aprendían los dichos de Jesús, ya en vida. Alguien los recogió en un escrito, según se deduce al comparar los sinópticos.
Pero yo quiero que me crea sólo en una cosa: se lo pregunto por una curiosidad insuperable, sin otro ánimo que el de conocer lo que hasta ahora desconocía. Hasta hace poco menos de un mes en que empecé a entrar por aquí, sabía que había creyentes, digamos conservadores, pero ignoraba que hubiera personas católicas con ideas como las que "parece" -sólo digo "parece" porque no acabo de saberlas- que tienen usted y otros que he conocvido en RD.
Bustamnte, le mando si quiere el texto de Jaume en word, me lo he copiado.
Prueba a buscar creerdenuevo en google, a mi me aparecían cuatro, era el último.
No te pierdas el índice - resumen de su libro sobre Marte.
Respecto a Q, sí, evidentemente es más fiel que el resto por estar más cerca. Aquí estamos de acuerdo, entonces, ¿el resto de los Evangelios es construcción posterior? Yo creo, con Yolanda, que es preciso un análisis pormenorizado para poder acercarnos mejor a las palabras y hechos originales.
Un abrazo.
Dios es AMOR (1 Jn 4,8).
Dicho eso, yo no es que dude de la existencia del documento Q. Es que afirmo que el mismo prueba la fidelidad en la transmisión de las palabras de Cristo. Y por tanto atestigua la veracidad de los evangelios.
Respecto a lo último que dices, créame que no soy una rara avis. Quizás en España sí. Pero allende los mares, no.
Tampoco admito que el hecho de que Dios se valiera de hombres para escribir la Biblia implique que el factor humano permita que el texto de la Escritura sea abordado como si nos encontráramos ante una obra de Shakespeare, de Cervantes, de Homero o de Platón. El autor final de la Escritura tiene un nombre, garante de su plena i...
Un saludo cordial
Voy a recomendarte un libro sobre este tema que, siendo bastante sencillo, creo que es excepcional. "Los Evangelios y la Crítica Histórica", de Mariano Herranz Marco, editado por Cristiandad.
Verdaderamente merece la pena (no lo digo por decir). Trata, con una visión de fe, todo este tema de la crítica histórica. Creo que te va a gustar.
Si te lo lees, ya me contarás lo que te ha parecido.
Un saludo.
Buenas noches y disculpe si he sido pesada o molesta.
Un abrazo
Cualquier documento de la PCB no es magisterio.
Esto si es magisterio:
La Santa Madre Iglesia ha defendido siempre y en todas partes con
firmeza y máxima constancia que los cuatro evangelios mencionados, cuya
historicidad afirma sin dudar, narran fielmente lo que Jesús, el Hijo de
Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente, para la eterna
salvación de los mismos hasta el día de la Ascensión.
Constitución dogmática Dei Verbum, n. 19. Concilio Vaticano II
No hay error en todo lo consignado por Dios para nuestra salvaciòn:
"Pues, como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman, debe tenerse como afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra salvación." Dei Verbum
Cosa...
Y sobre la evoluciòn, siempre me ha parecido que el "barro" del gènesis bien podria ser el mono, y 7 dìas de Dios podrìan ser siete mil, setenta mil, setencientos mil años nuestros...
La Iglesia descansa sobre los hombros de Cristo. Las puertas del hades no prevaleceràn.
Ayer fue dìa de Santa Clara de Asìs que tenìa por regla:
"Cuando el Señor ve que el mundo está tomando rumbos equivocados o completamente opuestos al Evangelio, levanta mujeres y hombres para que contrarresten y aplaquen los grandes males con grandes bienes."
Un abrazo
Estela
De manera que sino es por inquietud personal, una muy bien puede pasarse sin saber nada de todo ello y aferrarse con tranquilidad al Catecismo y los Documentos de los Santos Padres. Aunque por otra parte, es necesaria la preparación de Luis Fernando para llevar la luz de Cristo a las mentes confusas.
Hoy mi dolor de espalda me ha puesto el desperatador demasiado temprano.
Estela, si la salvación de la mujer -al menso en el siglo I- no tenía nada ue ver con el velo o el guardar silencio en la asamblea, ¿por qué lo promulgaría san Pablo?
Manta eléctrica y paciencia. Me ha encantado la palabra desperatador, porque además de despertar, me desespera.
Yo no creo que haya ironía en tu segundo párrafo, y no me sorprende demasiado, aunque no lo comparto, lo comprendo. Yo soy de las que pongo pegas a las explicaciones racionalistas siempre que puedo, pues pienso que no hay que descartar la historicidad de un hecho por la simple teoría de las probabilidades. Para mí pesa mucho el convencimiento de que la fe que los evangelistas tenían en Jesucristo no debía ser menor que la mía, e intentaron ser fieles a la verdad. Sin embargo, no me afecta lo más mínimo que me digan que los evangelios de la infancia han sido mal interpretados como históricos en todos sus detalles, cuando en realidad pertenecían a otro género literario. Expresan la verdad necesaria para nuestra salvación, tanto si son históricos como si son la expresión literaria de la verdad de que Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre desde el primer ...
Buenos días a todos :-)
La autoridad y el magisterio afirman (y yo humildemente sigo), como bien recoges, que los Evangelios narran fielmente los hechos y enseñanzas de Jesús. Lo que no dice es cómo realizan o llegan a ese propósito. Es aquí donde tiene cabida la crítica histórico-literaria: para saber cómo fueron compuestos los Evangelios y cuál era el mensaje de Jesús. Si los Evangelios, como confesamos, tratan la verdad, qué menos que analizarlos y estudiarlos para poder mejor alcanzarla. El problema es, como ya se comentó, cómo integrar estos avances filológico-históricos en la labor teológica y en la enseñanza magisterial...
Un abrazo.
Dios es AMOR (1 Jn 4, 8).
Yo no puedo debatir con Luis Fernando, ni contigo. Estáis los dos más versados que yo. Pero la fe como un grano de mostaza, mantiene a las mentes sencillas en la Iglesia.
Y en definitiva "Si no nos hacemos como niños...."
Que no os moleste mi comentario, aprendo mucho de vosotros. Vuelvo insistir que no es ironía, no al menos esta vez.
Carmen, Sofía, hola.
Vale, Carmen,no sé ni por qué te he preguntado eso. Seguiremos hablando.
«La única apología verdadera del cristianismo puede reducirse a dos
argumentos: los santos que la Iglesia ha elevado a los altares y el arte que ha surgido en su seno»
porque, según el Papa y según Kant, la fe no se puede basar en las ciencias.
la cita se encuentra en la red.
es de "Informe sobre la fe", de la red.
Y también: "A esa rama de la ciencia aún le queda mucho camino por recorrer, como para afirmar con rotundidad muchos de sus postulados". Cestísismo. Por eso, esta rama de la ciencia y todas las demás ciencias son prudentísimas en hacer afirmaciones y llamaralas definitivas. En los últimos años no he leído a ningún científico moderno afirmar nada como definitivo.Así que, menos lo hago yo. No sólo Atapuerca ha modificado postulados paleoantropológicos. En África hay muchas novedades recientes. Y controversia.
Yolanda
Para hacerla corta, en la tradición hay que distinguir entre:
-divina
-meramente apostólica
-eclesiástica
Meramente apostólica es aquella que procede de los apóstoles, pero solamente en cuanto éstos regían las Iglesias que ellos habían fundado, y por tanto daban leyes disciplinares propias, mas no recibidas de Dios.
Me parece que el velo corresponde a una medida disciplinar meramente apostólica mas no recibida por Dios.
Me parece que la Iglesia no se opone a ninguna investigación. Y yo tampoco. El problema surge cuando en base a una "suposición" o "hipótesis" aún no comprobada -y muy dificil de comprobar- se niegue un dogma de fe.
Creo que con ninguna obra literaria han sido críticos tan despiadados como con la Biblia. Esto tampoco me parece correcto.
Yo soy una convencida de la inerrancia bíblica, asi que no le temo a ninguna investigación, mientras sea seria y objetiva.
Saludos
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