El drama de que te digan demasiado tarde que tu fe no es la de la Iglesia

Desde hace tiempo he sabido que, por fin, la comisión para la doctrina de la fe de la Conferencia Episcopal Española ha decidido hacer caso a las indicaciones que desde Roma, concretamente desde la Congregación para la Doctrina de la Fe, se han recibido de cara a poner coto a todos aquellos teólogos españoles que, como bien explica el documento “Teología y secularización”, han causado un daño posiblemente irreparable en miles de fieles. No en vano dice dicho documento que “determinadas presentaciones erróneas del Misterio de Cristo, que han pasado de ámbitos académicos a otros más populares, a la catequesis y a la enseñanza escolar, son motivo de tristeza".

¿De tristeza? No, señores obispos, no sólo de tristeza. De INDIGNACIÓN ante su negligencia, ante su absoluta dejación de funciones a la hora de impedir tal cosa. Pero eso lo dejo para más adelante en este post.

José Manuel Vidal, director de Religión Digital, anunció ayer que el teólogo gallego Torres Queiruga puede ser el primero en ser objeto de una “condena” por parte de la comisión doctrinal de los obispos españoles. No descartaría que eso fuera una táctica para lograr que el “palo” sea menor o que incluso no llegue a darse, pero sinceramente me da lo mismo. Para empezar, la comisión no tiene capacidad de condenar canónicamente a nadie. Eso le corresponde a Roma y no tengo nada claro que Roma pase de pedir a los obispos españoles que cumplan su cometido a actuar ella misma en consecuencia. Porque lo normal sería, digo yo, que si los obispos españoles encuentran que la teología de Queiruga no es conforme a la fe católica, desde el dicasterio del cardenal Levada se abriera un proceso contra el teólogo. En dicho proceso quedarían garantizados su derecho a la defensa y se le daría la posibilidad de retractación antes de proceder a cualquier sanción canónica. La Iglesia, incluso cuando castiga, siempre debe buscar el arrepentimiento del pecador y la vuelta a la verdad del que se ha separado de la misma.

Ahora bien, lo que resulta desolador, al menos para mí, es ver la reacción de decenas de católicos, teólogos, sacerdotes y laicos, ante la mera posibilidad de que nuestros obispos digan que la doctrina de Torres Queiruga no es conforme a la doctrina de la Iglesia. Copio unos cuantos comentarios del post de Rumores de Ángeles dedicado a este tema:

“Desde el conocimiento de la obra de Queiruga considero muy importantes sus aportaciones a una fe madura y consecuente con los tiempos que vivimos”

“Conocí a D. Andrés Torres queiruga en las clases de Teología Fundamental en el Seminario de Santiago en el año 1982. Eran clases para personas que estábamos en busqueda. Sus clases para mi igual que para la mayoría de mis compañeros/as fueron una BENDICIÓN DE DIOS. Nos mostró la cara mas hermosa de la iglesia que nos transmitió la fe, Nos ayudó a pasar de unha fe heredada a una fe personal vivida y celebrada en la comunidad de la iglesia. Nos hizo utilizar nuestra cabeza para hablar de la fe igual que la utilizamos para todas las otras facetas de nuestra vida.”

Destacaría dos puntos que siempre he valorado en este teólogo. Primero: ha tenido el coraje de tratar algunos temas “difíciles", arriesgados. En segundo lugar: ha tenido la capacidad de desarrollarlos desde una mentalidad moderna, con una argumentación propia de nuestro tiempo, y una profundidad seria.

Nunca me sentí pertenecer más a mi Iglesia Católica y nunca proclamé con más orgullo mi condición de C.A.R. en mi entorno (hostil), como desde que tengo la enorme fortuna de escuchar a A. T. Queiruga. Sólo la bondad del Señor puede estar detrás del resurgimiento de la fe en Él, de una joven de hoy como yo.

Siempre he admidaro la labor teológica de Queiruga para hacer compresible y dialogable nuestra fe crsitiana con el mundo moderno. Siento pena y vergüenza de la comisión episcopal española que vigila la “pureza de nuestra fe".

Aprendimos mucha teología y mucha espititualidad con Andrés. Comprendimos el sentido profundamente cristiano de la Resurreción de Jesús y compartimos muchas ideas sobre como entendiamos la Iglesia al servicio de la construcción del Reino.

Condenar la Teologia de Queiruga sería un pérdida muy grande y se privaría a muchas personas de ir descubriendo, de ir creciendo y haciendo más asumible y coherente su fe, desde la profundidad, la sencillez y la generosidad con que este Teólogo comparte su trabajo, suscitando en sus lectores/as y en las personas que lo escuchan la capacidad de reflexionar “de caer en la cuenta” lenta y gozosamente, desde el tremendo respeto por cada persona y su experiencia, Esto es real Srs. Obispos y deberían tenerlo en cuenta si realmente nos valoraran.

No sé en qué se pueden basar para tomar ,si la toman, esa decisión, sólo sé que como cristiana me pasé la mayor parte de mi vida intentando descifrar a través de la razón esa terminología tan enrevesada para hablar a un pueblo de un Dios Padre, Hijo y Espíritu, en una palabra de un Dios Amor. Y gracias al maestro TORRES QUEIRUGA he conseguido conciliar Fe y Razón.

Es Andrés extraordinaria persona,profunda y sencilla.Sábe transmitir la doctrina de la iglésia,el mensaje de Jesús.Un Dios Padre Amor en el siglo xxi.Sus clases y tertulias ayudan a crecer espiritual y humanamente.Es una gran suerte para nosotros los láicos de a pié,encontrar personas cómo Andrés que entiendo sigue el mandato de Jesús a sus discípulos,con entera dedicación.

Yo a través de Andrés seguiré viendo la luz. En Galicia le llamamos el Nuevo Prisciliano. La conferencia episcopal hace mal en ponerse en la puerta: ni entran ni dejan entrar. Se están comportando como el regimen de los talibanes. Primero debemos escuchar y dialogar antes de condenar a alguien.

Lo que está en juego no es la ortodoxia, que es algo más que la literalidad de las declaraciones dogmáticas pues, hasta éstas, el propio Magisterio las ha de profundizar y, en la misma medida, traducir, lo que está en juego es la fe, pues quienes siguen condicionando la resurrección a un ver físico, lo que no tienen es fe. Quienes siguen haciendo de lo sobrenatural un paréntesis en lo natural, no tienen fe pues necesitan ver para creer o no ven todo lo que de Dios creador ya nos habla.

He leido con interés varios libros de Andrés Torres Queiruga, Creo en Dios Padre, Recuperar la Creación, Fin del Cristianismo premoderno y Repensar la resurrección, y he de decir francamente que me han ayudado en la comprensión de la fe.

Impresiona, ¿verdad? Nadie debería de dudar de la sinceridad de todas esas personas. Para ellas, Queiruga es una especie de San Atanasio del siglo XXI, un Santo Tomás de Aquino moderno que les ha ayudado a comprender mejor la fe cristiana. Condenar la teología del teólogo gallego es como condenarles a ellos, porque ellos han aprendido teología de él. Es lógica su preocupación y su desazón. Con esto no justifico su actitud. Todo católico que quiera saber de verdad cuál es la fe que profesa su Iglesia tiene delante de sí un ejército de herramientas para formar correctamente su conciencia. Basta con acudir al Catecismo, o su Compendio, para saber lo que debemos creer y profesar. Está dramáticamente equivocado quien cree que se puede ser cristiano y católico tras quedarse la mar de feliz después de leer una declaración como esta: “los discípulos no vieron con sus ojos al Resucitado ni lo tocaron con sus manos, porque esto era imposible estando él fuera del alcance de sus sentidos".

Ocurre que Queiruga, y como él tantos otros teólogos, lleva diciendo esa y otra serie de barbaridades teológicas desde hace décadas. Y yo pregunto, ¿dónde han estado los obispos metidos durante todo ese tiempo?, ¿qué han hecho para que ese teólogo no extendiera su ponzoña doctrinal entre sus ovejas?, ¿creen de verdad que con sacar ahora una notita ya está todo solucionado?, ¿cómo se las van a arreglar para restaurar el daño creado durante todo este tiempo? ¿qué piensan hacer para que el mal no se siga propagando como metástasis desmadrada de cáncer terminal?, ¿no ven que para muchos ya es tarde?, ¿no ven que su negligencia y su ineptitud ha provocado y provocará la pérdida de almas? Es más, ¿acaso alguien cree que las almas de los obispos que han hecho dejación de sus funciones se van a librar del juicio del Dios que les encomendó un rebaño al que han dejado a mercer del error, la herejía y la apostasía?

No pretendo acusar a todos los obispos de semejante pecado. Los que hoy hacen aquello que debió de haberse hecho hace décadas son dignos de alabanza. Más vale tarde que nunca. Y todos esos fieles que consideran a Queiruga como el “non plus ultra” de su fe tienen la obligación, delante de Dios y de su Iglesia, de retractarse de su error y de aceptar con obediencia y fidelidad cristiana a los obispos que en breve les van a mostrar su error. Ciertamente es un drama el que te digan demasiado tarde que tu fe no es la de la Iglesia, pero mayor drama es mantenerse en el error y vivir de facto en la herejía. Me temo que es lo que hará la mayoría. Se enrocarán en su pecado, se alabarán unos a otros, se dirán lo mucho que se aman y lo mala que es esa jerarquía reaccionaria y talibán que les “condena", y seguirán juntos de la mano por la senda de la perdición. Pero ya no podrán decir que no se les avisó. Como dijo Cristo a los fariseos que presumían de no estar cegados por el error: “Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís `Vemos´, vuestro pecado permanece” (Jn 9,41).

Kyrie eleison,

Luis Fernando Pérez Bustamante