Diferencias entre la clase política de Italia y la de España
El día de ayer era el señalado para el comienzo de la tortura inhumana que iba a llevar a la muerte la italiana Eluana Englaro, quien está en coma desde que sufrió un accidente hace años. Su padre había conseguido de la ¿justicia? italiana el permiso para que Eluana dejara de ser alimentada e hidratada. Estaba destinada, por tanto, a morir de hambre y sed. El hecho de que haya algo llamado “justicia” que pueda permitir semejante salvajada ya nos da una idea de la degeneración de un sistema que, con la excusa de ser democrático, está claramente al servicio de la muerte. Va siendo hora de que empecemos a acusar de complicidad con el mal a los cristianos que no se rebelan abiertamente contra esta basura político-social que nos gobierna en Occidente. No se puede ser de Cristo y quedarse de brazos cruzados ante el avance del horror.
A Dios gracias, y a diferencia de lo que ocurre en España, en Italia hay políticos con entrañas que no parecen dispuestos a permitir que a Eluana la maten vilmente. El ministro de Bienestar Social -y Sanidad- del gobierno de Berlusconi, al que por otra parte no tengo una especial simpatía, ha enviado una circular a todas las regiones italianas en la que prohíbe a cualquier centro medico público o privado que se interrumpa la alimentación a pacientes en estado vegetativo. Don Maurizio Sacconi, que así se llama el ministro, se apoya en el artículo XXV de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas. Este es el texto del mismo:
Artículo 25
SaludLos Estados Partes reconocen que las personas con discapacidad tienen derecho a gozar del más alto nivel posible de salud sin discriminación por motivos de discapacidad. Los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para asegurar el acceso de las personas con discapacidad a servicios de salud que tengan en cuenta las cuestiones de género, incluida la rehabilitación relacionada con la salud. En particular, los Estados Partes:
a) Proporcionarán a las personas con discapacidad programas y atención de la salud gratuitos o a precios asequibles de la misma variedad y calidad que a las demás personas, incluso en el ámbito de la salud sexual y reproductiva, y programas de salud pública dirigidos a la población;
b) Proporcionarán los servicios de salud que necesiten las personas con discapacidad específicamente como consecuencia de su discapacidad, incluidas la pronta detección e intervención, cuando proceda, y servicios destinados a prevenir y reducir al máximo la aparición de nuevas discapacidades, incluidos los niños y las niñas y las personas mayores;
c) Proporcionarán esos servicios lo más cerca posible de las comunidades de las personas con discapacidad, incluso en las zonas rurales;
d) Exigirán a los profesionales de la salud que presten a las personas con discapacidad atención de la misma calidad que a las demás personas sobre la base de un consentimiento libre e informado, entre otras formas mediante la sensibilización respecto de los derechos humanos, la dignidad, la autonomía y las necesidades de las personas con discapacidad a través de la capacitación y la promulgación de normas éticas para la atención de la salud en los ámbitos público y privado;
e) Prohibirán la discriminación contra las personas con discapacidad en la prestación de seguros de salud y de vida cuando éstos estén permitidos en la legislación nacional, y velarán por que esos seguros se presten de manera justa y razonable;
f) Impedirán que se nieguen, de manera discriminatoria, servicios de salud o de atención de la salud o alimentos sólidos o líquidos por motivos de discapacidad.
Parece claro que si Italia ha firmado esa Convención, está obligada a impedir que a Eluana la maten de hambre y de sed, por mucho que los abogados de ese matarife que tiene por padre digan lo contrario. Pero yo espero que el gobierno de Berlusconi vaya más allá y saque una ley que impida expresamente la existencia de más casos como ese en Italia. Ya es hora de que los gobiernos de centro-derecha, sobre todo si pretenden tener algo de influencia cristiana en su comportamiento, empiecen a desandar el camino recorrido por la cultura de la muerte. Maurizio Sacconi es exactamente lo opuesto a “nuestro” Bernat Soria. Acá Eluana habría acabado en manos de un doctor Montes cualquiera, que se habría encargado de acelerar su muerte por hambre y sed mediante la correspondiente sedación “terminal". Y la progresía habría aplaudido con ganas. El PP miraría mirado para otro lado o, como mucho, diría que no hay “consenso” sobre el tema y que tal, que cual, que bla, bla, blaaaa. Porque, aunque decir esto sea políticamente incorrecto, lo que diferencia a Italia de España no es sólo que el país transalpino tenga un ministro que, al menos en este caso, defiende la dignidad de un ser humano y nosotros tengamos otro que busca la forma legal de adelantar la muerte de los enfermos. Lo que de verdad diferencia a Italia de España es que allá hay políticos, parlamentarios y ministros, que de verdad defienden los valores que compartimos todos los cristianos. En España no. Ni en el gobierno ni en la oposición.
Hay algo más que nos diferencia. Allá la Iglesia es mucho más consciente que acá de la necesidad de que haya, efectivamente, políticos empeñados en defender la vida y la familia. ¿Harán algo, siquiera indirectamente, los Rouco y compañía para que en España podamos tener algún día a un Maurizio Sacconi en el parlamento o en el gobierno? ¿o es que los católicos españoles somos de inferior categoría que los italianos y no tenemos derecho a que nuestra Iglesia anime e impulse algo así? Me temo que en la iglesia española nos hacen falta unos cuantos “Bagnascos y Fisichellas". Lo que no sé es si hay de donde sacarlos.
Luis Fernando Pérez Bustamante
PD: Acabo de enterarme del fallecimiento de Carlos, marido de RNA (Yolanda). Os ruego una oración por su alma y por el consuelo de ella y sus hijos.