InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Anti-magisterio

3.01.10

La teología moral liberal es la peor rama del liberalismo teológico

Hay cristianos que piensan que Satanás es el peor enemigo del hombre. Que el príncipe de la mentira tiene especial interés en llevarnos hacia la perdición. Ciertamente los ángeles caídos buscan arrastrar a la humanidad hacia el pozo del infierno al que están destinados, pero el principal enemigo del hombre no es Lucifer y su corte angélica, sino el pecado. Lo que nos separa de Dios no es la actividad de los ángeles de las tinieblas, sino las decisiones morales que tomamos y que atentan contra la santidad, “sin la cual, nadie verá a Dios” (Heb 12,24). Por más que seamos tentados por circunstancias “exteriores", el pecado es un acto propio, no atribuible a nadie más que a nosotros mismos. Al fin y al cabo, “fiel es Dios, que no permitirá que seáis tentados sobre vuestras fuerzas, antes dispondrá con la tentación el éxito, dándoos el poder de resistirla” (1ª Cor 10,13). Tenemos a nuestra disposición gracia más que suficiente para no pecar. E incluso “si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Jn 2,1).

Ciertamente Dios no nos quiere lejos de Él. No quiere que nos condenemos. Por ello el Padre envió al Hijo, que se hizo hombre para que el hombre pudiera tener de nuevo amistad con Dios: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando” (Jn 15,14). Ya en tiempos del profeta Ezequiel, el Señor dijo: “Arrojad de sobre vosotros todas las iniquidades que cometéis, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habéis de querer morir, casa de Israel? Que no quiero yo la muerte del que muere. Convertíos y vivid” (Ez 18,31-32).

Sabiendo, pues, que el pecado nos aleja de Dios y que la santidad es el camino hacia Él, ¿alguien duda de que el papel de la teología moral, y sus consecuencia pastorales, es fundamental para la salud del cristiano? El que quiere agradar a Dios, ¿no querrá saber también qué es lo que le disgusta para no incurrir en ello? El corazón sincero, ¿no buscará incluso conocer cuáles son sus pecados ocultos para que el Señor le libre de ellos (Ps 19,12)?

Sin embargo, vivimos en tiempos recios para las conciencias de los católicos. Si la teología liberal y modernista tiene una rama especialmente corrupta y peligrosa, esa es el de la teología moral. En vez de ayudar a la gente a formarse su conciencia para no pecar, busca la manera de convencer al personal de que lo que es pecado, en realidad no lo es. Es decir, los teólogos moralistas liberales hacen exactamente la labor contraria a la del Espíritu Santo (”y cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado” Jn 16,8), son impedimento para que cumplamos el mandato de “sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt 5,48) y cierran la puerta a la salvación, porque sin arrepentimiento verdadero, ¿cómo puede el Señor perdonar los pecados?: “Si decimos: `No tenemos pecado´, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia. Si decimos: `No hemos pecado´, le hacemos mentiroso y su Palabra no está en nosotros” (1Jn 1,8-10).

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2.01.10

Gran expectación en Santander ante las ponencias de san Atanasio, san Jerónimo y santo Tomás de Aquino

En Santander, capital de la tierra de mis abuelos maternos, se está celebrando durante el año académico 2009-2010 el XXVI Curso de Teología organizado por la Universidad de Cantabria, Santader 2016 (candidatura a la capital europea de la cultura) y la mismísima diócesis de Santander.

Pues bien, al leer quiénes son los ponentes para el próximo mes de marzo, nos encontramos con el siguiente plantel:

Día 9 de marzo, martes
Claves de la espiritualidad de Jesús
JOSÉ ANTONIO PAGOLA ELORZA
Director del Instituto Teológico y Pastoral, San Sebastián

Día 16 de marzo, martes
Discípulos y testigos de Jesús en la sociedad actual
RAFAEL AGUIRRE MONASTERIO
Profesor de Sagrada Escritura, Facultad de Teología, Universidad
de Deusto, Bilbao

Día 23 de marzo, martes
Significado de la resurrección de Jesús para
el hombre de hoy

JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS
Profesor Emérito de la Facultad de Teología de Cataluña y Director
del Área Teológica de Cristianismo y Justicia, Barcelona

Ahí los tienen, señores míos. San Atanasio, San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino. El primero, José Antonio Pagola, deja en mantillas al gran paladín de la divinidad de Cristo en tiempos de la ofensiva arriana. Rafael Aguirre Monasterio, otro de los que gusta de decir que está “en la frontera", hace palidecer al gran San Jerónimo en lo referente al dominio de la Sagrada Escritura. Y por último, el insigne y nunca bien ponderado José Ignacio González Faus, al lado de cuya obra teológica, la Summa de Santo Tomás es un comic de mala calidad y dudosa ortodoxia.

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31.12.09

El comunicado de la diócesis de Cartagena sobre el padre Masiá es un primer paso

La diócesis de Cartagena ha hecho público un comunicado, sin firma alguna, en el que se ponen los puntos sobre las íes en relación al escandaloso artículo del padre Juan Masiá Clavel, SI, publicado en el diario La Verdad de Murcia el 26 de diciembre. Yo habría deseado, sinceramente, que hubiera sido el propio obispo, Monseñor Lorca Planes, el firmante del texto, pero es evidente que el mismo lleva su aprobación y su mandato de publicación.

En todo caso, el comunicado es muy adecuado porque señala los errores teológicos de Masiá, presenta la doctrina de la Iglesia Católica citando el Catecismo y reconoce que el texto del jesuita, cuya intencionalidad se desconoce, causa escándalo en los fieles. La última frase, sabiendo lo que sabemos de la trayectoria del padre Masiá, puede parecer un brindis al sol, pero la Iglesia debe siempre dejar la puerta abierta a la conversión de los que causan escándalo en su seno.

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28.12.09

Abro el plazo para recoger adhesiones a mi última carta abierta por el escándalo Masiá

En la noche del día 26 de diciembre escribí en este blog una carta abierta cuyos destinatarios eran, y son, el Prepósito General de la Compañía de Jesús, Rvdmo P. Adolfo Nicolás, y el obispo de Cartagena, Monseñor Lorca Planes. El motivo de la misiva es la repugnancia que sentí tras leer el último artículo del padre Juan Masiá Clavel, SI, en el diario murciano La Verdad.

En un primer momento no se me ocurrió que, fuera de la sección de comentarios del blog, nadie quisiera adherirse personalmente a mi carta. Sin embargo, cuando alguien propuso dar sus datos personales para adjuntarlos a la carta, abrí esa posibilidad. Y desde ayer a por la noche hasta esta mañana he recogido la nada despreciable cifra de 25 adhesiones de personas que han dado sus nombres, apellidos y Documento Nacional de Identidad.

Es por eso que abro el plazo de recogida de adhesiones hasta mañana, día 29. Quien quiera enviarme sus datos, lo puede hacer a [email protected]. El día 30 enviaré la carta por correo postal a la Curia de la Compañía de Jesús en Roma, a la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica y al obispado de Cartagena.

Las adhesiones pueden venir de España y de cualquier otro país del mundo. Sólo pido que quien me escriba de fuera de mi país, incluya algo parecido al documento nacional de identidad que tenemos en España. Un lector de Argentina ya lo ha hecho así. Yo me comprometo a hacer uso de los datos que se me envíen, sólo para el envío de la carta.

Somos muchos los que creemos que la Iglesia no puede tolerar de ninguna de las maneras que un sacerdote suyo tenga la indecencia de escribir -además en fechas navideñas- lo siguiente:

Metáfora del anuncio a José, a quien diría un ángel en sueños: «No dejes de acostarte con María. Aunque intervenga el Espíritu, tu papel no está de sobra; es compatible con que Jesús sea el rostro de Dios.»

Es nuestro deber el quejarnos ante quienes pueden poner fin a esta infamia.

Luis Fernando Pérez

Carta abierta al Prepósito General de la Compañía de Jesús y al obispo de Cartagena, por Luis F. Pérez
Metáforas de Navidad, por Juan Masiá Clavel, SI

26.12.09

Juan G. Bedoya, responsable de la información religiosa de El País, tiene razón

Con el título de “Voto de desobediencia a los obispos”, Juan G. Bedoya nos regalaba uno de sus “interesantísimos” artículos el día 24 de diciembre en el diario El País. El veterano responsable de la información religiosa del diario del grupo Prisa empezaba con fuerza su columna:

¿Quién hace caso hoy a la doctrina de los obispos en materia de familia, sexo, anticonceptivos, investigación con embriones, incluso ante dogmas antes llamados fuertes, como la resurrección y divinidad de Jesús, la inmaculada concepción y la ascensión de María, la infalibilidad del Papa o la real existencia del cielo, el infierno o el purgatorio? ¿Significan estas discrepancias -ese no hacer caso a lo que predica la jerarquía del cristianismo-, que existe un cisma en la Iglesia católica actual?

A la primera pregunta me dan ganas de contestar ¡¡¡YO!!!, pero como sé que buena parte de los lectores de InfoCatólica, y de este blog en concreto, responderían lo mismo, pues vamos a dejarlo en un ¡¡¡NOSOTROS!!! Pero igual que digo eso, reconozco que la mayoría de los bautizados, al menos en España, responderían un ¡¡¡YO NO!!!

A la segunda pregunta, mi respuesta es rotunda: ¡Sí! Y añado: ¡Es uno de los cismas más graves en la Historia de la Iglesia!

De hecho, el propio Bedoya describe la situación de forma muy acertada:

Los cismas de ahora son soterrados, porque Roma, escarmentada o insegura, no quiere romper con nadie, y los protestantes contemporáneos también prefieren una convivencia en discordia a una salida del santuario.

Salvo en lo de que Roma está “escarmentada o insegura” -me guardo para mis adentros mi calificación sobre la actuación de la Sede Apostólica-, no podría estar más de acuerdo con ese análisis de la realidad eclesial cuando ya ha transcurrido la primera década del siglo XXI. Y es una realidad que hemos heredado del post-concilio, aunque ya antes del Vaticano II asomaban las primeras nubes del cisma de facto que la Iglesia ha sufrido, y sufre, en este paso del segundo al tercer milenio de la era cristiana. Hoy mismo hemos sabido que ha fallecido una de las cabezas visibles de ese cisma, el teólogo dominico Edward Schillebeecks. No me gusta hablar mal de nadie justo después de morir, así que baste con constatar que a pesar de que Roma detectó al menos nueve errores teológicos graves -en mi pueblo, herejías- y de que él se negó a retractarse, no parece que se le aplicara el Código de Derecho Canónico, que es un texto muy mono que sin duda debe servir para muchas cosas pero más bien para poco a la hora de atajar el cisma que nos acecha.

La gran diferencia entre el cisma actual y otros pasados, es precisamente que, probablemente con la intención de evitar un cisma a gran escala, se ha optado por admitir que los herejes se queden dentro de la comunión eclesial. Es decir, a pesar de que la pena canónica por la herejía contumaz es la excomunión, personajes como Hans Küng -que entre otros dogmas niega el de la infalibilidad papal- no sólo no han sido excomulgados sino que ni siquiera se les ha suspendido a divinis. Como mucho se les he prohibido ejercer la docencia en universidades y seminarios católicos. Lo cual, por supuesto, no ha servido para nada. ¡Miento!: sí ha servido. Esa actitud condescendiente con la herejía ha servido para que la secularización interna de la Iglesia haya alcanzado niveles impensables, dramáticos, cuasi apocalípticos.

Bedoya hace una cita de una carta de monseñor García Aracil, arzobispo de Mérida-Badajoz. En relación con la actitud de los políticos católicos que se pasan la doctrina de la Iglesia por salva sea la parte, el arzobispo observa…

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