InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Espiritualidad cristiana

24.10.06

Revestidos de Cristo y limpios del pecado

Sinceramente, no sé qué sería de mí sin el don de la fe. No puedo imaginarme mi vida sin la referencia constante a Dios. Sería como ir desnudo por la calle, expuesto al frío que congelaría mi cuepo o al sol abrasador que quemaría mi piel. Dice San Pablo que todos aquellos que somos bautizados, de Cristo estamos revestidos (Gal 3,27). Me encanta esa imagen paulina. Mientras que Adán y Eva fueron vestidos por Dios con pieles y túnicas justo antes de expulsarles del Edén, a nosotros nos viste de Cristo como paso previo a nuestra entrada en su Reino celestial.

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21.10.06

19.10.06

Tenía diez u once años

Sí, tenía diez u once años cuando unos seminaristas escolapios que estaban a punto de ordenarse llegaron a Getafe. Uno de los padres que nos daba clase nos dijo que si queríamos charlar con esos jóvenes, podíamos quedarnos un rato con ellos después de clase. Muy pocos chavales, cinco o seis, aceptamos la invitación. Me acuerdo de que durante dos o tres días fuimos a la capilla pequeña que estaba en el piso superior del edificio principal y allá disfrutamos del testimonio de esos hombres que en su juventud habían decidido entregar su vida al Señor.

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14.10.06

De Legazpi hasta Atocha por Delicias

"Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto."
Prov 4,18

Era un día entre semana, ya casi medianoche y apenas había tráfico en Madrid. Aunque ahora no recuerdo de dónde venía, sé que nunca olvidaré aquel trayecto de Legazpi hasta Atocha por todo el Paseo de las Delicias. Todo empezó cuando me encontré en verde el primer semáforo.

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10.10.06

A la tarde te examinarán del amor


"Ahora permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza, la caridad; pero la más excelente de ellas es la caridad."
(1ª Cor 13,13)

El que se enamora de Cristo, necesariamente se enamora de aquellos a quien Cristo ama, pues de lo contrario, no ama a Cristo. No hay amor a Cristo sin amor a los hombres, especialmente a los pobres, enfermos, viudas, huérfanos y necesitados de toda especie. Y no hay mejor forma de demostrar el amor a Cristo que amando precisamente a aquellos que más lo necesitan. De lo contrario, el amor puede convertirse en una simple palabra, en un simple vocablo que sale de nuestras bocas y que puede reflejar un mero sentimentalismo de nuestros corazones, pero que no es el amor divino que Dios ha tenido a bien el regalarnos para que lo vivamos.
¿De verdad amas a Cristo?

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