China

China es la mayor y más longeva dictadura del mundo. En China se persigue a los cristianos y miembros de otras religiones que no se sometan a la intervención del Estado. Con China colaboran todos los países de Occidente, que han visto en el gran gigante asiático un mercado enorme en el que llenarse sus bolsillos. De hecho, los "comunistas chinos" han aprendido la lección de la extinta URRSS y se han dado cuenta que la mejor forma de perpetuarse en el poder es dejar que el capitalismo vuele libremente en sus pagos.

Los dirigentes chinos pasan absolutamente de las posibles muestras de buena voluntad que el Papa pueda hacer. Aunque en realidad el Papa no ha escrito una carta para esos dirigentes sino para los católicos chinos…. que dudo mucho que puedan llegar a leer dicha carta a no ser por medios clandestinos. Con la Iglesia ¿patriótica? china, Benedicto XVI ha elegido no ser abiertamente beligerante. La situación se parece bastante a la que se dio cuando, tras un largo periodo de ausencia de persecución, el Imperio romano obligó a sacrificar a los dioses y a obtener un certificado de dicha ofrenda. Muchos cristianos, clero incluído, sacrificaron o compraron en el mercado negro dichos certificados. A la larga, aquella defección acabó provocando un cisma serio en la Iglesia, pues los partidarios de la absoluta firmeza contra los que habían cedido no estaban dispuestos a aceptar la política de perdón que desde Roma y muchos obispados importantes se planteaba. El problema con la Iglesia ¿patriótica? china es que ni siquiera estamos en la tesitura de que ellos pidan perdón por haber cedido a las presiones del poder.

No preveo que la situación vaya a mejorar en los próximos años. Las Olimpiadas podrían ser una buena oportunidad para presionar a ese régimen asesino y despótico, pero habiendo enormes intereses económicos de por medio, que nadie piense que ocurrirá nada. Y a menos que los atletas cristianos, por su cuenta, se organicen para al menos hacer algo en favor de sus hermanos perseguidos, dudo mucho que dicho evento deportivo sirva para otra cosa que no sea fortalecer al poder.

Eso sí, la semilla que los mártires chinos están plantando acabará dando buen fruto. No hay reino humano que dure eternamente. Antes o después, ese régimen se vendrá abajo. Y entonces aparecerá el verdadero rostro del cristianismo chino. La persecución, aunque nos parezca paradójico, no aplasta la fe sino que la fortalece. Recemos para que nuestros hermanos chinos se mantengan firmes hasta el final.

Luis Fernando Pérez Bustamante