Jesús Bastante acaba de publicar “Cisma", una novela histórica sobre las razones del cisma luterano, que dividió a la Cristiandad occidental en mil pedazos. En su blog podemos leer la entrevista que le hacen en el Ideal de Granada, de la cual quisiera comentar algunos aspectos. Parto de un hecho: aunque tengo entendido que Bastante tiene seres queridos próximos al protestantismo, creo tener un conocimiento más exacto que él sobre la realidad actual del protestantismo, siquiera porque yo fui evangélico durante casi diez años. Por tanto, sé cuál es el “ethos” protestante conservador. Dado que el protestantismo liberal va a desaparecer de aquí a dos o tres décadas -si no antes-, el protestantismo evangélico será el único que quede como heredero de la Reforma.
Dice Jesús al Ideal:
No escapa a nadie que el principal objetivo del Pontificado de Benedicto XVI es alcanzar la unidad entre los cristianos, y parece cercano una “vuelta a la unidad", tanto por parte de los luteranos como de buena parte de la Confesión Anglicana. Y, más cercano, por los ortodoxos. En pocos meses, seguramente tengamos noticias en este sentido.
Ciertamente la vuelta a la unidad con los ortodoxos parece cercana. Tan cercana, diría yo, como lejana la unidad con anglicanos y luteranos. El anglicanismo está en franco proceso de descomposición. La reciente Conferencia de Lambeth sólo ha servido para mantener en el seno de la comunión anglicana una unidad ficticia que no se corresponde con una verdadera comunión doctrinal, espiritual y eclesial. Los anglicanos conservadores, que representan el protestantismo evangélico en anglicanismo y que son mayoritarios en África e Hispanoamérica (en Chile hay bastantes), están más fuera que dentro aunque todavía no hayan dado el paso de crear una “iglesia paralela". Los anglocatólicos van siendo cada vez menos y poco a poco van pasándose al catolicismo o a las iglesias ortodoxas. Y los anglicanos liberales, que junto con la necedad de Rowan Williams han provocado la ruptura, tienen sus templos vacíos. Ante ese panorama, hablar de una comunión real de la Iglesia Católica con la Comunión anglicana es un claro síntoma de ceguera y/o de buenismo utópico. De hecho, los ortodoxos, que no se andan con tanta diplomacia eclesial de salón como en el Vaticano, ya les han dicho a los anglicanos que el ecumenismo con ellos está muerto mientras no desanden todo el camino andado desde que decidieron ordenar mujeres como presbíteras.
Respecto a los luteranos, que están también muy infectados de liberalismo teológico y moral, la situación puede parecer algo mejor debido sobre todo al documento conjunto sobre la justificación. Pero ocurre que dicho documento fue rechazado por la iglesia luterana danesa y por alrededor de doscientos teólogos luteranos de todo el mundo. Lo cual nos lleva a un hecho que parece que no acaban de comprender los “ecuménicos optimistas": el protestantismo no tiene, en ninguna de sus distintas confesiones, una autoridad eclesial superior que pueda imponer ningún acuerdo. Todas, absolutamente todas las denominaciones protestantes y sus congregaciones son, en la práctica, independientes. Esa independencia forma parte del ADN de la Reforma.
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