Cuarto y mitad de espíritu crítico por amor a la Iglesia
Las noticias que nos llegan de la asamblea de la CONFER, son hasta ahora absolutamente previsibles. El cardenal Rodé les envió un saludo bastante vaticanista, o sea, de esos que no manchan, no traspasan, no se notan. Parece que onseñor Sanz Montes, al que gustan de pintar como el tío del saco que va a llevarse a frailes y monjas allá donde el Flautista de Hamelín metió a los niños encantados con su música, cubrió el expediente de su primera intervención con unas palabras llenas de lugares comunes. Y claro, tuvo que asomar el ínclito Barrajón para marcar territorio. Este prohombre de la orden de la Merced dijo, entre otras cosas, lo siguiente:
“queremos cultivar nuestra comunión sin descuidar nuestro espíritu crítico por amor a la Iglesia"….."estamos convencidos de que una comunión profunda no impide visiones distintas en cuestiones opinables"….. “en ningún caso queremos ejercer un magisterio paralelo -explicó-, y nos sentimos Iglesia de Dios y queremos caminar con nuestros pastores, pero también queremos sentirnos escuchados, respetados y valorados y necesitamos su palabra de apoyo tanto en público como en privado”
O sea, traducido para el común de los mortales: “Vamos a seguir siendo los toca-gónadas de la jerarquía católica en este país y además pretendemos que eso sea signo de comunión y que se nos dé mimos y cariños". En realidad, tienen motivos de gran peso para seguir por ese camino. El principal de todos es que llevan haciéndolo mucho tiempo sin que les haya pasado absolutamente NADA. Pero vamos, NADA de NADA.
El caso es que hoy me apetece a mí eso de ejercer el espíritu crítico por amor a la Iglesia. Pero hete aquí que mi crítica va a ir dirigida no sólo a los obispos, que también, sino sobre todo a los que hacen de su oposición al magisterio su identidad eclesial.