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2.10.13

¡Ay de mí si no evangelizara!

El apóstol San Pablo lo tenía bastante claro: “Porque evangelizar no es gloria para mí, sino necesidad. ¡Ay de mí si no evangelizara!” (1ª Cor 9,16). La evangelización no es una opción para la Iglesia. Es su deber. Una Iglesia que no evangeliza, que renuncia a ser instrumento de la conversión de los no creyentes, traiciona a Cristo, que fue quien nos ordenó que fuéramos e hciéramos “discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mt 28,19-20).

Mientras exista un solo hombre o mujer en este mundo que no haya recibido la luz del evangelio, la Iglesia no habrá finalizado su misión. Obviamente no todos los que son evangelizados se convierten. Bien sabemos que estrecha es la puerta que nos lleva a la salvación y ancha la que conduce a la perdición. Pero al menos han de saber que existe esa puerta estrecha, en la que Cristo está invitando a todos a cruzarla.

De hecho, lo primero que hizo la Iglesia en Pentecostés fue predicar abiertamente el evangelio. El primer discurso del apóstol Pedro (Hechos 2,15-36) provocó la inmediata conversión de miles de judíos. Es interesante ver cuál fue el efecto de esa primera predicación:

Oyéndole, se sintieron compungidos de corazón y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: ¿Qué hemos de hacer, hermanos?
Pedro les contestó: Arrepentios y bautizaos en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. (Hch 2,37-38)

Como vemos, esa primera predicación del evangelio provocó que los evangelizados se sintieran en la condición de pecadores necesitados de una solución, que viene de Cristo. He ahí la clave de todo. Nosotros no somos mensajeros de malas noticias, sino de salvación. No nos limitamos a decir a los incrédulos que viven en pecado, sino que les ofrecemos a Aquél que les puede redimir y salvar.

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29.09.13

Ni una sola mezquita más en Europa financiada por Arabia Saudí

Abdul Aziz bin Abdullah, el Gran Mufti de Arabia Saudita ha declarado que “es necesario destruir todas las iglesias de la región". Dado que nuestros gobiernos son aliados de ese país debido al petróleo que tiene, no espero que se dé una sola reacción oficial a semejante barbaridad. Y aunque nuestros gobiernos fueran cristianos, que no es el caso, no se podría responder diciendo que por cada iglesia que se destruya en ese país se hará lo mismo con diez mezquitas en nuestras naciones. El ojo por ojo y diente por diente no forma parte de nuestro adn espiritual.

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14.08.13

La iglesia de Fernando Luis, el progre-liberal

En parte soy lo que soy porque Dios está empeñado en que sea lo que Él quiere que sea. Digo en parte porque debido a mis pecados falta mucho para que sea lo que Dios quiere que sea. Pero lo cierto es que podría ser mucho peor. Por ejemplo, en vez de ser director de InfoCatólica, podría dirigir un portal llamado CatolicismoGuay. Y escribiría artículos como el siguiente.

Modernicemos la Iglesia

Hay que poner la Iglesia a tono con el mundo moderno. Lo primero de todo, conviene democratizar su funcionamiento interno. Por ejemplo, a la hora de elegir obispos, el pueblo ha de tener la última palabra. Podrían realizarse primarias en las que los diversos candidatos nos cuenten sus planes pastorales y finalmente se hará una votación en la que participen todos los bautizados. Para votar bastará con registrarse previamente aportando la partida de bautismo.

Por supuesto, habrá también elecciones para vicario general de las diócesis. Y no es descartable que en las parroquias donde hay más de un sacerdote, los fieles elijan cuál de ellos es su párroco.

Se puede valorar también que la elección de obispos sea por solo un periodo de tiempo. ¿Qué pasa cuando el elegido falta a su compromiso electoral previo y quiere hacer una pastoral distinta a la propuesta? Es necesario que los fieles puedan enviarle de vuelta a casa.

En cuestiones de moral, la Iglesia ha de mostrar una cara amable, moderada y sin aristas. Es por eso necesario que se abandone cualquier oposición a los métodos anticonceptivos. Al fin y al cabo, casi todo el mundo los usa, ¿verdad? Pues no vamos a ser menos los católicos practicantes. Respecto a las relaciones sexuales fuera del matrimonio, es evidente que facilitará mucho el discernimiento de los novios el saber si su pareja es sexualmente compatible, con lo cual no tiene nada de malo que se acuesten antes de casarse. A Dios no le puede molestar lo que se haga de cintura para abajo si hay amor de por medio.

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12.08.13

Mi batalla era y es contra el liberalismo teológico

En breve se cumplirá el 14 aniversario del regreso de mi esposa y yo a la Iglesia Católica. Tuvo lugar en octubre del año 1999. Yo había dejado de ser protestante evangélico -lo fui durante 8 años y medio- unos meses antes y en ese periodo de tiempo estuve muy cerca de convertirme en cristiano ortodoxo. Hablo en primera persona porque la madre de mis hijos no pasó por esa etapa “intermedia". Dado que ya he escrito el relato de mi peregrinaje espiritual en esa etapa de mi vida, no tiene mucho sentido que vuelva a contarlo detalladamente.

Sin embargo, sí me parece oportuno compartir algunas reflexiones. Paseando con mi mujer estos días por las calles de Huesca -estamos en plenas fiestas de San Lorenzo- hicimos memoria de las personas con las que compartimos esos años como evangélicos. Algunos nombres, no las caras, empiezan a perderse en el cajón del olvido. Fueron años intensos dado que pertenecíamos a una comunidad eclesial relativamente pequeña, de entre 30-40 personas, lo cual ayudaba bastante a que nos sintiéramos como en familia. Seguimos guardando un inmenso cariño al que era entonces nuestro pastor -ya ha dejado el “ministerio"-, un norteamericano con un gran corazón y que fue fundamental a la hora de ayudarnos a que nos mantuviésemos unidos. Pocas personas -incluidos familiares y amigos- daban algo por el futuro de nuestra relación pero Dios tenía la sana intención de que la nuestra fuera una familia cristiana. Con todos los defectos y pecados que se quiera -y que fueron y son muchos- pero cristiana. Que hoy llevemos más de 25 años juntos es debido en buena medida a esa etapa de nuestras vidas.

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22.07.13

El factor "converso" explica mucho de lo que ocurre en Brasil

El catolicismo en Brasil está en caída libre. Tanto como que el protestantismo evangélico, sobre todo el de carácter pentecostal, no para de subir. Los brasileños que se consideran católicos han pasado del 65 al 57% en 6 años. Y el total de los evangélicos alcanza ya el 28%. Es decir, en el país el número de católicos ya no dobla, aunque sea por muy poco, al de protestantes. Visto que hace menos de 20 años tres de cada cuatro ciudadanos cariocas eran católicos, podemos hacernos una idea de cuál es la situación del catolicismo en ese país. Y desde luego no es el único de Iberoamérica en el que pasa algo parecido.

Pero además de ser cada vez más, los evangélicos brasileños aventajan a los católicos en el nivel de práctica religiosa. A falta de datos estadísticos, sospecho que muy probablemente ya son más los que acuden cada domingo al culto protestante que a la Misa católica. De ser así, y se le unimos el hecho de que buena parte de los fieles de la Iglesia no acepta muchas de las enseñanzas del magisterio, se podría decir ya que Brasil ha dejado de ser, de facto, un país mayoritariamente católico.

Otro aspecto a tener en cuenta es que los evangélicos brasileños tiene un nivel de movilización política muy superior. Curiosamente son ellos, y no los católicos, quienes más defienden los principios no negociables marcados por Benedicto XVI. Sobre todo el de defensa de la dignidad de la vida humana y el matrimonio natural. Salvando las distancias, representan en su país algo parecido a lo que son en EE.UU los republicanos “made in Bible belt".

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