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10.09.15

Alabanza al matrimonio homosexual versus línea editorial en la Cope

La Cadena Cope ha fichado para esta nueva temporada a Carlos Herrera, uno de los “grandes” de la radio en España. De esa manera se pone en situación de combatir por el liderazgo de audiencia. Hasta ahí todo normal. 

Hace tiempo que no escucho radio generalista -me harté de las tertulias políticas-, pero por pura casualidad hoy sintonicé la Cope justo en el momento en que el señor Herrera entrevistaba a Javier Maroto, que fue alcalde del PP en Vitoria hasta las pasadas elecciones. Estos días se ha anunciado la “boda” civil del señor Maroto con otro señor, que es su pareja desde hace casi veinte años. Existe cierta polémica sobre la posibilidad de que Mariano Rajoy, presidente del gobierno y del PP, acuda al enlace. 

Entrevistador y entrevistado se mostraban la mar de felices con la boda. Maroto explicó cómo su partido, a pesar de que recurrió la ley del matrimonio homosexual -por llamarlo así, no por sus efectos civiles-, luego ha aceptado de mil amores la sentencia y asume dicha ley a pesar de tener mayoría para cambiarla. Y entonces ha dicho algo que no deja de ser cierto: vamos a una situación en la que el “matrimonio” homosexual es visto con normalidad y llegaremos a un punto en que no serán noticias “bodas” como la suya.

Luego ha habido una conversación entre Carlos Herrera y los tertulianos. La postura ha sido unánime. Aunque se pudo discutir en su día sobre si era conveniente llamar matrimonio a las uniones homosexuales, “nadie” ponía en duda que debían tener un reconocimiento civil comparable al matrimonio. Y un tertuliano ha asegurado que solo unos pocos “rigoristas” (término que está alcanzando cierto éxito), se oponen a tal cosa y que la sociedad asume la realidad con absoluta naturalidad. Es decir, los católicos que decimos no a todo eso, somos poco menos que unos parias, un ghetto antisocial.

Por supuesto, ni una sola voz salió a explicar en esos momentos, en la cadena de los obispos, cuál es la doctrina de la Iglesia sobre esta materia. Y, a menos que alguien haya abrogado esa doctrina, cosa de la cual no nos hemos enterado, resulta que sigue vigente lo indicado por el documento “Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones homosexuales”, de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El texto, del año 2003 acaba así:

La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad. Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad. La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los hombres y de toda la sociedad.

Como ustedes ven, no es que la Iglesia no acepte el “matrimonio” homosexual. Es que ni siquiera acepta la legalización, sea cual sea, de las uniones homosexuales. Por no hablar de las declaraciones del papa Francisco cuando era cardenal y arzobispo de Buenos Aires, cuando llamó “movida del padre de la mentira” (Satanás) al “matrimonio” homosexual.

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4.09.15

Breves reflexiones (VIII)

Y un día me sentí velero que navegaba por donde soplaba el Espíritu Santo. Y me dije: “si sigues su rumbo nunca naufragarás, llegarás a buen puerto".

A la Dolorosa no entrego un cuerpo muerto, sino un alma redimida por su Hijo, confiando en su intercesión para mantenerme fiel.

Admira la discrección de San José. Contempla su fidelidad callada. Aprende de él a apreciar y velar el don del Verbo encarnado para tu salvación.

Santo, santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo. Y santo te quiere. Y santidad te concede. Y santidad te reclama. Y santo en su santidad serás si mueres a ti mismo para renacer en Cristo por el Espíritu Santo.

Señor, no tengas en cuenta mis pecados y fortaléceme en la fe de tu Iglesia, pues sin fe despojo soy, sin fe me derrumbo en la duda y el error, sin fe muero irremisiblemente.

Una sola palabra tuya, Señor, bastará para sanarme, para restaurar mi alma, para devolverme la vida que mi pecado enterró, para limpiarme de toda carnalidad que me aleja de ti.

¿Qué sería de mí sin tu misericordia? ¿qué sería de mi sin tu gracia? ¿qué sería de mí sin tu bondad? Mas por tu misericordia, gracia y bondad, me haces digno de entrar en tu presencia y contemplar tu Rostro.

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19.06.15

Breves reflexiones (VI)



Ve a Misa rezando, preparando el alma para el encuentro con Cristo. Sal de Misa meditando en los misterios que acabas de celebrar. Y llevarás más fruto.

El maná del cielo te llega del Calvario. Cuando te acerques a comulgar, recuerda que estás ante la Cruz y el Crucificado por quien recibes la salvación.

El alma que ama la Eucaristía sabe que pronto llega el terremoto que derriba los edificios de sus pecados y rasga el velo que le impide entrar en plena comunión con el Santísimo.

Cristo te entrega su carne y su sangre para que ruede la piedra que te mantiene en la tumba de tus pecados y vueles libre hacia el Padre.

Adora al que comes. Adora al que se te entrega. Adora a quien te ama, te perdona, te restaura, te da vida. Sé un adorador eucarístico y entrarás en comunión con todos los santos del cielo.

Deja que el que se entregó por ti en la Cruz acampe en tu cuerpo y tu alma por la Eucaristía para convertirte en ofrenda agradable al Padre.

Cristo se sintió abandonado en la Cruz para que tú nunca te sientas solo cuando cargas las cruces que el Padre te concede y permite.

Por la resurrección de Cristo, tú bajas de tu cruz muerto al pecado, pero vivo en el Espíritu Santo, dispuesto a ser recogido en los brazos de la Dolorosa que se te ha entregado por Madre.

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18.06.15

Al portavoz de la Conferencia Episcopal de Chile

Acaba de producirse la renuncia del presbítero chileno Rodrigo Tupper (foto). Siendo que él no ha dado demasiadas explicaciones sobre su decisión, es preferible evidentemente no especular sobre las mismas. Ni ha sido ni será el primer y último sacerdote que hace lo mismo. Pediremos a Dios por el presente y el futuro de nuestro hermano. Dios lo guarde siempre en su misericordia y lo lleve a la vida eterna.

Lo verdaderamente llamativo de este caso son las declaraciones del portavoz de la Conferencia Episcopal de Chile, D. Jaime Coiro, diácono permanente y periodista. Dice:

«Probablemente se fue abriendo este discernimiento mayor, donde puso en la reflexión su vocación, que es lo más profundo, cuál es el lugar donde le toca servir ahora, y tomó esta decisión, que puede ser impactante y quizás conmovedora».

Y

También afirmó que está cambiando el modo en que la Iglesia aborda este tipo de hechos(la renuncia de un sacerdote), ya que «hace algunas décadas, que un sacerdote dejara el ministerio era una verdadera tragedia, un terremoto, era un tema que no se hablaba y incluso se ocultaba».

A ver si lo entiendo. Hace décadas que un sacerdote dejara el ministerio era una verdadera tragedia… y ahora, ¿qué es?, ¿motivo de gozo y de alegría? ¿Organizamos un Te Deum?, ¿salimos en procesión para dar gracias a Dios? ¿Ya no cuenta mucho eso de comprometerse a servir al Señor por toda la vida como sacerdote? ¿Quizás lo lógico es que los sacerdotes decidan cambiar de profesión al cabo de un tiempo? ¿Debemos los fieles dar por normal que pasen estas cosas? ¿No habíamos quedado en que “los dones y la vocación de Dios son irrevocables” (Rom 11,9)?… La archidiócesis de Santiago le agradece los servicios prestados -como cuando se despide a un entrenador de fútbol- y pide oraciones por él. Y el portavoz de los obispos chilenos poco menos que demuestra entusiasmo ante lo ocurrido.

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7.06.15

Breves reflexiones (V)

No hay cosa que agrade más a Satanás que una Iglesia que renuncia a evangelizar para que no la acusen de proselitismo.

¿Por qué llaman misioneros a quienes son “evangelizados” por los paganos y renuncian a predicar el evangelio y bautizar bajo la excusa del respeto a los pueblos?

Quien se deja deslumbrar y atrapar por el incienso de las religiones paganas orientales es que ha cerrado los ojos a la luz de Cristo.

¿Cómo vamos a tener el mismo Dios aquellos que llamamos a Dios Padre y aquellos que niegan la paternidad divina?

¿Todavía no hemos entendido que Satanás no busca que dialoguemos con él para alcanzar acuerdos, sino que solo quiere y se conforma con nuestra capitulación y derrota?

El que pretende que los deseos y los aplausos del mundo son la voluntad del Espíritu Santo se convierte en blasfemo y ciego guía de ciegos.

Es preferible la sana doctrina del fariseo hipócrita que el veneno herético del saduceo que se prostituye con el César.

No hay misericordia alguna en impedir la amputación de un miembro gangrenado. Menos la hay en ocultar la gangrena del alma corrompida por graves pecados.

Como el falso amor entre una prostituta y su cliente, así es la falsa caridad que abre las puertas al pecado y la condenación.

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