Mi opinión sobre lo de Málaga
He leído con atención argumentos de unos y de otros en relación con la negativa de monseñor Catalá a conceder a Una Voce Málaga un sacerdote diocesano para celebrar la Misa según la forma del rito latino anterior al Novus Ordo. Ayer copié en mi blog la respuesta que Roma Aeterna ha dado a la actuación del obispo de la diócesis malacitana, pero creo que es mejor que dé mi propia opinión, que para eso está este blog. Yo veo las cosas de esta manera:
1- El motu proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI indica bien a las claras cuál es la intención del Papa a la hora de quitar prácticamente todo impedimento a la celebración de la Misa antigua. Se puede decir que lo considera un derecho de los fieles al que no debería de oponerse ningún obispo.
2- La literalidad del motu proprio puede dejar abierta la cuestión de cuál es el número de fieles necesario para que les sea concedida la celebración habitual de la Misa antigua, pero eso no debería de convertirse en una excusa para impedir que los fieles se vean privados de aquello que el Papa quiere que tengan.
3- En realidad los fieles no tienen por qué pedir a los obispos -sí a sus párrocos- que les concedan lo que el Papa ya les da, pero es signo de afecto filial y de comunión hacer lo que la buena gente de Una Voce Málaga ha hecho.
4- En mi opinión, el obispo de Málaga se equivoca más en las formas que en el fondo y además Una Voce se ha precipitado un tanto. Me explico. No se le ha solicitado permiso para celebrar la Misa antigua, sino que nombrara a un sacerdote de la diócesis para tal fin. El caso es que don Jesús acaba de llegar a Málaga. Lleva apenas unos meses allí y aunque seguramente ya conozca a todos los sacerdotes, es imposible que le haya dado tiempo para poder tomar bien la temperatura a toda la diócesis. Yo habría esperado a que al menos llevara un año pastoreando ese rebaño antes de enviarle esa petición. Ahora bien, eso mismo también se aplica al obispo, que habla como si se conociera bien el paño. Quizás hubiera sido mejor dejar la decisión para más adelante, explicando a los peticionarios que necesitaba tiempo para conocer bien la diócesis.