Buena noticia: el CIS dice que la Iglesia es la institución peor valorada
Jn 15,18-19
Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
Según la última encuesta del CIS, la Iglesia Católica en España ocupa el último lugar en la valoración de los españoles. ¿Preocupante? Pues según se mire. Sinceramente, tal y como está la sociedad española en estos momentos, me preocuparía enormemente si la Iglesia fuera bien valorada. Una sociedad que produce cerca de cien mil abortos al año, que ha multiplicado exponencialmente el consumo de drogas, especialmente entre jóvenes, que se traga la ingeniería social a la que está siendo sometida sin otra reacción que algunas manifestaciones multitudinarias, difícilmente puede tener en buena consideración a la verdadera Iglesia de Cristo.
La Iglesia no puede preocuparse por el hecho de que una sociedad pagana la rechace. Ella se debe a Cristo y al evangelio. Y cuanto más fiel sea a Cristo y menos juegue a aguar el mensaje evangélico, más odiada será por quienes quieren vivir de espaldas a Dios sin que nadie les recuerde, cual Campañilla quisquillosa, que ese es el camino directo hacia el desastre. Más debería preocuparnos el discernir si hemos sido en parte responsables de que las cosas hayan llegado a donde están ahora por una hipotética falta de auténtico carácter profético. Pero aunque eso fuera así, agua pasada no mueve molino.
No soy tan ingenuo como para pensar que el rechazo a la Iglesia viene sólo de la fidelidad de la misma a su misión. No niego que se cometen errores de comunicación y en la forma de afrontar determinados asuntos de la actualidad político-social del país. Por ejemplo, desgraciadamente, la división entre nacionalistas y no nacionalistas en determinadas regiones de España encuentra paralelo en el episcopado. La hiperactividad de determinados obispos ante los debates éticos que afectan a la dignididad humana y la educación, choca con la pasividad del resto. Y la identificación del concepto "católico" con una determinada opción política, que además luego siempre acaba traicionando los valores que se supone que defiende, tampoco es un plus a favor de la credibilidad de la Iglesia.
Con todo, creo que los principales responsables de la baja credibilidad de la Iglesia somos los laicos. Es a nosotros a quienes nos corresponde dar auténtico ejemplo de santidad allá donde desarrollamos nuestra vida familiar, social y laboral. Cristo dijo:
Mt 5,14-16
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
¿De verdad pensamos que los católicos españoles de principios de siglo cumplimos eso?, ¿destacamos por nuestras buenas obras, o más bien porque ahora nos ha dado por manifestarnos cuando hemos visto la que se nos viene encima desde un gobierno radical? Aun a riesgo de que eso les produzca problemas de adaptación social, ¿educamos a nuestros hijos para ser verdaderos cristianos en medio de una sociedad que cada vez está más lejos de Cristo? ¿Estamos dispuestos a pasar por ese pequeño martirio que supone el ser rechazados socialmente por no plegarnos a lo políticamente correcto?, ¿somos valientes a la hora de defender nuestros valores en una discusión en un bar, con amigos o familiares no creyentes?, ¿hablamos de Cristo?, ¿confesamos públicamente al Señor o le escondemos para no parecer bichos raros?
El evangelio es buena nueva, no lo olvidemos. Pero debemos empezar por creernos nosotros mismos que lo es. Y una vez que lo creamos, lo viviremos y lo anunciaremos, de viva voz y con el ejemplo. El cristianismo genuino produce mucho rechazo pero a la vez es contagioso. La única posibilidad de que España no vaya hacia el peor de los abismos, que hará palidecer cualquier mal ocurrido en la historia reciente o pasada, es que esa cuarta parte escasa de españoles que todavía son católicos de verdad y no sólo de nombre, nos convirtamos en verdaderos anticuerpos contra el virus mortal que ha infectado esta sociedad en las últimas décadas. Somos los glóbulos blancos que pueden sanar a un cuerpo enfermo. Y si no producimos fiebre, algo no estamos haciendo bien.
Dios tenga misericordia de todos nosotros,
Luis Fernando Pérez Bustamante
15 comentarios
pecado-salvación, moral inalterable; ahora es tiempo de echar la red al otro lado, pues si solamente habláreis de mí, que no soy dogma, ni ritos, ni condenaciones, ni salvaciones, sino Presencia del Espíritu, sin condiciones, ya veríais como muchos de la Sociedad vendrían y vuestras redes se romperían henchidas por la gran pesca.
Porque tenéis que saber que el hombre está SÓLO, y yo no doy morales, ni dogmas de sociedad, sino la Presencia del Espíritu, como a la Samaritana.
¿Es que no podéis aprender siquiera de vuestros errores?, sois hombres de Dios, servidme, en Espíritu y en verdad. El mar está lleno de peces que me aman: traedlos a mí, no a la iglesia.
Jesucristo.
Modesto que eres, claro.
Verdaderamente hay demasiados impostores, que se atribuyen nombres no propios, quizás es la envidia que le corroe, y tratan por eso de engañar mintiendo.
Pero los usurpadores no tienen sus nombres en el Libro de la Vida.
El problema principal es el clero. Si los pastores son malos, ¿qué se le puede exigir a las ovejas?
don Jose Luis, claro, como usted tiene a todo el que no es católico como heresiarca, los sitúa fuera del libro de la vida, que por supuesto lleva al nihil obstat.
Saludos
¿de la nada?
Si en realidad hay un mal clero, cosa sobre lo que habría mucho que decir, es porque el pueblo de donde sale el clero no es lo que debe ser.
También me parece oportuna la acotación de Hermenegildo: los pastores tienen más responsabilidad que las ovejas.
Caramba, Wilburg no sólo cometes el desaire internético de firmar con diversos nicks, sino que encima lo haces bajo el nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
Te preguntaba el otro día si es que Dios te hablaba a tí en persona y te decía lo que quería. Sigo sin respuesta, pero cada vez estoy más convencido.
Usted hace lo mismo.
Lo que se propone, -por Jesucristo- tanto a usted como al Sr. Bustamante, es nada menos que el asunto de centrar sus esfuerzos en alumbrar la Presencia de Él, su Alma, dentro del individuo, y dejar de lado la envejecida fórmula de apalear al que no es de 'mi' facción, la católica, cosa que ha señalado a la iglesia desde hace más de dos mil años, con muertos incluidos.
Y mientras que el Sr. Bustamante ha demostrado 'su' intolerancia, y su falta de educación, de usted espera Jesucristo muc...
Los desmanes y despropósitos del dogma católico han llegado tan alto, que es el propio Jesucristo quien está enfadado, no simplemente por los fingimientos e imposiciones, sino por eso, porque NO ESTÁN HACIENDO BIEN LA LABOR: el CIS se lo está diciendo a usted y al Sr. Bustamante a voces: la iglesia católica NO FUNCIONA; él, desde luego que no oye, se tapa los oidos, se va a casa y se repite un tranta: todo está bien, tenemos la verdad, y con ésta prevaleceremos, los herejes serán objeto del juicio el día último.
Y, mientras que yo les hablo a ustedes de Dios, -no soy ateo-, el Sr. Bustamante me llama hereje, y yo lo llamo: 'hombre de Dios', esfuérzate a echar la red por la otra parte, deja el dogma de llenar la iglesia, ve al individuo, da el Presencia, como a la Samaritana, a ver si así pescas los miles de millones de seres que Él, SÍ ama.
Los comentarios están cerrados para esta publicación.