Acerca del revuelto ante la carta de Monseñor Sanz Montes
A los políticos en general, y a los de izquierda en particular más acusadamente, no le gusta nada que los obispos osen analizar la situación que ellos crean con sus actuaciones. Para que quede claro que no es solo un problema de la izquierda, recordaré la patética actuación del gobierno de Aznar cuando los obispos se negaron a firmar el pacto antiterrorista. Hasta el embajador de España ante el Vaticano pidió explicaciones en Roma. Ahora que hemos visto en qué ha quedado ese pacto y cómo se ha usado para la confrontación política, sólo podemos alabar la decisión episcopal de no firmarlo, pues de haberlo hecho, habrían estado como firmantes del mismo en medio del huracán.
Ahora bien, una cosa es que los obispos no se conviertan en agentes activos de la política española y otra muy distinta que no tengan el derecho, y muy posiblemente también el deber, de hacer oir su voz ante las circunstancias actuales. A nadie se le escapa que España está hoy pasando por la crisis política más importante de la reciente etapa democrática. A ningún católico fiel al magisterio, ¿acaso se puede ser católico de otra manera?, se le escapa que en estos tres años se ha legislado contra la ley natural, se ha reabierto la polémica absurda sobre la II República, la Guerra Civil y todo aquello que se enterró durante la Transición siguiendo el modelo evangélico de "dejar que los muertos entierren a sus muertos" y "no mirando a lo que queda atrás, prosigo hasta la meta…". A millones de españoles no se nos escapa que el gobierno quiere meter sus narices en algo tan sagrado como es el tipo de educación en valores que queremos para nuestros hijos. Y somos millones los que también estamos indignados ante el cambio de política terrorista que nos ha llevado a una situación en la que Eta ha resucitado política y socialmente después de haber estar contra las cuerdas.
Ante semejante panorama, ¿puede un pastor de la Iglesia mirar para otro lado? ¿puede situarse en una equidistancia entre los que según su criterio llevan al país al desastre y el resto? Por supuesto que no. No caben medianías, no caben componendas, no caben tibiezas ante la que nos está cayendo. Por tanto mientras, como guante a la mano, los obispos se amolden a la doctrina de la Iglesia sobre los asuntos sociales y políticos, tienen la responsabilidad de orientar a sus fieles en todas estas cuestiones. Lo podrán hacer mejor o peor, con más o menos tacto, con mayor o menor contundencia, dependiendo de la personalidad y forma de expresarse de cada uno de ellos. Pero han de hacerlo. Y mi obispo, Monseñor Jesús Sanz Montes lo ha hecho en su carta del pasado domingo.
Pero no es el único. El Cardenal Cañizares lo hizo en un artículo reciente en La Razón. Artículo que, en mi opinión, fue aún más duro que la carta de Monseñor Sanz. Pero claro, a la baraunda mediática y política de izquierdas les resulta más fácil atacar a un obispo de provincias que al primado de España y han tocado a rebato contra aquél. Es una táctica ya conocida. Atizan a la persona para desviar la atención sobre el fondo de lo que dice la misma. Pero aquí la cuestión no es el Obispo de Huesca y Jaca, sino lo que él ha dicho. Y lo que ha dicho, señores, va a misa (nunca mejor dicho).
En realidad todo se resume en una cosa: les molesta la libertad de expresión, venga de un obispo, venga de una emisora de radio, venga de un periódico o venga de millones de españoles manifestándose en la calle. La izquierda española vuelve a demostrar que tiene muy poco de democrática. Para ellos la democracia es sólo el instrumento para hacer ingeniería social y repartir prebendas de poder entre "la secta". Si alguien les estorba, rápidamente le acusan de fascista, retrógrado, etc. Y si el que les estorba lleva báculo, renace con rabia su anticlericalismo enfermizo. Tiene su lógica. Saben muy bien que la Iglesia de Cristo jamás dejará de estar enfrente de los que quieren convertir España en una nación contraria a sus raíces. Así ocurrió en el pasado. Así ocurre hoy y ocurrirá siempre.
Luis Fernando Pérez Bustamante