Al señor José Manuel Vidal, gran padrino y capo del periodismo religioso hetero-progre de España, le cae mal la Iglesia en Polonia. De hecho, le cae mal el gran Papa y santo que nos dio esa Iglesia recientemente: San Juan Pablo II.
Sin embargo, le cae muy bien el papa Francisco. Resulta que el actual Papa va a Polonia para la JMJ de Cracovia. Pues bien, así define ese señor a los obispos polacos:
Francisco se va a encontrar también en Polonia con uno de los episcopados más conservadores de Europa, aferrado al modelo eclesial involutivo de su icono wojtyliano y sumamente reacio a subirse al carro de la primavera del Papa Bergoglio. Además de las discrepancias sobre la aplicación del Sínodo y sobre la Amoris laetitia, a los jerarcas polacos, acostumbrados a un estilo de vida principesco, les cuesta asumir vitalmente la austeridad que predica el Papa y la apuesta por una Iglesia hospital de campaña más que aduana.
Vamos a ver si quedan claras unas cuantas cosas:
- Despreciar a San Juan Pablo II es despreciar a la Iglesia de Cristo.
- Despreciar a la Iglesia en Polonia es despreciar lo mejor de la Iglesia en Europa. Una Iglesia que sobrevivió al comunismo sin plegarse a él. Una Iglesia de mártires y confesores. Y además, mientras el episcopado alemán, austriaco, belga, holandés, etc, se queda sin fieles, Polonia permanece fiel, con un nivel de práctica religiosa que para nosotros querríamos en España.
- Oponer a los papas es llevar a la Iglesia a las puertas del cisma. Y le aseguro al señor Vidal que el peso de la figura de San Juan Pablo II en millones de almas no va a desaparecer con ninguna supuesta primavera.
- ¿Acaso el señor Vidal ha ido a Polonia a ver si los obispos de allá viven austeramente o principescamente?
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