14.04.08

El arcipreste fiel

El Colectivo Verapaz es una iniciativa oficial de la Orden de los Predicadores que, al menos en España, con la excusa de la opción preferencial por los pobres, la justicia, la paz y bla, bla, bla, blaaaaaaa, se dedica básicamente a dar voz a aquellos que hacen de la disidencia del magisterio de la Iglesia su “modus vivendi”. No es ninguna novedad. Los pobres son la falda debajo de la cual se esconden los que creen que ser católico consiste básicamente en oponerse a lo que dice el Papa y los obispos. Por supuesto, no hay que culpar a los pobres de que se les use para tan peregrina activida. Más bien hay que intentar rescatarles de manos de estos manipuladores de conceptos plenamente cristianos, que ellos prostituyen con sus actividades para-eclesiales.

Lo cierto es que a ese Colectivo y a esos manipuladores les ha salido en Vigo un opositor que tiene las cosas claras. Se trata de Ramón Portela Alonso, arcipreste de Vigo-Polígono, quien no ha tenido el menor reparo en plantar cara a los dominicos que tienen encomendada una de las parroquias de su arciprestazgo, en la cual se iba a celebrar, y de hecho se ha celebrado, un Congreso de Justicia y Paz a cargo del colectivo mencionado.

Portela se imaginaba que la Justicia y la Paz eran la excusa para dar rienda suelta a ponencias que derrocharían heterodoxia por los cuatro costados. Viendo la lista de ponentes, era imposible pensar otra cosa. Y así ha ocurrido. De la misma manera que el peral da peras y el manzano manzanas, los Castillo, Vigil y Lois dan doctrinas contrarias al magisterio de la Iglesia. El arcipreste lo sabía, lo advirtió y lo confirmó una vez celebrado el congreso.

Pero no se ha quedado ahí. En respuesta a los que, al mismo tiempo que se manifiestan inmisericordes con la jerarquía, piden comprensión, diálogo y apertura, don Ramón ha dejado bien claro que la unidad en la Iglesia no se obtiene a costa de la verdad. En otras palabras: ustedes, señores, no tienen lugar en la Iglesia pues se pasan la vida atacando sus doctrinas y a sus pastores.

Bien está que un arcipreste tenga al valor de llamar a las cosas por su nombre. Ahora queda esperar que su obispo le respalde y que reflexione seriamente sobre la posibilidad de pedir a los dominicos de Vigo que se busquen otro lugar donde celebrar congresos, pues la parroquia que hasta ahora atendían pasará a ser pastoreada por sacerdotes diocesanos, o de otras órdenes, fieles a la Iglesia y no a los quintacolumnistas que están un día sí y otro también atacándola por tierra, mar y aire.

Luis Fernando Pérez Bustamante

12.04.08

Felicidades a la iglesia vizcaína

He de reconocer que cuando esta mañana me senté delante del televisor a ver la ceremonia de ordenación de Monseñor Iceta, tenía cierto temor. Desde que el Santo Padre hizo público su nombramiento, las reacciones contrarias en un sector importante de la diócesis vasca podían desembocar en alguna especie de manifestación pública de desacuerdo durante el día de hoy. Pero excepción hecha de la -por lo que me cuentan- ausencia de muchos sacerdotes de la propia ciudad de Bilbao, no ha habido nada que empañara el acto. Muy al contrario, todo ha salido a la perfección.

La Catedral estaba llena y además había gente en el exterior viendo la ceremonia a través de dos grandes pantallas de televisión. El coro ha estado fabuloso y a Monseñor Blázquez se le veía contento. No tanto, obviamente, como el propio Iceta, que por momentos parecía radiante dentro de la serenidad de quien sabe que le espera por delante un trabajo apasionante pero no exento de dificultades.

De la homilía de Monseñor Blázquez, que ha resultado muy catequética respecto a lo que significa el ministerio de los obispos como sucesores de los apóstoles, me llamó la atención que, al dirigirse hacia su nuevo auxiliar, le pidiera que trabajara con él codo con codo. Es decir, Blázquez quiere un auxiliar que de verdad le “auxilie” y no que esté de mero elemento decorativo, como ocurre en algunas diócesis. Cuando Monseñor Iceta tomó la palabra, le ofreció a su ordinario una colaboración basada en la fidelidad y la discreción, aspecto éste que sin duda agradecerá don Ricardo.

Aunque la retransmisión televisiva no es capaz de situarnos en el lugar para “respirar” el ambiente en persona, la sensación que nos llegó a través de la pantalla es que los fieles asistentes estaban felices a la vez que emocionados. Monseñor Iceta es la respuesta a las oraciones de muchos vascos católicos que no se conforman con el estado actual de las cosas en aquella iglesia tan amada por el Señor. No quiero usar esta breve reflexión escrita para señalar con el dedo a nadie, y menos aún después de haber escuchado a don Mario pedir por la unidad de la Iglesia. Una unidad que necesariamente, ha de girar alrededor de los dos obispos cuya foto preside estas líneas. En ellos, no lo olvide nadie, Cristo mismo pastorea la diócesis vizcaína. Y por ellos hemos de elevar nuestras oraciones. El futuro de la Iglesia en el País Vasco empieza hoy a hacerse presente.

Pax, bonum et veritas,

Luis Fernando Pérez Bustamante

10.04.08

No te bautizo

Imaginémonos que un musulmán, llamado Yusuf, recibe la gracia de la conversión a la fe cristiana. Supongamos que decide superar todo el miedo de saber que, desde ese momento, está en la lista de los que puede ser ejecutado por abandonar el Islam camino de otra religión. Y visualicemos la siguiente escena:

-Hola padre, quiero pedirle algo.

- Dime Yusuf, ¿qué quieres?

-Mire, creo que ha llegado el momento de bautizarme. He estado rezando mucho al Señor y ya no tengo ninguna duda. Quiero ser cristiano.

- Pues lo siento Yusuf, pero no puede ser.

- ¿Qué me dice, padre? ¿Por qué no puedo bautizarme?

- Porque lo más probable es que acabes como mártir. Sabes muy bien que nuestros hermanos musulmanes no aceptan la conversión a otra fe, y que si abandonas oficialmente el Islam sufrirás persecución e incluso la muerte.

- Pero padre, ya he pensado en eso y quiero correr el riesgo. El Señor dio su vida por mí en la cruz y yo estoy dispuesto a darla por Él si es necesario. No busco el martirio imprudentemente pero quiero ser cristiano y nada hay que me lo pueda impedir.

-Pues lo siento pero nosotros no queremos líos. Bastante es que nos permitan vivir entre ellos como para que ahora nos crees un problema bautizándote. Piensa que no sólo te perseguirán a ti sino también a mí, que soy el que te tengo que bautizar. Si tú estás dispuesto a ser un mártir, yo no. Así que no hay más que hablar.

-Pero…

- No hay más que hablar, Yusuf. Cuando vengan mejores tiempos, hablaremos. Ahora, déjame que tengo que celebrar misa.

-Misa a la que no puedo asistir como un fiel más….

-¡Basta ya, Yusuf!

Cualquier parecido de lo que habéis leído con la realidad, no es mera coincidencia. Todo lo contrario, es lo que el jesuita Samir Khalil ha denunciado que pasa en los países de mayoría musulmana.

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9.04.08

Tomamos nota, presidente

El gobierno de Rodríguez Zapatero se ha negado a garantizar la seguridad de Magdi Cristiano Allam, periodista italiano converso del Islam al cristianismo, que fue recientemente bautizado por el Papa Benedicto XVI. Sobre Allam hay dictada una fatwa que pone seriamente en peligro su vida, de tal forma que el gobierno italiano se ha tomado su seguridad personal como una cuestión de Estado.

En España sabemos bien lo que es vivir bajo amenaza de muerte. Lo saben especialmente los políticos no nacionalistas del País Vasco, que están siempre en el punto de mira de Eta. Por eso mismo llevan escolta policial. Es por ello especialmente sangrante que el ministerio de Interior del señor Rubalcaba no quiera evitarle a Allam el peligro de ser asesinado en nuestro país. No creo que sea tan complicado establecer un dispositivo de seguridad que evite cualquier incidente en una visita que tampoco iba a prolongarse mucho tiempo.

Si no conociéramos a Zapatero y su gobierno, pensaríamos que lo que está sucediendo es un simple despiste. Pero como con la pareja ZP y Rubalcaba se cumple siempre aquello de “piensa mal y acertarás”, yo pienso que para ellos Allam es persona “non grata”.

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8.04.08

La importancia de una buena catequesis

Ayer se ha presentado el nuevo catecismo “Jesús es el Señor", dirigido especialmente a los niños que están en proceso de catecumenado previo a su primera comunión. Estamos pues ante una herramienta que debe de ser eficaz para ayudar a nuestros muchachos a comprender los fundamentos de la fe en la que fueron bautizados.

La educación religiosa de los hijos es fundamental para que en el futuro sean hombres y mujeres de fe. La Escritura es muy clara al respecto. Dice el libro de Proverbios que “instruye al niño en su camino, que aun de viejo no se apartará de él” (Prov 22,6). Y leemos en el libro de Deuteronomio el mandato que Dios da los pares para que instruyan a sus hijos en la ley divina:
Poned estas palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, atadlas a vuestra mano como una señal, y sean como una insignia entre vuestros ojos. Enseñádselas a vuestros hijos, hablando de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado. Las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas, para que vuestros días y los días de vuestros hijos en la tierra que Yavé juró dar a vuestros padres sean tan numerosos como los días del cielo sobre la tierra“. (Deut 11,18-21)

Obviamente un libro de catequesis, por muy bueno que sea, no debería de sustituir a los padres como principales transmisores de la fe y los valores del evangelio. Yo mismo recuerdo que no hubo catequesis mejor en mi infancia que la que recibí de mi propia madre durante los largos paseos que dimos en algunas tardes-noches de verano, cuando apenas contaba 7 ú 8 años. Yo le preguntaba y ella me respondía, a la vez que me preguntaba para ver si comprendía bien lo que me quería transmitir. La mejor garantía para que un crío o una muchacha aprendan a amar a Dios, es que tengan unos padres que les guíen de la mano en la aventura maravillosa del conocimiento de Cristo. Desgraciadamente vivimos en un tiempo en que no abundan los padres así, aunque todavía tenemos una generación de abuelos que suplen, siquiera en parte, el papel que deberían desempeñar los progenitores. Y donde no llega la familia, debe de intentar llegar la Iglesia por medio de sus sacerdotes y catequistas.

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