El arcipreste fiel
El Colectivo Verapaz es una iniciativa oficial de la Orden de los Predicadores que, al menos en España, con la excusa de la opción preferencial por los pobres, la justicia, la paz y bla, bla, bla, blaaaaaaa, se dedica básicamente a dar voz a aquellos que hacen de la disidencia del magisterio de la Iglesia su “modus vivendi”. No es ninguna novedad. Los pobres son la falda debajo de la cual se esconden los que creen que ser católico consiste básicamente en oponerse a lo que dice el Papa y los obispos. Por supuesto, no hay que culpar a los pobres de que se les use para tan peregrina activida. Más bien hay que intentar rescatarles de manos de estos manipuladores de conceptos plenamente cristianos, que ellos prostituyen con sus actividades para-eclesiales.
Lo cierto es que a ese Colectivo y a esos manipuladores les ha salido en Vigo un opositor que tiene las cosas claras. Se trata de Ramón Portela Alonso, arcipreste de Vigo-Polígono, quien no ha tenido el menor reparo en plantar cara a los dominicos que tienen encomendada una de las parroquias de su arciprestazgo, en la cual se iba a celebrar, y de hecho se ha celebrado, un Congreso de Justicia y Paz a cargo del colectivo mencionado.
Portela se imaginaba que la Justicia y la Paz eran la excusa para dar rienda suelta a ponencias que derrocharían heterodoxia por los cuatro costados. Viendo la lista de ponentes, era imposible pensar otra cosa. Y así ha ocurrido. De la misma manera que el peral da peras y el manzano manzanas, los Castillo, Vigil y Lois dan doctrinas contrarias al magisterio de la Iglesia. El arcipreste lo sabía, lo advirtió y lo confirmó una vez celebrado el congreso.
Pero no se ha quedado ahí. En respuesta a los que, al mismo tiempo que se manifiestan inmisericordes con la jerarquía, piden comprensión, diálogo y apertura, don Ramón ha dejado bien claro que la unidad en la Iglesia no se obtiene a costa de la verdad. En otras palabras: ustedes, señores, no tienen lugar en la Iglesia pues se pasan la vida atacando sus doctrinas y a sus pastores.
Bien está que un arcipreste tenga al valor de llamar a las cosas por su nombre. Ahora queda esperar que su obispo le respalde y que reflexione seriamente sobre la posibilidad de pedir a los dominicos de Vigo que se busquen otro lugar donde celebrar congresos, pues la parroquia que hasta ahora atendían pasará a ser pastoreada por sacerdotes diocesanos, o de otras órdenes, fieles a la Iglesia y no a los quintacolumnistas que están un día sí y otro también atacándola por tierra, mar y aire.
Luis Fernando Pérez Bustamante