10.07.08

No basta con resistir, hay que recuperar terreno

Gal 3,24
De suerte que la Ley fue nuestro pedagogo para llevarnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe.

Cuando Dios dio la Ley a Israel la intención era, entre otras, educar a su pueblo para que anduviera en el bien y no se lanzara por la pendiente del mal. De hecho, la Ley era preparatoria del propio Cristo, de quien recibimos la gracia y la justificación. La Ley era la maestra que señalaba el error, sin el conocimiento del cual es complicado poder evitarlo. Mas el apóstol San Pablo, que no era sospechoso precisamente de creer que el mero cumplimiento de la ley nos salva, reconocía que podía seguir siendo útil

1º Ti 1,8-10
Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina.

Si eso se dice de la Ley mosaica, se puede igualmente decir de toda legislación que busque moldear la conciencia de una sociedad. En ese sentido, el socialismo sabe que la forma de ganarse el alma de España es a través de una legislación que marque las pautas de lo que, a posteriori, ha de ser aceptado por la mayoría de la sociedad. No buscan el consenso porque saben que el mismo acabará llegado una vez que sus leyes de ingeniería social lleven años funcionando.

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9.07.08

Losantos rectifica, o la diferencia entre ser buen periodista o un manipulador

Federico Jiménez Losantos acaba de reconocer que la información que dio ayer en su programa, en el sentido de que hubo monjas católicas que recibieron autorización de sus superiores para abortar no es cierta, que es una leyenda urbana y que en todo caso la doctrina de la Iglesia Católica es clara al respecto: el aborto nunca está justificado.

Yo le agradezco su rectificación, que le honra y que deja las cosas claras. Está por ver si quienes han situado sus palabras de ayer en primera plana serán capaces de informar, siquiera en un recuadro perdido, de su rectificación de hoy.

El buen periodista cuando se equivoca, reconoce su error. El mal periodista cuando se equivoca, insiste en seguir dando como verdad lo que es mentira. Y en relación a Losantos, la Cope y la Conferencia episcopal, hemos asistido a un espectáculo dantesco en las últimas semanas, del que todavía NADIE ha pedido excusas por inventarse noticias.

Dicho esto, no puedo por menos que recordar el caso de ese sacerdote barcelonés, Manel Pousa - ¡¡¡YO NO ME OLVIDO, Monseñor Sistach!!!-, que afirmó haber pagado abortos en un periódico y que hasta el día de hoy no ha desmentido tal declaración ni ha manifestado su arrepentimiento público por haber hecho semejante salvajada. Si a Federico, que es agnóstico, le hemos pedido que rectificara, ¿qué no habría que pedir a ese sacerdote o a su cardenal arzobispo? Si Losantos, que no ha pagado ningún aborto, ha rectificado, ¿qué no habrá que pedir a quien sí pagó abortos y sigue ejerciendo como sacerdote?

Como dije ayer, no cabe componenda alguna con la cultura de la muerte, de la cual el aborto y la eutanasia son sus principales frutos. Ni política, ni informativa ni socialmente podemos hacer otra cosa que oponernos radicalmente.

Luis Fernando Pérez Bustamante

Minuto 52, 15 segundos
http://www.cope.es/copealo.php5?nomAudio=progarchivo_12155936031722119680.mp3&titulo=La+Tertulia

En vista de los comentarios habidos, creo oportuno añadir lo siguiente a mi post:

1- Ayer Losantos dijo algo incierto respecto a las monjas violadas y forzadas a abortar, como dando por hecho que la doctrina de la Iglesia no es rotunda en su condena del aborto en todos los casos en que se produce, incluido el de violación. Eso es lo que él ha corregido hoy. Y eso es lo que otros “periodistas", en especial los que le quieren fuera de la Cope, son INCAPACES de hacer cuando han contado mentiras.

2- Losantos personalmente no está a favor del aborto. Ayer dijo muy claramente que cree que lo mejor es que todos los embarazos lleguen a término y que se tome la medida de dar en adopción a los niños no deseados. Al mismo tiempo, mantiene personalmente una idea sobre el trato legal que debe recibir el aborto, que no es exactamente la misma que la de la Iglesia, la cual quiere que el aborto sea siempre un delito. De hecho, canónicamente la pena SIEMPRE es la de excomunión. Pero….. sí, resulta que hay un pero. Cito de la web Ius Canonicum:

Al ser una pena de excomunión latae sententiae, se debe aplicar el canon 1324 § 1, 9º, por el cual si el sujeto ignoraba sin culpa que su conducta lleva aneja una pena, la pena se convierte en ferendae sententiae. Y si ignoraba totalmente que con el aborto está infringiendo una ley, el canon 1323 , 2º exime totalmente al infractor de una pena. Además, según el canon 1324 § 1, 4º y § 3, si el sujeto es menor de edad no incurre en pena latae sententiae.

Ahí vemos, pues, que a las menores de edad que abortan no se les aplica la pena de excomunión. E incluso tampoco a los que desconocen, sin culpa por su parte, de la extrema gravedad del acto. Es decir, estamos viendo que aunque la Iglesia considera el aborto SIEMPRE como un delito, como un grave pecado, pueden darse excepciones en cuanto a su condena canónica. Eso no es comparable a una legislación que despenalice determinados supuestos, lo cual hace que el aborto no sea siempre un delito, pero es obvio que ni siquiera la propia Iglesia está dispuesta a castigar el delito con la misma contundencia en cualquier circunstancia de la persona. De hecho, llega a no castigarlo canónicamente. El mero hecho de ser menor de edad, que no exime de tener conciencia moral, impide la excomunión (aunque sigue siendo un pecado mortal).

3- Lo ideal sería que la totalidad de los directores de programas de la Cope se ajustaran como mano a guante a la doctrina de la Iglesia en este tema. Y en caso de que personalmente no estén de acuerdo con alguno de los extremos de dicha doctrina, deben de abstenerse a manifestar su desacuerdo por respeto al ideario de la cadena. Máxime cuando estamos ante un asunto “innegociable", ya que lo que está en juego es la dignidad de la vida humana. Aquí sí es necesario que la empresa deje bien claro qué se puede decir y qué no.

Dicho eso, yo prefiero convencer a quien duda o desconoce en parte la doctrina católica, sobre todo si no es creyente, en la seguridad de que una vez que la persona entiende las razones de la Iglesia y las acepta se convierte en un buen instrumento para defenderlas. Y tanto más si estamos ante un caso, como es el del aborto, en que la presión social va exactamente en dirección contraria a la de la Iglesia.

8.07.08

No puede haber compromiso en el tema del aborto

En el asunto del aborto no caben posiciones intermedias. Una vez que el espermatozoide se une con el óvulo surge una nueva criatura, genéticamente distinta de su padre y de su madre, que aunque dependerá de la madre para sobrevivir es un ser esencialmente distinto a la misma. Y esa criatura es humana. Por tanto, eliminarla voluntariamente es cargarse a un ser humano. Obviamente no a un ser humano adulto. Ni siquiera es un bebé humano. Pero somos tan humanos nada más ser concebidos como lo seremos en la vejez. Todos, absolutamente todos los hombres y mujeres que habitamos este planeta hemos sido embriones. En ese sentido, poner una “fecha” a partir de la cual un ser humano tiene derecho a la vida, es absurdo. Porque, ¿qué razón hay para decir que el ser humano tiene derecho a ser protegido cuando tiene ocho semanas de vida? ¿por qué no a los 4 años? ¿por qué no a los diez minutos? Si es humano, tiene derecho a vivir tenga la edad que tenga.

Por tanto, todo aborto es un asesinato. Incluido el que se provoca a una niña de 13 años que se ha quedado embarazada tras una violación. La criatura que lleva en su seno es tan humana como ella y eliminarla es eliminar a un ser humano. Incluso cuando la vida de la madre peligra, cosa prácticamente impensable con los actuales avances de la ciencia, el matar a su hijo o hija no es moralmente aceptable. La razón es obvia: no es legítimo matar a un ser humano para salvar la vida a otro.

Toda legislación que despenalice el aborto es un ataque frontal a la vida humana. El hipotético derecho de las madres no puede construirse sobre la destrucción de lo más sagrado, que es la vida de sus hijos. Y nadie puede llamarse cristiano y estar de acuerdo con la legalización de la destrucción de la vida humana en el seno materno. Los políticos no son una excepción. Si son cristianos, no pueden quedarse de brazos cruzados ante el aborto. En España no bastaría con mantener la ley como está. El objetivo final ha de ser dar una protección total a la vida humana desde su concepción.

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7.07.08

Se buscan voluntarios para oponerse a la "transformación" de España

Decía en mi último artículo que lo que diferencia el PSOE de Zapatero del principal partido de la supuesta oposición es el orgullo que demuestran los socialistas de ser lo que son, en contraste con el empeño de los populares en negar que son lo que su base electoral es. La actual clase dirigente tiene un plan para España que busca introducir en los genes de la nación una serie de mutaciones que la hagan absolutamente irreconocible.

La ingeniería social de Zapatero, que sigue con claridad meridiana la hoja de ruta de la peor de las masonerías, cuenta con el apoyo activo o pasivo de un sector importantísimo de los medios de comunicación -por ejemplo los seis principales canales de televisión- y con la degradación brutal del nivel moral de la sociedad. Una nación en la que uno de cada cinco o seis embarazos acaba en aborto no tiene capacidad alguna de oponerse a la cultura de la muerte porque ya es hija de la misma. Por supuesto, todavía somos millones los españoles que no estamos por la labor de quedarnos cruzados de brazos, pero políticamente estamos huérfanos.

Los obispos españoles, unos más, otros menos y algunos casi nada, están advirtiendo de que el camino que ha emprendido este país no puede llevarnos a nada bueno. Pero ellos no se van a presentar a unas elecciones. Y no nos engañemos. Por mucho que los cristianos de este país decidan seguir dando la batalla desde manifestaciones pacíficas y desde diversos órganos propios de la sociedad civil, al final sólo puede legislar quien está en el poder o tiene la capacidad de influir políticamente sobre el poder. Como quiera que estamos en una democracia, es democráticamente como debemos defender nuestro modelo de sociedad y de nación. Los cristianos queremos un país donde el aborto deje de ser una plaga, donde el relativismo moral no se convierta en el amo de todo, donde la familia tradicional sea defendida a capa y espada, donde el extranjero encuentre acomodo pero siempre respetando nuestra cultura y nuestras raíces, donde la política social no invite a vivir del subsidio aunque el subsidio sea necesario para quienes no tiene nada, donde la educación no produzca analfabetos funcionales y sea conforme a los valores de los padres y no una herramienta de adoctrinamiento estatal, donde etc, etc.

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5.07.08

El PSOE, al servicio de la cultura de la muerte

Nihil novum sub sole” podría ser perfectamente el titular que resume lo ocurrido este fin de semana durante el 37º Congreso del PSOE celebrado en Madrid. Los socialistas han dado un par de pasos hacia adelante en su política a favor de la cultura de la muerte y del laicismo decimonónico. Nada nuevo que no supiéramos. Podían haber avanzado tres pasos en vez de dos, pero deducir de eso que el lobo se ha convertido en un gato, como hacen los que se empeñan en ponerse una venda en los ojos, no tiene sentido. Este PSOE ya era lobo antes de este congreso y lo seguirá siendo tras el mismo. Eso sí, un lobo muy orgulloso de ser lo que es.

Cuando el país está hundiéndose en las arenas movedizas de una crisis económica que promete ser la mayor de la historia moderna, los socialistas quieren acompañar a la sinfonía de la pobreza de los bolsillos con los coros de la miseria del alma de la sociedad española. Se saben en mayoría y presumen de ello. A diferencia del otro gran partido nacional, hoy en manos de una panda de cobardes y tibios que se avergüenzan de llamarse de derechas, los socialistas no tienen el menor problema en decir que son de izquierdas. Son rojos y como rojos de toda la vida se comportan. Por eso su éxito electoral pasado. Han ocupado electoralmente toda la izquierda. Y España está dividida políticamente en dos pero el plato de la izquierda pesa un poco más que el de la derecha.

Ha dicho Celestino Corbacho, a la sazón ministro de Trabajo e Inmigración, que en España no hay colas en las iglesias para santiguarse. Eso se entiende de alguien que viene de Cataluña, que es con diferencia la región más descristianizada por obra y gracia del nacional-progrecatolicismo allá reinante durante décadas. Pero si yo fuera él no me las prometería muy felices. Esa especie de orgullo anticristiano con ribetes satánicos, del que ahora hacen gala los zapaterinos, siempre ha tenido los días contados cuando enfrente ha tenido a una Iglesia fiel a su Señor y a sí misma. El cristianismo tiene la particularidad de dar lo mejor de sí mismo cuando es atacado. Y por mucho aborto, mucha eutanasia y mucha EpC que el PSOE quiera echarnos encima, los cristianos sabremos plantarles cara y estar dispuestos a ofrecer a la sociedad la solución al marasmo en el que ya está metida.

La cultura de la muerte, por su propia naturaleza, jamás puede perdurar en el tiempo. Puede tardar más o menos tiempo, pero la luz siempre triunfa sobre las tinieblas. En ese sentido, la pregunta no es qué es lo que va a hacer el PSOE en los próximos años sino qué es lo que hará la Iglesia de Cristo. El futuro no está en manos de los que sirven al mal sino de los que hemos puesto nuestras vidas al servicio de Dios. Si nosotros somos fieles, podemos ser optimistas a largo plazo. Si somos tibios, seremos los que más sufriremos las consecuencias de esa cultura de muerte. Pero es que además nos lo habremos merecido.

Luis Fernando Pérez Bustamante