España: ¿simple crisis o juicio divino?
Pablo Blanco es un protestante evangélico español que no se prodiga mucho en escribir pero que cuando lo hace casi siempre va a la raíz de los temas que trata. Este “mega-artículo” suyo merece mucho la pena. Salvo algún matiz de poca importancia lo suscribo totalmente:
España: ¿simple crisis o juicio divino?
Este es un artículo largo. Tómese su tiempo y léalo a trozos si es preciso. Es un artículo escrito para creyentes, y para creyentes españoles particularmente. Para personas que tienen temor de Dios y de Su Palabra, aunque contenga muchas consideraciones actuales que pueden encontrarse en los periódicos. Esta aclaración me permite no tener que extenderme en muchos aspectos que si fuese dirigido a incrédulos tendría que explicar con mucho más detalle y argumentos, que por otro lado ni entenderían ni los aceptarían aunque los entendieran.
Los creyentes que consideramos las Sagradas Escrituras, como una fuente inspirada para ser instruidos (2Ti. 3:16), sabemos que las guerras y los conflictos sociales provienen de las pasiones humanas pecaminosas, de las codicias, la envidia y las frustraciones humanas que dan ocasión al empleo de la violencia, como acertadamente dice St. 4:1,2; y de las maldades del corazón de los violentos, como dice el salmista (Sal. 140:1,2). Pero en determinadas ocasiones Dios decide aprovechar esa maldad humana para que sea un instrumento de su justicia. Y, así en algunas ocasiones permite que estas circunstancias actúen como un instrumento de su justicia, para castigar la corrupción y maldad de los pueblos. Cuando el mal, la injusticia y la rebeldía contra Dios llegaban a determinados límites, Dios utilizaba las condiciones militares y económicas del mundo para disciplinar y castigar la impiedad y la maldad. Podríamos extendernos cuanto quisiéramos para considerar esta realidad en cuanto a ejemplos concretos sobre numerosos pueblos tanto del pasado como hasta nuestros días, y hablar de Egipto, Amalec, de los cananeos, de Israel y Judá, de Babilonia, del Israel de los tiempos novotestamentarios, de Roma, pero también de la España imperial, de Francia, de Alemania, etc. De tal manera que es muy interesante analizar en ocasiones si las cosas que acontecen forman parte del desarrollo propio del caminar de la humanidad o aún encuadrados en ese marco general corresponden a un juicio y son días de venganza como los denominó Jesús (Lc. 21:22).
La libertad con la que nos movemos a la hora de hacer un análisis de los acontecimientos alejados en la historia se nos suele antojar una osadía cuando tratamos del presente. Pero Dios que ha aplicado juicios a las naciones como consecuencia de sus malos actos colectivos, seguro que también sigue haciéndolos hoy en día.