5.08.08

Las Olimpiadas arrodilladas ante la dictadura china

El País nos cuenta la conversación que el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, mantuvo ayer con un grupo de nuestros deportistas participantes en las próximas olimpiadas. El tal Blanco pudo decirlo más alto pero no más claro:

“Hemos preguntado a Jacques Rogge -presidente del Comité Olímpico Internacional- y nos ha contestado que la Carta Olímpica se cumplirá taxativamente; no se pueden hacer declaraciones de contenido político en la zona olímpica: ni en la Villa ni en las instalaciones. No se puede escribir en medios de comunicación. La consecuencia es la retirada de la acreditación y a casa. Ya somos todos mayores. Es el momento del deporte y de los deportistas. El de la política será otro. Os lo tenía que decir". Y vaya si se lo dijo. En Sidney 2000 o Atenas 2004 no hubo necesidad de recordar el punto 3 de la Norma 50: “No se permitirá ningún tipo de manifestación ni propaganda política, religiosa o racial en ningún emplazamiento, instalación u otro lugar que se considere parte de los emplazamientos olímpicos".

Bien, ahora resulta que reclamar los derechos humanos es una cuestión política. Yo pensaba que era una cuestión muy por encima de cualquier tipo de condicionante político, ya que los derechos de los hombres existen antes de que esos hombres sean políticos, se dediquen a la política o pasen absolutamente de cualquier movida política. Se entiende que un deportista no suba al cajón para recibir la medalla con un cartelito pidiendo el voto a Obama o McCain, a Zapatero o Rajoy, etc. Pero no estamos hablando de eso, no.

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2.08.08

Caso De Juana Chaos: Había un país en el que la justicia.....

Viendo salir a De Juana Chaos de la cárcel, tras haber pasado en la misma 22 años de su vida después de haber cometido 25 asesinatos, he recordado la parábola del juez inicuo:

Lucas 18,1-7
Les dijo una parábola para mostrar que es preciso orar en todo tiempo y no desfallecer, diciendo:
Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había asimismo en aquella ciudad una viuda que vino a él diciendo: Hazme justicia contra mi adversario.
Por mucho tiempo no le hizo caso; pero luego se dijo para sí: Aunque, a la verdad, yo no tengo temor de Dios ni respeto a los hombres, mas, porque esta viuda me está cargando, le haré justicia, para que no acabe por molerme.
Dijo el Señor: Oíd lo que dice este juez inicuo. Y Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a El día y noche, aun cuando los haga esperar?

Desgraciadamente la justicia en España es tan perversa que el Señor no habría podido usarla ni tan siquiera como ejemplo de una justicia inicua pero justicia al fin y al cabo. No, la parábola debería haber sido tal que así:

Había en un país una justicia que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había asimismo en aquel país decenas de viudas y de huérfanos que iban al gobierno y los tribunales diciendo: Hacednos justicia contra nuestro adversario, el que ha matado a nuestros maridos y a nuestros padres.
Jamás les hicieron caso, y se decían para sí: A la verdad, no tenemos temor de Dios ni respeto a los hombres, y aunque estas víctimas tienen razón, la ley es la ley y dejaremos libre a los asesinos si así lo dispone el ordenamiento jurídico vigente que nosotros hemos acordado y prometido acatar.
Entonces dijo el Señor: Oíd lo que dicen esos jueces y gobernantes inicuos y necios. Pero no os preocupéis. Dios hará justicia a sus elegidos, que claman a El día y noche, aun cuando los haga esperar.

Como quiera que es imposible que en esta nación llamada España se haga justicia terrenal a las víctimas de esa sabandija llamada De Juana Chaos, a ellas sólo les queda esperar que se lleve a cabo la justicia divina. Por tanto, recemos y esperemos que sea Dios mismo el que lo haga prontamente de la forma y manera que Él disponga. No es necesario que ningún “iluminado” se tome la justicia por su mano. Entiendo que es una tentación muy apetecible, pero ¿qué tentación no lo es?

1Co 10,13
No os ha sobrevenido tentación que no fuera humana, y fiel es Dios, que no permitirá que seáis tentados sobre vuestras fuerzas, antes dispondrá con la tentación el éxito, dándoos el poder de resistirla.

Luis Fernando Pérez Bustamante

1.08.08

Esta sociedad merece ser aniquilada

Me importa un carajo que me llamen fundamentalista, loco o lo que sea. Pero una sociedad donde casi el 95% de los niños que vienen con síndrome de Down son asesinados antes de nacer, no merece sobrevivir. Y no tengo más que decir.

Mat 18,5
Mirad que no despreciéis a uno de esos pequeños, porque en verdad os digo que sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que está en los cielos.

Lev 20,4-5
Si el pueblo cerrase los ojos respecto de este hombre que ofreció a Moloc a uno de sus hijos, y no le diera muerte, yo me volveré contra él y contra su parentela, y le exterminaré de en medio de su pueblo y a cuantos como él se prostituyan ante Moloc.

31.07.08

La importancia de las palabras de Kasper a los anglicanos

Ahora parece que la plena comunión visible como fin de nuestro diálogo ha dado un paso atrás, que nuestro diálogo tendrá objetivos menos definitivos y que, por lo tanto, su carácter resultará alterado. Si bien este diálogo puede aún conducir a buenos resultados, no estará sostenido por el dinamismo que deriva de la posibilidad realista de la unidad que Cristo exige de nosotros o de la participación común en la mesa del único Señor, que anhelamos con tanto ardor.

Esa son las palabras finales del discurso que el Cardenal Kasper ha pronunciado ante la Conferencia anglicana de Lambeth que se está celebrando en Gran Bretaña. Desde el Concilio Vaticano II nunca antes se había producido una declaración tan tajante por parte de un cardenal de la curia romana. En otras ocasiones y en referencia a otras iglesias o comunidades eclesiales, se han reconocido dificultades e incluso pasos atrás, pero nunca como ahora Roma afirma tajantemente que no hay posibilidad real de “participación común en la mesa del único Señor"; en otras palabras: la unidad real y efectiva con la iglesia anglicana no tendrá lugar. A menos claro, que dicha comunión eclesial vuelva sobre sus pasos y tome el camino opuesto al que han emprendido. Cosa harto difícil, ciertamente.

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30.07.08

Un millón de españoles va a misa cada día

Lo recuerda el padre Santiago Martín en un artículo en La Razón que hoy reproducimos en Religión en Libertad. Algo más del dos por ciento de los españoles va a misa diaria. Eso supone alrededor de un millón de conciudadanos que tienen la bendita costumbre de dedicar al menos media hora cada día de su vida a encontrase con Cristo. Ese millón de españoles oyen la Escritura cada día, rezan con la Iglesia cada día, y en su mayor parte comulgan con el Señor cada día. Da igual que la mayoría sean personas que ya han cruzado la frontera de la tercera edad. Son lo mejor de la Iglesia y, por tanto, lo mejor de España.

Ahora que no pocos cristianos están vislumbrando la posibilidad de que un castigo divino caiga sobre este país por la infamia del aborto y la degeneración moral de gran parte de la sociedad, ya saben dónde están los justos de nuestra Sodoma y nuestra Gomorra que impedirán que dicho castigo, de producirse, sea totalmente destructor. Aquí hay muchos un Lots que no van a salir de la nación, entre otras razones porque no tiene donde ir y bastante hacen con sobrevivir con unas pensiones miserables que, visto el alza bestial de los precios, apenas les alcanzarán para comer dos veces al día.

He de confesar que yo no soy uno de ellos. Desgraciadamente para mí son pocas las etapas en mi vida en que he asistido a misa todos los días de la semana. Lo cual no deja de ser absurdo porque esas etapas han coincidido con una salud espiritual de mi alma a prueba de bombas. Es bastante necio saber dónde tiene uno la fuente de la vida y no acudir a ella a diario. Ojalá dentro de no mucho tiempo yo pueda estar entre ese millón de privilegiados que han hecho de la asistencia a misa una bendita rutina. ¿Alguien se anima y se une a mí? El amor a Cristo también se demuestra en la adoración y la oración ante el altar de nuestras iglesias. La rutina no es peligro para el que ama de verdad, como bien saben todos los esposos que conservan el fuego del amor que les unió para siempre.

Pax et bonum,

Luis Fernando Pérez