Pero qué tío más grande es el presidente de Cantabria
Como más de uno se habrá imaginado por mi segundo apellido, Cantabria es la tierra de mis abuelos maternos. Mi abuelo nació y vivió su infancia en San Salvador, una aldea cercana a Astillero, mientras que mi abuela lo hizo en Somballe, otra aldea no muy lejos de Reinosa. Para que el lector se haga una idea de la “grandeza” de ambas poblaciones, diré que la primera ronda los 200 habitantes y la segunda no debe de sobrepasar los 50, dándose la circunstancia de que la última vez que estuve yo allí, hace 23 veranos, no había luz eléctrica en la calle. Todavía me acuerdo cuando, teniendo yo diez años, mi abuelo me llevó a ver las traineras en Astillero y desde un puente me señaló la casa donde vivió de pequeño. Son de esas cosas que no se te olvidan en la vida.
El caso es que la mitad de mi sangre es cántabra y eso me lleva a tener simpatía e interés por las cosas que ocurren en esa tierra. Desgraciadamente Cantabria ha sido demasiadas veces protagonista en nuestro país por algunos de los presidentes autonómicos que ha tenido. Juan Hormaechea dio la nota tanto dentro del PP como en el partido que se creó para sí mismo, el UPCA. Lo último que sé de él es que fue condenado a 3 años de cárcel y a 13 de inhabilitación por un delito de malversación de fondos públicos y otro de prevaricación. Conmovedor.