La crisis, la Iglesia y los políticos
Todos los expertos en la materia reconocen que la actual crisis económica mundial es la peor en muchísimo tiempo. Incluso no está claro que se sepa de verdad el alcance real de la misma, que podría llegar a superar cualquier otra de la que se tenga recuerdo en la edad moderna. España ha tenido la “bendición” de afrontar este momento histórico con uno de los peores de los gobiernos que ha sufrido este país en toda su historia, y sin duda el peor desde la Transición. Zapatero es una desgracia para nuestra nación. Pero a su vez es un síntoma de que el verdadero mal de la sociedad española, que es la que le ha elegido democráticamente, no está en sus problemas económicos sino en su descomposición moral. Cuando se vota mayoritariamente a un mentiroso compulsivo sabiendo que lo es, está claro que la escala de valores de los votantes está a un nivel basuriento. Precisamente por eso digo que es una “bendición” que ZP gobierne España en estos momentos. Así la sociedad española tendrá lo que se merece y quizás, sólo quizás, encuentre en el hambre y la miseria, que están llamando a la puerta de forma insistente, la razón para convertirse. Aunque a decir verdad, no soy especialmente optimista de que tal conversión llegue a producirse.
Mientras que la crisis va mostrando su verdadero rostro, la Iglesia demuestra de nuevo que es el verdadero brazo armado de la solidaridad social, de la atención a los necesitados, de la movilización para llegar allá donde el Estado no llega. Sin la Iglesia española no habría el “pan nuestro de cada día” para centenares de miles de españoles, que pronto serán millones. Esa Iglesia tan odiada, tan repudiada y tan despreciada por la izquierda política y mediática es la que le está sacando las castañas del fuego al gobierno y su corte de paniaguados, esos que ponen el cazo para cobrar de diversos fondos de reptiles.