Pregunta del millón de euros: ¿cuál será el criterio de Bono?
Toda España se ha levantado hoy haciéndose la misma pregunta: ¿cuál será el criterio de don José Bono, presidente del Congreso de los Diputados, sobre la reforma de la ley del aborto?, ¿estará a favor, en contra o “mitad pa ti, mitad pa mí"? ¿Sube o baja, viene o se va, ha llegado o está de camino? Vamos, que don José nos tiene a todos en un sin vivir. Yo, mismamente, llevo instalado en una angustia existencial desde que ayer leí sus declaraciones.
Conociendo al personaje, es posible que esté un poco en contra de la reforma. Por ejemplo, quizás no quiera que las nenas de 16 y 17 años puedan abortar sin consentimiento paterno. Pero si los padres lo consienten, pues hale, a abortar. Es lo que tiene este proyecto de ley. Permite al personal centrarse en cuestiones importantes, pero que son secundarias ante lo esencial del aborto: el asesinato de un ser inocente con cobertura legal.
El caso es que Bono, muy dado él a hacerse amigo de altas -no por estatura física- jerarquías eclesiásticas, presume por esos mundos de Dios de ser católico practicante. Lo cual demostró de forma pública y notoria cuando se fue a tomar una ración de rosquillas supuestamente consagradas a la parroquia de Entrevías. Es más, en la legislatura pasada, siendo ministro de Defensa, el manchego nos dio a todos una buena dosis de teología pepebonista, sobre todo en cuestiones de moral sexual, que a decir verdad no difiere gran cosa de la que sostienen los sectores eclesiales más “progresistas". Sí, esos que son incapaces de producir una sola vocación religiosa.