Monjas rebeldes
Si alguien tenía alguna duda sobre la necesidad de llevar a cabo una Visita Apostólica a las religiosas de EEUU, la rebeldía abierta de buena parte de ellas contra dicha visita demuestra, por sí solo, el decadente y anti-católico estado de esas congregaciones religiosas. La Hna Mary Clare Millea está tan harta que ha denunciado públicamente la falta de colaboración de muchas de las superioras de las congregaciones religiosas norteamericanas. Y el Cardenal Rodé ha pedido que se insista en que se responda al cuestionario enviado por los responsables de dicha Visitación. Dado que en Roma tienden a ser cuidadosos con el discurso, las palabras del Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica han de ser consideradas como una especie de puñetazo encima de la mesa.
En primavera empezarán los encuentros del equipo de la Visitación con las religiosas, tanto si han respondido como si no. Supongo que el lenguaje diplomático propio de la esfera vaticana evitará reflejar la crudeza de la situación que sin lugar a dudas se va a crear cuando las religiosas hagan de forma visible lo que han hecho ya por escrito: oponerse a responder a lo que se les pregunta. Entonces, caben dos posibilidades. Una, que se opte por mirar para otro lado y dejar que las cosas se pudran del todo o echarle valor y coraje apostólico al asunto y hacer uso del bisturí para arrancar el cáncer que esas religiosas rebeldes suponen para la Iglesia.