3.03.10

Pederastia, el escándalo que no cesa

La policía alemana entró ayer en la abadía benedictina de Ettal, en el corazón de Baviera. El abad dimitió hace unos días por no haber informado de abusos sexuales cometidos por algunos monjes entre los años 2002 y 2005. En el monasterio de Wechselburg, también benedictino, se ha producido igualmente el “cese” de tres monjes por la misma razón. Y todo ello se une al escándalo de los abusos cometidos en colegios jesuitas del país germánico.

Lo de Alemania es un peldaño más en una escalera repugnante que demuestra, lo queramos o no, que algo está podrido en la Iglesia. Consideraciones teológicas aparte, por las cuales sabemos que no cabe atribuir a toda la Iglesia el pecado de sus miembros, la realidad es que desde que empezó el escándalo de la pederastia entre el clero de EEUU, da la sensación de que algo se ha hecho mal, muy mal, en tiempos pasados. Porque si ya es grave que haya gentuza que, aprovechándose de su condición de cura o religiosos, haya abusado de niños y adolescentes -en este caso me da igual que haya habido consentimiento-, más grave me parece que haya habido una clara y nítida política de ocultación de esos abusos. Y hablo de política de ocultación porque no se explica de otra manera que en un gran número de casos se haya demostrado que los superiores eclesiásticos de los perversos sabían de sus abusos y no hicieron nada, mientras que no recuerdo ninguno en que otros superiores les denunciaran para ponerles en el único lugar que merecen: la cárcel.

No seré yo quien acuse a los obispos o superiores de monasterios y órdenes religiosas que se han encontrado con que algunos de sus curas o frailes eran pederastas si los mismos ocultaban bien sus perversiones. Pero allá donde había conocimiento, la inacción es tan grave que sólo cabe la total remoción y suspensión a divinis del obispo o superior responsable. Si es menester cambiar el Código de Derecho Canónico, que se cambie, pero es intolerable que los pastores protejan a los lobos que se “benefician” a los corderos. No merecen, diría yo, el perdón de Dios, pero Dios sabrá qué hacer con ellos.

Leer más... »

2.03.10

El feminismo, o la mutación alienígena de la femineidad

A las feministas españolas la Iglesia les molesta, les irrita, les resulta peligrosa para sus planes de “liberación de la mujer". Una liberación que, a día de hoy, consiste básicamente en que se les dé vía libre para abortar. La moral católica provoca en ellas una reacción similar a la que un crucifijo causa en un endemoniado. Salvo milagro, es más previsible que Drácula se cuelgue una ristra de ajos en el cuello que ellas lleven un rosario en sus manos.

Y como saben que en la ONU son bien recibidas, pues aprovechan la ocasión para pedir que el Vaticano sea apartado de la organización de las naciones unidas. Lo cual no deja de ser curioso. Uno esperaría que unas feministas “fetén” pedirían antes la salida de la ONU de aquellos países donde todavía se lapida a las adúlteras. O aquellos donde se da de latigazos a las mujeres que osan tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Es más, a pesar de que el aborto les parece algo fenomenal, sería bueno que exigieran a China que pusiera fin a la nefasta política que obliga a cada matrimonio a tener un solo hijo, siquiera sea porque eso provoca que las familias opten por deshacerse de los fetos de sexo femenino o incluso de las niñas una vez nacidas. Ya puestos, podrían promover que en África se ponga más énfasis en acabar con la ablación del clítoris de las mujeres que en llenar sus bolsillos de condones que luego sus “hombres” no usan. Es más, a esas feministas no las he visto defender a esa mujer musulmana que ha tenido que ser protegida por la justicia de un imán y otros musulmanes que la querían “crujir” por llevar un estilo de vida como el de la mayoría de las españolas.

Leer más... »

1.03.10

Monseñor Gil Hellín escribe una carta poco común

Vaya por delante mi convencimiento de que lo mejor que podría hacer en este post es copiar las palabras de Monseñor Francisco Gil Hellín y callar. Poco puedo añadir a lo escrito por el arzobispo de Burgos. Pero dado que llevo una serie de posts en los que me he quejado de las declaraciones y silencios de nuestros pastores, sería sumamente injusto que no les alabara cuando hacen las cosas bien. Y la carta del arzobispo castellano es de esas que deberían dejar huella. No podemos permitir que pase así sin más.

A la hora de comentarla, prefiero empezar por la parte `propositiva´: “Lo que ahora necesitamos en España con absoluta urgencia es volver a Dios“, dice don Francisco. Pues sí, es cierto. No habla el arzobispo sólo de una conversión personal de los españoles, que también, sino de la conversión del país entero. Cierto es que si el pueblo se convierte, la nación que forman lo hace igualmente. Una sociedad donde abundan los conversos al evangelio pasa de la enfermedad a la salud, de la muerte a la vida. Y hablamos de conversiones sinceras y reales. Los cristianos “nominalistas” sobran. O se es cristiano de verdad o más vale no ser cristiano.

Aunque es deseable que nos libremos de un gobierno cuya iniquidad moral es palmaria, no podemos ser tan ingenuos como para pensar que con ese paso se acabará la decadencia espiritual de España. De hecho, quizás tenemos un gobierno así porque así somos la mayoría de los españoles. Y es que la descripción que hace de la sociedad española el arzobispo burgalés es tan dura como veraz:

Una sociedad con varios millones de parados, que mata impune y sistemáticamente a sus hijos más inocentes, que administra la justicia según los colores políticos, que miente con descaro y desde las más altas instancias, que viola los pactos más sagrados, que fomenta el odio y el enfrentamiento entre sus miembros, que impide el ejercicio libre de la religión, que destruye la inocencia de los niños desde su más tierna edad, que azuza las pasiones de los jóvenes, que niega que haya acciones buenas y malas con independencia de tiempo y circunstancias, que convierte la escuela en un instrumento ideológico y el poder político en trampolín para el enriquecimiento personal y el medro de los suyos, que se empeña en no tener hijos, en una palabra, una sociedad cuarteada en sus estructuras básicas y removida en sus cimientos éticos es una sociedad decadente y enferma de extrema gravedad.

Es posible que a los buenistas de turno, las palabras del arzobispo les parezcan excesivas. Siempre habrá alguno que, por ejemplo, nos recuerde que los españoles están entre los ciudadanos del mundo que más dinero han dado para paliar la tragedia de Haití. Y eso es cierto. Pero el dinero de los ricos -y a pesar de la crisis, España sigue siendo un país rico- no cubre sus pecados. Digo esto siendo consciente de que muchos habrán dado de lo que no les sobra. Pero creo que se me entiende por dónde quiero ir. Además, hacer el bien a quien lo necesita es un deber moral. Sólo faltaba que a los pecados descritos por Monseñor Gil Hellín añadiéramos el de la indiferencia ante el dolor ajeno.

Leer más... »

28.02.10

Me apuesto pincho de tortilla y caña a que el obispo de Bilbao no hace nada

Misa de doce. Los fieles la parroquia bilbaína de San Javier, supongo que no muchos dado que era sábado, se disponían a asistir a la liturgia de siempre. Pero el párroco no tenía la más mínima intención de que aquello fuera una misa. Efectivamente, don Juan María Bautista decidió que iba a dar un mitin para-eclesial en el que criticaría la retirada de las librerías de la última edición del “Jesús” de Pagola. No contento con eso, dijo que no pensaba llevar a cabo la consagración.

El cura vasco habló de la “desazón y el disgusto de amplios sectores de la Iglesia” ante la presión que, desde ciertos círculos eclesiales, se ha ejercido sobre la obra, un hecho que, según su opinión, “raya el oscurantismo inquisitorial y supone la vuelta al pasado". Original el hombre, ¿verdad?

Más original fue cuando habló de una supuesta necesidad de que la Iglesia “de base” vuelva a las raíces del Concilio Vaticano II para evitar que pasos como el adoptado en relación a la obra de Pagola sigan produciendo “dolor y escándalo” en personas que “sólo están cultivando su fe". Aunque no tengo constancia de ello, no es descartable que en ese momento se difundiera por el templo un olor intenso a naftalina.

Ahora bien, si no es lógico que un cura se ponga a soltar a sus fieles un “speech” de ese tipo, ignorando que el propio Concilio Vaticano II deja muy claro que la labor de los teólogos está sujeta a la autoridad del Magisterio de la Iglesia, a mí me parece infinitamente más grave que un sacerdote tenga el valor de decir que va a realizar una “misa especial” en la que “no haremos la consagración“.

Leer más... »

27.02.10

Martínez Camino, el aborto, el Rey y la prensa

Este es uno de esos posts que no me gusta tener que escribir, pero creo que es necesario poner un grano de arena en medio de la tormenta creada tras la rueda de prensa del jueves pasado, una vez concluida la reunión de la Permanente de la CEE. Monseñor Martínez Camino, que lleva siendo Secretario General y portavoz de la Conferencia Episcopal Española desde el año 2003, y por tanto no es ningún advenedizo en estas lides, fue el protagonista de unas declaraciones que, como poco, cabe calificar de peliagudas. La prensa insistió en preguntarle por la firma de la nueva ley del aborto por parte del Rey, y don Juan Antonio se dedicó a echar balones fuera como buenamente pudo. Pero me parece que “pudo” mal.

Sinceramente, creo que lo ideal es que hubiera afirmado: “Los obispos no hemos tratado de la cuestión específica de la firma del Rey y por tanto, como portavoz de todos ellos, no tengo nada que decirles sobre el tema". Con eso habría bastado para desactivar a los periodistas que, cumpliendo su profesión, querían sacar “chicha” de un asunto que es ciertamente “mediático". Pues hete aquí que Monseñor Martínez Camino se metió en un terreno pantanoso del que no tengo claro que haya acabado de salir.

Su planteamiento sobre la firma del Rey llegó a ser incluso contradictorio. En respuesta a una pregunta “complicadilla” de Pablo Ginés -que apeló a la actuación ante reyes de los profetas del AT y de San Juan Bautista-, el obispo dijo que “la situación de su Majestad el Rey en este punto, al tener que sancionar con su firma una ley, es una situación única. No hay ningún otro ciudadano que se encuentre ante esa situación. Y por lo tanto, NO SON POSIBLES PRINCIPIOS GENERALES PARA UNA SITUACIÓN ÚNICA“. Justo entonces, como si se hubiera dado cuenta que acababa de resbalar, añadió que “HABRÁ QUE ATENERSE A LOS PRINCIPIOS GENERALES, pero no hay una exhortación, como usted dice, ni una declaración de la Conferencia Episcopal a este respecto“.

O sea, en una misma frase, el portavoz de los obispos afirma que los principios generales, se entiende que de la moral católica, no son aplicables a una situación única y luego asegura que hay que atenerse a los mismos. Pero claro, prácticamente todo el mundo, fieles incluidos, se quedó con la copla de que la moral de la Iglesia no es aplicable a la firma de la ley del aborto por Juan Carlos I.

Leer más... »