2013: diputados provida del PP no votarán los presupuestos si Rajoy no deroga la ley del aborto
Estamos en el otoño del 2013. Rajoy es presidente del gobierno tras haber ganado las pasadas elecciones generales (por mayoría absoluta o muy holgada). Llega la hora de presentar los presupuestos del Estado para el año 2014. Entonces un grupo pequeño de diputados populares piden reunirse con él. En el encuentro le plantean las cosas claras: “O cumples tu palabra de abolir la actual ley del aborto o no votaremos los presupuestos. Ya nos costó mucho que incluyeras esa promesa en el programa electoral como para que ahora nos olvidemos de su cumplimiento“.
¿Qué posibilidades hay de que ocurra algo así? Prácticamente ninguna, y no sólo porque veo complicado que Rajoy gane y pueda gobernar. Pero además de eso, ¿por qué es casi imposible ese escenario?:
1- Porque para empezar, va a ser muy complicado que en el programa del PP vaya incluida la abolición de la actual ley del aborto. Eso no es “centrista".
2- Porque aunque fuera incluida, en caso de que Rajoy se negara a abolirla, en el PP no había ni un solo diputado capaz de levantarse y negar su voto en una votación que resultara fundamental para un posible gobierno popular. Lo que hay en España es una partitocracia en la que la democracia interna de los partidos brilla por su ausencia.
En otras palabras, en España es impensable que se produzca lo que acaba de ocurrir en Estados Unidos, donde congresistas demócratas pro-vida han arrancado de Obama la firma de una orden por la que no podrán financiarse con dinero público los abortos. Sin ese compromiso por parte del presidente norteamericano, su ley estrella, la de la reforma sanitaria, habría sido derrotada. Se podrá discutir si con esa orden es suficiente o si es sólo una concesión temporal para salir del atolladero en el que se había metido Obama. Pero lo cierto es que el día anterior, la “católica” Pelosi -¿ahora se entiende que su obispo no la quiera dar la comunión?- había dicho que no habría concesiones a los provida y al final ha sido el mismísimo presidente quien ha tenido que ceder.