Luces y sombras en el asesinato de Monseñor Padovese
Desde que supimos la muerte de Monseñor Padovese, obispo de Anatolia y presidente de la Conferencia Episcopal de Turquía, a menos de su chófer, hemos asistido a un espectáculo poco edificante a nivel informativo. Desde la Santa Sede se apresuraron a decir que el asesinato no tenía nada que ver con el fundamentalismo islámico. Incluso el Papa hizo unas declaraciones en ese sentido. Ahora vemos que puede que haya ocurrido exactamente lo contrario. Por ello, lo primero que cabe preguntarse es quién ha sido el “listo” en Roma que ha querido tapar el sol con un dedo. Porque quien haya sido, ha conseguido que el Santo Padre sea un instrumento del intento de ocultar la realidad. Nuevamente se demuestra que tenemos razón los que pensamos que se echa demasiado de menos a Navarro Valls. Desde que dejó de ser responsable de la política informativa de la Santa Sede, aquello ha sido un desastre.
Por lo demás, ahora sabemos que el obispo asesinado pudo haber salvado la vida de Benedicto XVI. El gobierno turco le habría advertido de que su chófer estaba ya bajo la influencia del fundamentalismo islámico y el prelado decidió, a última hora, suspender su viaje a Chipre. Mucho me temo que tal decisión fue la que precipitó su martirio. Y hablo de martirio porque me parece evidente que ha sido asesinado por su condición de cristiano y obispo. Si además su acción impidió un posible atentado contra el Papa, con mayor razón habrá que concederle esa corona.