20.06.10

Guardada, defendida y transmitida en su pureza e integridad

Así quiere el Papa que se actúe con la fe. Como dice el título de este post. Y así se lo cuenta a quienes tienen el deber de hacer tal cosa: lo obispos. En este caso, a los de Brasil, pero sus palabras valen para todos.

La responsabilidad de cada obispo al frente de su diócesis es única e insustituible. El Papa, y todo al aparato vaticano que le rodea, no puede gobernar el día a día de todas las diócesis en el mundo. En las visitas ad limina se analiza la situación de las iglesias locales, pero no sé hasta qué punto los informes que se presentan reflejan bien la realidad o, por el contrario, la disfrazan o maquillan para no tener problemas en Roma.

Me parece innecesario explicar por qué es necesario guardar, defender y transmitir la fe en su pureza e integridad. De ella depende nuestra salvación. La adulteración o la supresión de cualquiera de sus aspectos pone en peligro la salud espiritual de los fieles. No hay caridad alguna en permitir que el virus del error haga enfermar al rebaño que pastorea cada obispo. Los que piden manga ancha con los heterodoxos sirven al enemigo de nuestras almas. Los que acusan de inmisericordes a los defensores de la sana doctrina, sirven al padre de la mentira. Los que animan a los obispos a mirar para otro lado cuando un sacerdote vive abiertamente en pecado carnal o desvío doctrinal, son peones de Satanás.

Dice el Santo Padre:

… el obispo está llamado también a juzgar y disciplinar la vida del pueblo de Dios confiado a sus cuidados pastorales, a través de leyes, directivas y sugerencias, como está previsto en la disciplina universal de la Iglesia. Este derecho y deber es muy importante para que la comunidad diocesana permanezca unida en su interior y camine en sincera comunión de fe, de amor y de disciplina con el obispo de Roma y con toda la Iglesia.

Hágase pues, allá donde no se hace bien. No hay otro camino. Sólo puede haber unidad y caridad en la verdad.

Luis Fernando Pérez

18.06.10

Arregui el hereje y sus palmeros mediáticos

Érase una vez una iglesia local, la de San Sebastián, cuya trayectoria apuntaba a la necesidad de que se la proveyera de un pastor con unas características muy concretas. En Roma se dieron cuenta de que dicho pastor no era otro que don José Ignacio Munilla, que tras ser sacerdote en dicha diócesis había sido ordenado como obispo el frente de la Iglesia en Palencia. Monseñor Munilla representa el modelo de obispo que el Vaticano quiere para la Iglesia en España. Justo el mismo que odian los que desean que se profundice en la secularización interna denunciada por los obispos españoles en el 2006.

Además, Monseñor Munilla es vasco de origen, de corazón y hasta de lengua, pues habla el euskera perfectamente. Políticamente no es ni nacionalista ni no-nacionalista. Ya como párroco en Zumárraga supo ser sacerdote para todos, independientemente de su adscripción política. Eso sienta mal a ese sector de la Iglesia en el País Vasco que antepone antes la identidad sociopolítica a la espiritual.

Por eso, cuando el Papa le nombró como nuevo obispo de San Sebastián, empezó una campaña brutal contra él. Aunque la misma se desarrolló en varios medios de comunicación, fue en uno de ellos, Religión Digital, el que llevó la voz cantante. Su director, José Manuel Vidal, llegó a pedirle que renunciara antes de tomar posesión. Hubo de todo, cartas de sacerdotes guipuzcoanos incluida. Ya entonces el franciscano José Arregui protagonizó uno de los sucesos más patéticos y repugnantes de dicha campaña, haciendo alusión a una carpeta del ordenador, supuestamente titulada “Mafia", que Monseñor Munilla se había dejado en la parroquia de Zumárraga. En la misma habría archivos con notas sobre otros sacerdotes de la misma diócesis. Precisamente el párroco que tomó el relevo de don José Ignacio aseguró que el franciscano había calumniado al obispo. Y, conviente tener muy en cuenta este dato, fue Monseñor Uriarte, no Munilla, quien ordenó callar al franciscano.

Leer más... »

17.06.10

¿Islamofobia? Es un chiste, ¿verdad?

Yo no sé el resto de los lectores de Infocatólica, pero personalmente estoy hasta el gorro de tener que dar y leer noticias del maltrato, discriminación y persecución abierta de los cristianos en países musulmanes. Todo ello con la complicidad de un Occidente que mira cobardemente hacia otro lado.

Es por ello que me resulta alucinante que unos cuantos países musulmanes hayan tenido la desvergüenza, el descaro, la indecencia y la desfachatez de pedir a la ONU que tome medidas contra la islamofobia en Occidente. Les molesta especialmente la que, según ellos, se da en los medios de comunicación.

Esto es como si la asociación de prostitutas de la calla madrileña de la Montera se planta ante el Congreso de los Diputados para exigir una ley de defensa de la castidad y la fidelidad conyugal.

Leer más... »

15.06.10

¿Respeto exquisito a TODAS las convicciones ajenas?

S.E.R Antonio Cañizares Llovera, Cardenal Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos -mira que es largo el nombre-, recibió ayer el Doctorado Honoris Causa que le ha concedido la Universidad Católica de Murcia.

En su discurso, que ocupaba ni más ni menos que 26 páginas, el cardenal dijo cosas bien interesantes. Por ejemplo, aseguró que la sociedad necesita “liberarse de una vida hedonista y materialista que nos está llevando a un callejón sin salida demográfica“. Lo cual es tan cierto como que hoy el sol ha salido por el este.

Aseguró don Antonio que Dios es base y fundamento imprescindible para edificar una sociedad vertebrada. Pero, cosa curiosa, al mismo tiempo afirmó que la Iglesia ahora “no sueña con una sociedad sociológicamente cristiana". Pues ya nos dirá el cardenal cómo podemos conseguir que Dios sea base de nada si la sociedad no es, siquiera sociológicamente, cristiana. Más bien creo que la vida hedonista y materialista a la que se refería el prelado es precisamente la consecuencia de que Occidente, y España, haya dejado de ser “sociológicamente cristiano".

Yo sí sueño con una sociedad cristiana. Sociológica, espiritual y esencialmente cristiana. Bien sé que eso es harto difícil porque estrecha es la puerta que lleva a la salvación y ancho el camino que conduce hacia la perdición. El drama de Occidente no es tanto que no sea cristiano, sino que un día lo fue -con todas las imperfecciones propias de la naturaleza humana- y ya no lo es. La apostasía es más peligrosa que la incredulidad del que no ha recibido la Buena Nueva.

Leer más... »

14.06.10

La infidelidad de Berríos es la infidelidad de la Compañía de Jesús

Llevo ya unos cuantos años escribiendo centenares de artículos en defensa del Magisterio de la Iglesia e implorando a la misma que ponga orden en sus filas, de manera que aquellos que desde dentro atacan pertinazmente a sus enseñanzas, llegando al extremo de ridiculizarlas en público, sean apartados de cualquier tipo de ministerio sacerdotal o de enseñanza. Pues bien, en todos estos años nunca antes me había encontrado con una confesión de impotencia tan radical como la que acaba de hacer Monseñor Bacarreza, obispo de Santa María de los Ángeles, al respecto del sacerdote jesuita Felipe Berríos. Dice el obispo chileno: “Los Obispos no hemos tenido poder para conseguir que sus superiores lo moderen".

En esa frase se resumen dos de los males -hay más- que amenazan el presente y el futuro inmediato de la Iglesia. Por una parte, denota que existe una orden religiosa, la Compañía de Jesús, que se queda de brazos cruzados ante el espectáculo denigrante que, un día sí y otro también, ofrece ante todo el mundo uno de sus miembros. Por otra, demuestra que los obispos están inermes debido a la autonomía de esa orden religiosa, que en teoría sólo está sujeta a Roma. Lo de “teoría” no lo digo porque dude que alguien aparte de Roma pueda “sujetar” a dicha orden, sino porque dudo mucho que la Compañía de Jesús, con su Prepósito General a la cabeza, quiera sujetarse de verdad a ninguna autoridad eclesial, incluida la del Santo Padre. Son tantos los ejemplos en los que tal hecho no ocurre, que me parece perfectamente legítimo opinar que la orden fundada por San Ignacio de Loyola es, a día de hoy, un claro ejemplo de iglesia paralela que ha optado por permitir que en su seno existan herejes y cismáticos disfrutando del amparo de unos superiores, cómplices de sus herejías y sus actitudes cismáticas.

Leer más... »