10.07.10

Ensañamiento satánico contra la Iglesia en Bélgica

Lo que está ocurriendo en Bélgica en las últimas semanas, con profanaciones policiales de tumbas cardenalicias incluidas, con la retención durante nueve horas del episcopado belga en pleno, con la filtración de noticias insidiosas y manipuladas sobre la archidiócesis de Bruselas y sobre el cardenal Danneels, empieza a tener toda la pinta de ser el resultado de un plan de acoso y derribo contra la Iglesia en dicho país, del que dudo que el mismísimo Satanás hubiera sido capaz de pergeñarlo “tan bien".

La última bajeza abyecta ha sido la publicación de una información por la cual se habría encontrado en el ordenador del cardenal la imagen de una niña desnuda. Aunque la fiscalía ha salido ya a aclarar que la imagen estaba en la caché y que se había descargado automáticamente en el ordenador del cardenal Danneels desde la página web la red VRT, el daño ya está hecho.

Días atrás ya se intentó relacionar a la archidiócesis de Bruselas con el asesino y pederasta Marc Dutroux, aunque se demostró que todo era una “gracia” de una revista británica, que había enviado a la archidiócesis belga material sobre ese hijo de Satanás para ver “cómo reaccionaba".

Aunque las aclaraciones de la fiscalía belga, cuya actuación cabe calificar de repugnante y propia de un régimen autoritario, suelen llegar pronto, la jugada es clara y de manual. Primero se lanza la insidia, se distribuye por todo el mundo gracias a internet, de manera que los medios de comunicación se hacen eco de la difamación y sólo al cabo de las siguientes 24 o 48 horas se explica la verdad, que por lo general no suele tener la misma repercusión mediática.

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9.07.10

La Legión tendrá como Comisario Pontificio a un canonista experto en economía

El Papa ha cumplido lo anunciado y ya ha nombrado a quien va a ser el máximo responsable de los Legionarios de Cristo. Se trata del arzobispo italiano Mons. Velasio de Paolis, miembro de los Misioneros de San Carlos, fundados por el Beato Juan Bautista Scalabrini, considerado como Padre y Apóstol de los migrantes.

Pero si algo parece destacar en la figura del prelado italiano es su condición de curial. Y dentro de la curia, en el ámbito del derecho canónico y los asuntos económicos. Obviamente el Papa habrá visto en él más cualidades, de orden espiritual y pastoral, pero esas son las que saltan más a la vista en un primer análisis sobre este nombramiento. De hecho, esto nos lleva a pensar que para dirigir la Legión hacía falta alguien que tuviera muy claro cuál es la ley por la que se gobierna internamente la Iglesia y además conociera bien el mundo de las “finanzas". Siendo los Legionarios una congregación donde el dinero no falta, es buena cosa que al frente haya un buen gestor.

En realidad, este nombramiento es sólo un paso más en el intento de Benedicto XVI de salvar a los Legionarios de la espantosa crisis en la que están sumidos tras darse a conocer que los peores presagios sobre su fundador, el indigno P. Maciel, eran ciertos. No sé bien si la llegada de Mons. De Paolis supone la salida inmediata de todos los que han sido hasta ahora dirigentes de la Legión, aunque es evidente que la misma ya no está bajo la autoridad del P. Corcuera. Veremos cuáles son las primeras acciones del Comisario Pontificio.

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8.07.10

Por alusiones, respuesta a Quinto Sertorius Crescens (Germinans germinabit)

Quiero que mis lectores sepan que no es este un artículo que me guste escribir, pero ya que me pongo a ello, espero que sirva como aclaración definitiva de lo que pienso sobre la cuestión catalana a todos los niveles.

Ayer se publicó en la web de Germinans Germinabit, y de paso en el blog que tienen en InfoCatólica, el artículo “La parte de responsabilidad del españolismo eclesial en la descatolización de los catalanes”, firmado por Quinto Sertorius Crescens.

Ya el título resulta cuanto menos peculiar. Esto de echar la culpa, siquiera en parte, de la descatolización de Cataluña al españolismo eclesial parece, como mínimo, un ejercicio de victimismo poco recomendable. Sobre todo si se tiene en cuenta lo que ha ocurrido en la nación catalana, y su relación con la nación española, en los últimos 30 y pico años. Pero en todo caso, merece la pena leer en qué se puede basar el autor para afirmar tal cosa. Quién sabe si tiene razón.

El autor presenta una breve historia del nacionalismo catalán, con el nacimiento de la Lliga Regionalista, antecesora de la actual CiU. Dice Quinto que “el conservadurismo político catalán, católico sin reservas, llegó a la conclusión que era imposible que el conservadurismo o moderantismo español entendiera que lo catalán debe estar al mismo nivel de españolidad que lo castellano en España“. Confieso que mis conocimientos sobre la historia moderna de España no son lo suficientemente amplios como para rebatir o estar de acuerdo con tal afirmación. Pero sí opino que el actual conservadurismo político catalán, que ha dejado de ser católico, lleva décadas luchando para que lo español no esté al mismo nivel de catalanidad que lo catalán en Cataluña. Y a fe que lo ha conseguido. De hecho, la autoafirmación de lo catalán en Cataluña se ha hecho a expensas de su identidad española.

Dice Quinto Sertorius:

La Lliga , con todo su catalanismo, era mucho más defensora de lo católico que el liberal conservadurismo canovista que estimula tanto a Aznar o Ansón cuando se ponen históricos. Es por ello que la Lliga se comió al carlismo catalán.

El catalanismo fue y puede ser un motor de regeneración de Cataluña o su tumba. Es por ello que no estamos de acuerdo en el argumento facilón e interesado que el principal problema de la Iglesia en Cataluña sea el nacionalismo.

Bien, yo no soy de los que digo que el nacionalismo sea el principal problema de la Iglesia en Cataluña. Pero sí de los que creo que ha sido uno de los problemas más importantes. Es más, ocurre más o menos igual en el País Vasco, donde el nacionalismo eclesial ha hecho estragos. Si los esfuerzos dedicados a la afirmación identitaria nacional de ambas iglesias locales se hubieran dirigido hacia la formación de los fieles, hacia la defensa de los valores católicos en las sociedades catalana y vasca, otro gallo le cantaría al catolicismo en ambos pueblos. Sin embargo, ambas iglesias han parecido más bien un trasunto de lo peor del cesaropapismo de las iglesias ortodoxas, con una relación cuasi adúltera entre la Iglesia y el poder político, en la que éste ha manejado a aquella para sus intereses.

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7.07.10

Yo me apunto a la "Declaración espiritual de Dependencia de Dios"

Confieso que tengo “debilidad” por Monseñor Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York y, más pronto que tarde, futuro cardenal de la Iglesia. No sólo me gusta lo que predica, que suelo leer en la web de su archidiócesis, sino que además, cuando le veo en algunos vídeos me transmite la imagen viva de aquello que San Pablo afirmaba ser el Reino de Dios: “…justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Rom 14,7).

Lo que acaba de proponer el arzobispo de Nueva York es una prueba más de que estamos ante un hombre de Dios llamado a causar un profundo impacto en la comunidad católica, y no sólo católica, de su país. Una nación fundada bajo el lema “In God we trust” no puede perder a Dios como referencia máxima, a menos que quiera cortar sus raíces y echarse a perder.

Ahora bien, tan peligroso es desentenderse de Dios como usar su nombre en vano. Y usan su nombre en vano los que, como Obama, afirman creer en Él pero luego llevan a cabo políticas que profundizan en la cultura de la muerte. También se usa en vano el nombre de Dios cuando se toma como tapadera para meterse en guerras que no encajan en los parámetros de la “guerra justa".

Dice Mons. Dolan que en la sociedad norteamericana “los 10 mandamientos se han convertido en una lista de sugerencias, las 8 Bienaventuranzas un conjunto de ideas bonitas, la Biblia mera literatura, la Iglesia innecesaria, la religión unas muletas para no iluminados, la verdad objetiva una opresión anticuada". Y yo añado que eso mismo ocurre en la sociedad española.

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6.07.10

Respuestas al test de ortodoxia católica I

Test de ortodoxia I
Sobre Gracia y Libertad

Explicación de las respuestas a las preguntas. El texto es de Luca Alcalde, seminarista en Tarazona.

1) Lo único que podemos ofrecer a Dios como buenos frutos son los bienes que Él mismo nos da. De nuestra parte no tenemos nada.

Verdadero

Esto es totalmente cierto. Solo podemos ofrecer a Dios aquello que el mismo nos da hacer. San Agustín decía que «cuando coronas la obra de los santos, coronas tu propia obra». También lo dice la Santísima Virgen en el Magníficat: «desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el poderoso ha hecho obras grandes por mí» (Lc 1, 49).

2) El hombre, con sus solas fuerzas naturales, no puede hacer nada para merecer la justificación. Ni aun sus oraciones son meritorias, ni sus obras buenas, ni los actos internos o externos de virtud natural.

Verdadero

El concilio de Trento, en el decreto sobre la justificación –el paso de pecador a justo, es decir, del pecado mortal u original al estado de gracia santificante-, explica que ésta es siempre gratuita. Debido a la absoluta desproporción de nuestras obras, nada podemos hacer que merezca que Dios nos dé la gracia santificante. Podemos, ciertamente, disponernos (aunque esto es también obra de una gracia actual) por medio de la oración y la penitencia… pero no merecerla. San Pablo lo dice claramente: «¿Quién le ha dado primero para que Él le devuelva?» (Rm 11, 35). Y Santo Tomás explicita que: «el hombre no puede disponerse para recibir la luz de la gracia sino mediante el auxilio de un don gratuito de Dios que le mueva interiormente» (Sth I-II 109, 6). Por tanto, ninguna obra buena hecha antes de la justificación merece la gracia santificante.

3) Para exhortar a la reforma de costumbres y a la santidad de vida, lo mejor es comenzar demostrando la fuerza y el valor de la naturaleza humana, precisando la capacidad de la misma para el bien.

Falso

Esta frase está tomada, literalmente, de Pelagio. Él consideraba que la naturaleza humana es capaz de obrar por sí misma el bien sobrenatural. Como ya dije, eso está lejos de ser cierto. Cualquier persona sabe por su propia experiencia aquello que ya decía San Pablo: «no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero» (Rm 7, 19).

Además de esto, está el hecho de que toda predicación cristiana debe partir por las raíces del árbol de la fe y de ahí ir ascendiendo por el tronco hasta las ramas. Nuestra fe se fundamenta en la Trinidad Santísima y tiene como tronco a Cristo en cuanto hombre. De estos preciosos fundamentos pende todo el resto. Estando sanos el tronco y las raíces, llegará correctamente la savia a las ramas y darán éstas flores y frutos de buenas obras.

Normalmente, una predicación que comienza por la moral y que se centra en ella es pelagiana. La verdadera predicación católica comienza mostrando al hombre que por sí mismo no puede nada y que está necesitado de un redentor. Hablará, por tanto, de los inmensos misterios de la Santísima Trinidad, de la Encarnación, etc. Luego, una vez sentadas las raíces, y crecido el tronco, comenzará a ir a las ramas.

Exhortar a la reforma de costumbres hablando de la fuerza y del valor de la naturaleza humana es una farsa. Y comenzar una predicación por la moral, es querer construir la casa partiendo por el techo: eso no llegará a nada bueno.

4) El hombre por sí mismo puede cumplir todos los mandamientos de Dios. Él nos da su gracia para que con nuestra libertad podamos más fácilmente cumplir cuanto nos manda.

Falso

Afirmación también de Pelagio. Por sí mismo al hombre le es imposible cumplir todos los mandamientos, no tiene las fuerzas para ello. Nuestra naturaleza ha quedado dañada por el pecado original y, por tanto, inclinada al mal. Le resulta, pues, imposible perseverar largamente en el cumplimiento de la ley natural e imposible llegar a obedecerla toda ella. Podrá, es cierto, hacer algún bien aisladamente (un padre cuidar y alimentar a sus hijos, por ejemplo). Sin embargo, no podrá alcanzar la perfección de la virtud por sus solas fuerzas. Pensar esto es no considerar la gravedad de las consecuencias del pecado original.

Por eso, afirmar que la gracia simplemente hace que más fácilmente podamos cumplir cuanto Él nos manda es contrario a la realidad. ¡Sin la ayuda de Dios no podemos nada! Ni aun de forma dificultosa.

5) Es la fuerza de Dios la que causa siempre toda la fuerza del hombre para el bien. Es Él quien da al hombre el poder querer una obra buena salvífica y poder hacerla.

Verdadero

«Es Dios quien obra en vosotros el querer y el obrar, según su beneplácito» (Flp 2, 13). Nosotros, por nuestra cuenta, no tenemos fuerza alguna para hacer obras salvíficas. «Nadie puede decir Jesús es Señor, sino es por obra del Espíritu Santo» (1 Cor 12, 3).

6) Dios ama a todos los hombres por igual y, por lo tanto, a todos da de la misma forma su gracia. La única razón por la cual hay algunos más buenos y santos que otros es porque han respondido mejor a las exigencias de Dios.

Falso

Esto es errado por dos razones. En primer lugar, los voluntaristas suelen considerar que Dios ama a todos por igual y a todos ofrece igualmente sus gracias, de modo que es el hombre, es su generosidad y fuerza de voluntad, su respuesta generosa y valiente, su propia iniciativa, quien hace eficaz la gracia de Cristo. De esta manera, gracia y libertad se conciben no al modo católico –como dos causas subordinadas, en que la primera, divina, activa la segunda, humana-, sino como dos causas coordinadas, como dos fuerzas distintas que se unen para producir la obra buena.

En cambio, nosotros sabemos que Dios da a unos más que a otros. Nadie sería más bueno y, por tanto, más santo, si Dios no le amara más y le diera más dones (sobrenaturales). En las criaturas, el amor se produce por el bien que hay en lo amado. Así, cuando yo veo algo que es bueno, mi voluntad lo ama. Pero en Dios ocurre al revés: Él es causa de la bondad de las criaturas. Es Él quien obra el bien en su creación. Por ello, a quien más ama, más dones le comunica y su santidad es mayor. El mejor ejemplo de esto es la Santísima Virgen María, pues antes de ser concebida en el vientre materno, la Santísima Trinidad ya la había llenado de inmensos privilegios y bienes celestiales.

También puede apreciarse en la parábola de los talentos. Al leerla con detención, nos damos cuenta que el castigo que recibe quien no hizo fructificar su talento no se entiende si se refiere a habilidades naturales (tocar el piano, buen matemático, memoria prodigiosa). Es evidente que nadie puede poner en acto todos los talentos naturales que tiene en potencia, pues hay algunos que son incluso contradictorios y, en consecuencia, un talento natural no merece necesariamente el infierno, como sucede en la parábola. De esto concluimos que los talentos de que habla el Evangelio son dones sobrenaturales. Y a uno Dios le dio 5, a otro 2 y a otro 1.

El Evangelista no da ninguna causa de que esto sea así, de lo que se desprende que Dios puede hacer lo que quiera con sus bienes, dar a unos más y a otros menos. Y esto no es injusto, pues Él, en justicia, no le debe nada a nadie. Lo que da, lo hace por liberalidad, gratuitamente, no obligado por la equidad. Más aun, todo lo que nos da es infinitamente más de lo que nuestros pecados merecerían (la eterna condenación). Por ello, pretender exigir que a mí me dé igual que al prójimo no tiene razón de ser.

En todo caso, es también evidente que en el orden natural tampoco da Dios a todos por igual. Hay gente que nace con dones naturales mucho mayores que otros, y eso es evidente.

Un segundo aspecto errado de esta frase que encabeza es que Dios no nos exige, no nos pide que hagamos obras buenas, como si de nosotros dependiera su cumplimiento. Él, con su gracia, nos mueve, nos concede, no da el hacer tal o cual obra buena, cumplir sus mandatos, etc.

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