¿Qué hubiera hecho Cristo con esas zorras?
Uno de los pasajes más impactantes de los evangelios tuvo lugar en el Templo de Jerusalén:
Juan 2,13-17
Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: “Quitad esto de aquí. No hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercado".
Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: El celo por tu casa me devorará.
Debió ser espectacular ver al Príncipe de la Paz látigo en mano echando a los mercaderes del Templo. El texto no indica que agrediera físicamente a persona alguna, pero es evidente que como poco les hizo un estropicio no pequeño en sus pertenencias.
Es decir, el Señor tenía bien claro que el Templo de su Padre era sagrado. Y no admitía que fuera profanado por quienes hacían uso del mismo para fines “poco santificantes". Es por ello que no puedo dejar de preguntarme qué hubiera hecho Cristo si en vez de encontrarse a cambistas se hubiera topado con un grupo de energúmenos que se dedicara a blasfemar, burlarse de Dios e incluso a desnudarse delante de un altar. ¿Se habría quedado mirando sin más o se habría dirigido hacia ellos látigo en mano para expulsarles del templo?