El Camino Neocatecumenal en Cibeles
Hasta el día de ayer nunca había visto “en vivo y en directo” un acto del Camino Neocatecumenal. A Kiko Argüello y Carmen Hernández les he contemplado en vídeos y les he leído discursos, pero creo que las sensaciones que causa el verles en tiempo real son “diferentes".
No soy, ni creo que en un futuro vaya a ser, miembro del Camino. Si algo tengo claro es que me basta y me sobra el juicio de la Iglesia sobre ese movimiento. Y creo que la máxima “por sus frutos les conoceréis” es sin duda aplicable a los neocatecumenales.
Dicho eso, voy a intentar reflejar cuáles fueron mis sensaciones durante las tres horas del acto de ayer. Lo primero que me llamó la atención fue la cantidad de canciones, salmos e himnos que se cantaron. Hubo tiempo incluso para que una orquesta interpretara una sinfonía compuesta por Kiko. En mi opinión, fue demasiado. Y también soy de los que creen que aunque Argüello no es de los que hacen llover cuando se ponen a cantar, tampoco es Pavarotti. Quizás sería bueno que en un futuro se dejara acompañar de fieles que tenga más “tablas” artísticas. No es lo mismo grabar en un estudio que cantar en directo.
Me parece igualmente destacable el tiempo que se tomaron en presentar a los neocatecumenales venidos de multitud de países de todo el mundo. Es evidente que el Camino está extendido por todo el orbe y a ellos les gusta que tal hecho se note. Por otra parte, no tiene nada de particular que cuando una gran familia se reune, se preste una atención especial a aquellos de quienes se sabe que han hecho un gran esfuerzo para acudir a la reunión. Me parece de justicia que así se haga.